José García o «Chamo», como lo conocen sus compañeros del Colombia Football Club descansa en una cama del Royal Columbian Hospital conectado a bolsas de líquido por finas vías transparentes mientras se recupera.
El 16 de julio, a su grupo le tocaba enfrentarse al primer conjunto de la Asociación Multicultural de Fútbol de la Columbia Británica. García (portero) cogió el balón justo antes de que un delantero del otro equipo corriera hacia la pelota. El contrincante pateó y su rodilla se incrustó en el riñón izquierdo de García. «Chamo» cree que fue sin querer, una acción de juego.
Una patada después
«Chamo» jugaba para un equipo merideño de tercera división, Academia Emeritense FC, y estudiaba Administración en la Universidad de los Andes (ULA). Decidió irse a Vancouver para estudiar inglés y luego alguna carrera relacionada con el turismo. Mientras esperaba la visa de estudiante se inscribió en el Colombia FC escapando el ocio.
Una patada después, comparte el cuarto de paredes crema con tres «abuelitas», cuenta. Delgadas cortinas crema y azul separan las unidades. Lo visitan sus «ángeles», amigos que se han convertido en su familia porque la suya está lejos, en Mérida. Todavía no tienen visa para ir a visitarlo.
Desde Mérida
«Estoy buscando cómo irme», dice la madre de García, Carmen Colmenarez, en una entrevista por teléfono. Explica que aquí no hay embajada canadiense. Ese «aquí» no es en Mérida, donde viven los García, sino «aquí» en Venezuela. Los permisos se tramitan desde Ciudad de México. Espera que le llegue en un mes.
Colmenarez es recepcionista del Ambulatorio de El Llano y asegura que conoce el «negocio de la salud». Su hijo sí está amparado por una póliza de seguro internacional, pero perdieron el período de gracia porque no reportaron el siniestro antes de que pasaran cinco días. Esperaban que el seguro de la liga cubriese los gastos médicos. Sin embargo, el contrato de la Asociación Multicultural de Fútbol de la Columbia Británica no protege a extranjeros.
«No termino de despertar de esta pesadilla», lamenta la madre de García. Confiesa que ya no puede atender el teléfono con tranquilidad porque cada vez que suena puede ser un pájaro de mal agüero, cada vez que escucha el ringtone pueden ser malas noticias sobre José.
Causa «Jose Garcia (Chamo)»
García no podía hablar los primeros días de su hospitalización. Entre quirófanos y anestesia perdía el conocimiento, pero sus compañeros lograron comunicarse con su mamá. «Han sido sus hermanos», comenta y añade que les agradece el esfuerzo de crear la página de Gofundme.
La fundadora de la entrada «Jose Garcia (Chamo)» es la madre de un compañero de García del Colombia FC: Jaquie Marin. Puso en marcha esa iniciativa porque es amiga de él. «Si yo estuviese en esa misma situación, esperaría que mis amigos hicieran lo mismo por mí», razona.
Marin aclara que en Canadá las facturas médicas son extremadamente caras y si no se está asegurado, se debe pagar del propio bolsillo. Para García el monto alcanzó los 100 mil dólares, a pesar de que en la página de las donaciones colocó que pretenden alcanzar los 80 mil.
3 intervenciones en 17 días
Se trata de intervenciones de última generación. Los médicos le explicaron a García que con tecnología de hace tres años no hubiese sobrevivido las múltiples inundaciones de sangre en su estómago y agua en sus pulmones.
En 17 días lleva tres operaciones. La primera para detener el sangrado; la segunda para colocar un tubo pequeño y hacer que la orina pase directamente hacia la vejiga porque se le estaba almacenando en su estómago; y la tercera para sellarle una arteria por la que se filtraba la sangre en su riñón. Además le dio neumonía.
García expone el diagnóstico: un caldo de orina, suero y sangre se acumula en su barriga, pero se siente mejor. No tiene fiebre. Parece que la infección está retrocediendo.
Mientras que los números de su página de Gofundme crecen poco a poco, Jose Garcia (Chamo) lee «Sopa de pollo para el alma», un libro con «mensajes positivos». Se lo regaló una paciente que ya dieron de alta. «Se lo quise devolver antes de que dejara la habitación, pero ella me dijo que me lo quedara», comentó y agradeció la generosidad de su amiga.
