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Este fue el obituario de Marilyn Monroe en la revista Time

Norma Jean Baker Mortenson, mejor conocida como Marilyn Monroe, murió a los 36 años, el 5 de agosto de 1962. Fue encontrada muerta en su casa, según la versión oficial, por una sobredosis de medicamentos.

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La vida y muerte de Marilyn Monroe estuvieron llenas de contradicciones. Las paradoja entre su vulnerabilidad ante las críticas y su actitud seductora y caracter de «sex symbol» la llevaron a desarrollar una personalidad neurótica y depresiva.

A parte, su muerte también está pregnada de discordancias. El informe policial calificó el deceso como un «posible suicidio», pero el jefe de la policía de Los Ángeles, Jack Clemmons, ha dado conocer ciertas inconsistencias que encontró en el cuarto  de Marilyn, y las diferencias entre los testimonios de sus médicos y su ama de llave.

A propósito de los 53 años de su muerte, les presentamos la traducción de un extracto del obituario que la revista Times le dedicó a Marilyn Monroe:

«Ella siempre llegó tarde para todo, pero su absentismo nunca fue negligencia. Acosada por las dudas y pistas de su enfermedad, ella se quedaba sola, faltando a sus citas y manteniendo a todos sus compañeros esperando en vano. En los últimos años, su tardanza se medía en semanas en vez de horas. De 32 horas que se grabaría «Alguien tiene que ceder» (Something’s Got to Give), ella solo se presentó 12 veces y grabó solo siete minutos y medio útiles de filme. Cuando fue despedida de la película, envió un telegrama con sus excusas a todo el elenco.

…Ella parecía eufónica y alegre, incluso cuando 20th Century-Fox la estaba demandando para salvar $750,000 de daños por el fracaso de Something’s Got to Give. Ella se ofreció los derechos de sus fotografías casi desnuda en el set porque, dijo, «Quiero que el mundo vea mi cuerpo». La semana pasada, negoció otra venta de desnudos fotográficos para revista.

Pasó sus último día bronceándose bajo el sol, hojeando guiones de película, jugando con dos muñecos de trapo —una oveja y un tigre. Se fue a la cama temprano, pero luego su ama de llaves notó que la luz se filtraba por la ranura de la puerta de su cuarto y llamó a los doctores. Ellos forzaron la entrada por su ventana y la hallaron muerta. Al lado de su cama, había una botella que tres días antes contenía 50 pastillas para dormir. Una mano descansaba en el teléfono y otra en su barbilla, sosteniendo la sábanas que cubría su cuerpo».

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