Deportes

Ni Chita ni limonada

Por supuesto, gran parte del tiempo se escurrió desmintiendo rumores sobre una fractura entre entrenador y jugadores, y poco se habló de lo táctico y lo estrictamente futbolístico. "Vamos a salir de esta”, insistió Chita, aunque no quedó muy claro cómo.

Publicidad
Foto: EFE

Bien por Chita Sanvicente. El seleccionador de la Vinotinto se bajó del avión desde Brasil, organizó una rueda de prensa este viernes y despejó balones: no va a renunciar, a menos que lo renuncien (de todos modos, hubiera sido bueno que se fijara un tope en cuanto a número de derrotas admisibles en el premundial de Rusia 2018); el vestuario no está roto, ni la renuncia de Juan Arango ha ocasionado un cisma; las responsabilidades están repartidas entre Federación, entrenador y jugadores, pero se asume como el autor principal de las derrotas ante Paraguay y Brasil.

Por si alguien cuestiona sus credenciales para ser el DT de la Vinotinto, sacó la chapa: “No hay nadie en este país que haya ganado más que yo, por eso la tristeza es mayor todavía”. Sobre los dos primeros partidos del premundial, contundente: “No rescato nada”. Reconoció que no es Harry Potter para convertir en estrellas a jugadores que están militando en clubes o ligas de poca monta.

Le preguntaron si sus jugadores han perdido el brillo en la mirada, el apetito por las hazañas, y su tono vaciló: “Hablar del hambre es difícil”. Que lo diga un país cuya cotidianidad cada vez se está pareciendo al racionamiento obligado de películas en cartelera como Misión rescate y Los 33.

En cuanto al próximo juego contra Bolivia, lo de siempre: se planificará la aclimatación con tiempo, y bla-bla-bla, aunque es poco comprensible que se haga a nivel del mar en Margarita, por más que sea en el Centro de Alto Rendimiento donde estén las milagrosas cámaras hiperbáricas. Que quede claro: La Paz ya no es ninguna fortaleza. De los últimos 9 juegos en eliminatorias allí, Bolivia tiene balance de 2 victorias, 4 empates, 3 derrotas. Cualquier resultado que no sea un triunfo ante la selección más débil del área, para mí será mediocre.

Por supuesto, gran parte del tiempo se escurrió desmintiendo rumores sobre una fractura entre entrenador y jugadores, y poco se habló de lo táctico y lo estrictamente futbolístico. «Vamos a salir de esta”, insistió Chita, aunque no quedó muy claro cómo. Puso énfasis en los errores de concentración (el 0-1 trasnochado ante Paraguay, el 1-0 madrugado ante Brasil), pero no en cómo reaccionar luego de esos errores, sobre todo en el segundo caso, cuando quedaban 90 minutos por jugar. Después de todo, los momentos críticos forman parte de todo partido de fútbol, y la correcta respuesta sicológica ante ellos es crucial.

“La Vinotinto de Richard Páez se caracterizaba por la posesión de balón, y la de César Farías, por el juego vertical. A mí me interesa tener las dos cosas”, dice de nuevo Chita este viernes, y probablemente en el fondo tiene razón, pero va preso. Como ideal estético, es fabuloso tener una novia que sea inteligente y esté buena. En la práctica no es tan sencillo, sobre todo para una selección cuya estructura y competitividad sigue siendo relativamente precaria. Lamentablemente, desde que el fútbol es fútbol, su ideología ha sido binaria: por un lado, los idealistas como Páez. Por el otro, los pragmáticos como Farías. Siento que en este momento hay que definirse, hay que elegir, y que eso le hará bien a los jugadores. Porque la Vinotinto hasta ahora no está sabiendo ni a Chita ni a limonada.

Publicidad
Publicidad