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El árbitro venezolano se equivocó con la roja directa

¿Hubiera ganado Chile con igualdad numérica a Uruguay y Perú? Jamás lo sabremos. Mi misión como analista es buscar los matices.

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Foto: AP

Escribió Carlos Vives hace unos días en su cuenta en Twitter, sobre la Copa América: “El pacto estipulaba no usar las manos y nació uno de los deportes más maravillosos del mundo: el fútbol. Por eso el fútbol es de caballeros sin manos, sin violencia, sin agresiones verbales ni físicas”. Y agregó: “Si el fútbol empieza a crear odio entre los países créanme que ya estamos jugando a otra cosa y no al fútbol”.

Probablemente ambas afirmaciones del astro colombiano de la música son ingenuas, sobre todo la segunda. Pero en un uso indebido de las extremidades superiores está la génesis de la expulsión este lunes del peruano Carlos Zambrano ante Chile. En el fondo, creo que la decisión del venezolano José Argote de dejar con ventaja numérica al anfitrión de la Copa América (que está en la final con victoria 2-1) es razonable. De fondo, pero no de forma.

Veamos la sucesión de acontecimientos alrededor de Carlos Zambrano:

Minuto 3: Forcejeo cerca del banderín de córner entre Zambrano y el chileno Arturo Vidal. El peruano emplea excesivamente los brazos y da un codazo al último de los mohicanos, que reacciona y le sujeta el rostro. Argote perfectamente pudo haber mostrado la amarilla a ambos por la pelea, pero opta por la vía de la conciliación. Dialoga con los contrincantes y les deja advertidos. Los dos caminos eran válidos. Pero me gustó lo que hizo Argote para no enrarecer el juego tan temprano con amonestaciones.

Minuto 5: A veces los futbolistas tampoco colaboran. Zambrano comete una falta a Alexis Sánchez al borde del área grande. No solo le agarra la camiseta, sino que vuelve a emplear de manera peligrosa y excesiva las manos. Tarjeta amarilla justificada.

Minuto 19: A mi juicio, la decisión más debatible de Argote. Carlos Zambrano va a despejar el balón, deja la pierna levantada e impacta la espalda del chileno Charles Aránguiz. Roja directa. Viendo varias veces la acción en frío, es cuestionable la intencionalidad de la acción violenta y aparatosa. “Yo creo que la evita (la patada)”, afirma, llamativamente, el comentarista chileno de Directv Sports. Lo que sí se puede alegar es que es una jugada peligrosa merecedora de amarilla. Asunto de apreciación. Y ya Zambrano tenía amarilla, sí. Pero aunque en la práctica es lo mismo una expulsión por doble amarilla que por roja directa, disciplinariamente se trata de dos cosas bien diferentes.

Para mí, un error técnico de Argote. Punto. Pero Zambrano puso en peligro las posibilidades de una de las selecciones más vistosas y atrevidas de la Copa América con su manera poco caballerosa de jugar al fútbol en los primeros minutos. Meritoria, por cierto, la actuación del entrenador argentino Ricardo “Tigre” Gareca, que en ningún momento pierde la compostura o arma un show en el momento que le desbarata todo el partido, le obliga a sustituir a uno de sus mejores jugadores (Cristian Cueva), etcétera.

Aquí es donde comienzan las especulaciones, probablemente inútiles. ¿Hubiera ganado Chile con igualdad numérica a Uruguay y Perú? Jamás lo sabremos. Mi misión como analista es buscar los matices. De 10 veces que se hubiera jugado el Chile-Uruguay de cuartos de final, quizás 8 ó 9 las hubiera ganado el anfitrión, porque fue más desequilibrado y es muy difícil mantener virgen un arco bombardeado durante 90 minutos. Sin embargo, en los 20 minutos que jugó con once, Perú (fiel todo el torneo a un planteamiento abierto y ofensivo) le salió de tú a tú a los anfitriones. Pero la expulsión de Carlos Zambrano parece menos cuestionable que la de Edison Cavani. Aunque tampoco podemos pedir a los árbitros que tengan ojos para ver absolutamente todo lo que los futbolistas hacen hoy con sus manos. Y sus dedos.

¿Qué Chile tiene considerables ventajas como dueño de casa? Sin duda. ¿Qué no le pudo ganar a Uruguay ni a Perú mientras hubo dos equipos de once sobre el campo? Sin duda. ¿Hubieran expulsado a un chileno con roja directa por una patada como la de Zambrano? A lo mejor no. ¿Argote se prostituyó? No tengo pelos en la mano para afirmarlo. ¿Es Chile un finalista inmerecido? No lo sé. El del entrenador Jorge Sampaoli es un equipo bien trabajado, con combinaciones ofensivas trepidantes, sobre todo las que se propician cuando se asocian Jorge Valdivia, Arturo Vidal, Mauricio Isla y Alexis Sánchez. Y el de Eduardo Vargas ante Perú fue de esos golazos que casi, casi borran todas las dudas. El sábado, ante Paraguay o Argentina, a Chile le queda un partido entero para titularse con menos asteriscos entre paréntesis.

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