Espectáculos

¡Qué horror es The Revenant!

La película de Alejandro González Iñárritu es el fenómeno del año. Lo es cuando se gasta tanta tinta en tratar de encontrarle defectos a una obra que arrasa en festivales y que fue premiada por los propios colegas del director mexicano. Sin embargo, es el seguidor de un género tan menospreciado como el horror quien se da un banquete con el survival que protagoniza Leonardo DiCaprio.

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Foto: AP

¿Qué es un survival? Básicamente se refiere a un género cinematográfico en el  que un protagonista lucha para superar a un elemento adverso. Thomas Sobchack, profesor adjunto de cine y artes audiovisuales en la Universidad de Utah, advierte que “la mayor parte del tiempo, en una película de supervivencia, se utiliza en describir el proceso en el cual se separa al grupo de las redes de apoyo ordinarias que tiene la vida civilizada”.

En 1996, en la carátula del videojuego Resident Evil, aparece por primera vez el término “suvival-horror”. Aunque existían juegos y filmes que representaban al género, ninguno tuvo tanto éxito como esta franquicia que fue llevada a la pantalla grande con Milla Jovovich como protagonista. A partir de allí, las fronteras se cruzan al tratar de sacar con pinzas qué es terror o no, cuando se rueda una película de sobrevivencia.

En 2010, por ejemplo, Danny Boyle, luego de ganar el Oscar con Slumdog Millionaire, dirigió un survival que fue nominado a 6 premios Oscar: 127 Horas. La historia  se basa en el caso real del escalador Aaron Ralston, quien, atrapado por una roca, tuvo que amputarse un brazo para escapar. Esa sola escena, más el deterioro sicológico del personaje que interpreta James Franco, serviría para catalogarla como una de las películas más brillantes del “survival-horror”.

La mezcla de géneros

The Revenant no cumple estrictamente con una etiqueta, por lo que ha creado confusión en muchos críticos y público. No es un western al uso, aunque es obvia su relación con Django, el personaje de ficción que originalmente dirigió Sergio Corbucci en 1966. La trascendencia fue tal que convirtió a un desconocido Franco Nero en una estrella internacional. Iñárritu no quiere que se refieran a su obra como un western. Sin embargo, el regreso de la muerte para ejecutar la venganza, después de una milagrosa recuperación física, tiene demasiados antecedentes en el spaghetti western como para descartar su influencia. De hecho, se emparenta con otra que también nos devuelve a las pistolas y los caballos: Unforgiven.

En 1992, la cinta de Clint Eastwood ganó 4 Oscar. El secreto del filme fue la desmitificación del western. Más que Sergio Leone (El Bueno, El Malo y El Feo, Por un Puñado de Dólares), en Unforgiven se siente la influencia de John Ford (Dos Cabalgan Juntos). Este no es un mundo de héroes y villanos, al contrario, las motivaciones de cada individuo varían según las circunstancias e intereses. Es lo que sucede en The Revenant, donde no hay ni buenos ni malos. Indios, franceses, canadienses y norteamericanos se mueven en un universo sin leyes. Hugh Glass (DiCaprio), por ejemplo, solo quiere vengarse después de perder lo que más ama. Es exactamente lo que sucede con Munny (Eastwood) tras el vil asesinato de Logan (Morgan Freeman).

Una frase de Unforgiven puede convertirse en el sumario de The Revenant, aunque entre ambas existan 24 años de diferencia: “Matar a un hombre es algo muy duro, le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener”.

El terror es bienvenido

Después del western, Iñárritu utiliza recursos propios del survival-horror. Y no es coincidencia. Mark L. Smith, que firma el guión de The Revenant, basándose en el libro de Michael Punke, es el encargado actualmente de adaptar para el público norteamericano Martyrs, uno de los filmes más difíciles de digerir en las últimas décadas.

En 2008, Pascal Laugier sorprendió al mundo al escribir y dirigir una historia de redención y violencia visual sin precedentes. Por las escenas explícitas, Martyrs fue calificada para mayores de 18 años y no pocos espectadores se salieron de las salas cuando la protagonista es víctima de una serie de vejaciones extremas. Como precedió a la magnífica (y terrorífica) A L’intériur (Julien Maury y Alexandre Bustillo), recibió la etiqueta de “el nuevo terror francés”.

Iñárritu le debe mucho al éxito de esos filmes que desde principio del 2000 han presentado la vulnerabilidad, fragilidad y debilidad del cuerpo humano a través de diferentes subgéneros del cine de terror como el splatter o el gore. Incluso usted querido lector, le ha abierto las puertas a The Walking Dead gracias a la penetración de películas que han destilado mucha sangre.

Los survival-horror parten de una propuesta sencilla: el protagonista se enfrenta a un ambiente adverso (frío, calor, zonas inhóspitas o todas a la vez), un enemigo específico (un animal o varios) o a un desafío sicológico (Saw, por ejemplo). Hugh Glass (DiCaprio) no se enfrenta a uno de ellos sino a todos. De esta manera el filme se convierte en una sucesión de pruebas antes del clímax.

En 2011, A Lonely Place To Die se convirtió en una de los mayores sucesos entre los cinéfilos por su sorprendente trama en la que varios escaladores se ven inmersos en una cacería humana luego de descubrir el secuestro de una niña. Las condiciones del terreno donde se produce, inicialmente, el juego del gato y el ratón convierten al filme en uno de los más brillantes en material de supervivencia.

Backcountry siguió los pasos de Lonely Place introduciendo un nuevo elemento: el ataque de un oso. A diferencia de The Revenant, la cinta de Adam McDonald es de muy bajo presupuesto, por lo cual la escena más impactante sucede al final del metraje. A pesar de que no tiene el detalle tecnológico para ser tan realista como la que rueda Iñárritu, sí que es igual de impactante. De hecho hay más gore y destripamiento.

Pero es la fantástica Edden Lake (2008) la que más se acerca al sufrimiento por el que pasa Glass. En la cinta de James Watkins (también escribe el guión) Kelly Reilly (Jeny) y Michael Fassbender (Steve) se enfrentan al mortal acoso de un grupo de niños y adolescentes. La capacidad de Jeny para aferrarse a la vida, utilizando estratagemas ingeniosos (incluye camuflajes semejantes a la del caballo que se ve en The Revenant), despierta el mismo sentimiento de solidaridad que Dicaprio.

Alimentarse con entrañas de animales (vivos o no) es muy común en las cintas de horror, pero tal vez ninguna otra tenga el realismo de Old Boy (2003). La cinta por excelencia sobre la venganza (de nuevo nos encontramos con una obra que bien podría ser una inspiración para Iñárritu) muestra sin ningún tipo de artimaña como Dae-su oh (Min-Sik Choi) se come un pulpo vivo (se necesitaron cuatro para plasmar “la escena perfecta”).

Y es aquí a donde queríamos llegar. Sin el aporte del cine asiático a occidente (Spike Lee realizó un horrible remake de Old Boy), es poco probable que la obra de Iñárritu hubiese tenido tan buena acogida, pues es gracias los filmes de esta parte del mundo que el público digiere cada vez más de manera “natural” el derroche de hemoglobina (las peleas con armas blancas, como cuchillos, navajas, martillos son su marca de fábrica). Dicho de otra forma, sin Simpathy for Mr. Vengeance (2002), Old boy (2003) y Lady Vengeance (2005), la famosa llamada Trilogía de La Venganza, del maestro Chan-Woo Park, no tendríamos The Revenant.

Por último, no puedo dejar pasar algunas críticas que se refieren a la obra de Iñárritu como obras efectistas y “sin contenido”. Recordaré la anécdota de Francois Truffaut que cuenta en su libro “El cine según Hitchcock”: “En 1962, encontrándome en Nueva York para presentar Jules y Jim, me di cuenta que cada periodista me hacía la misma pregunta: ¿Por qué los críticos de Cahiers du Cinéma toman en serio a Hitchcock? Es rico, tiene éxito, pero sus películas carecen de sustancia. Uno de esos criticos americanos, a quien yo acababa de hacerle el elogio, durante una hora, de Roar Window (La ventana indiscreta), me respondió esta barbaridad: A usted le gusta Rear Window porque, no siendo habitual de Nueva York, no conoce bien Greenwich Village. Le respondí: Rear Window no es una película sobre la ciudad, sitio, sencillamente es una película sobre el cine. Y yo conozco de cine”.

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