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Final 2016: De cómo sobrevivir a un bombardeo en Barinas

No se puede negar que el tren final del fútbol venezolano ha sido emocionante, punto a favor de la Asociación de Clubes que ha propuesto este nuevo formato. En el primero de la serie definitoria por la estrella, Zamora y Zulia no podían traicionar esa buena costumbre y en el rapidísimo césped de La Carolina ofrecieron una atractiva batalla que dejó abiertas las posibilidades para ambos en la decisión que será al calor del infierno vespertino de Maracaibo el domingo que viene.

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Zamora
Foto: @ZamoraFutbolC

Zamora tuvo para darle una puñalada mortal a un Zulia extenuado y no lo hizo. Le perdonó la vida. Fue superior, sobre todo en una segunda mitad de frescura en la que se revelaron las diferencias de haber estado fuera de acción oficial por cuarenta días contra un equipo había disputado seis intensos partidos en ese mismo periodo de tiempo.

Zulia está vivo y con un mérito tremendo. En Barinas, «Champion» Marcano jugó caribe y el planteamiento respondió positivamente pese a las bajas que sufrió en un once que no puede variar mucho por lo corto del plantel. Volvió a darle las bandas a gente con experiencia (Palomino y Cordero) ante la amenaza de la rapidez de los dos extremos que presentaba Zamora (Blanco y Soteldo) transformándose ahora en un muro de mucho recorrido, buscando evitar episodios como los de Notaroberto en el segundo gol de Táchira el miércoles pasado en Pueblo Nuevo.

La inteligencia de Zulia también pasó por aprovechar el arranque y los primeros minutos para hacer daño. Advertía Marcano el día anterior al partido en una conversación que sostuve con él que su equipo llegaba agotado y debía capitalizar lo que generaba… y así fue. «Patoncito», a lo suyo: batallar entre los centrales para abrir espacios, lo que logró al combinarse con Savarino y Guaycoechea para abrir el marcador. Mención aparte para el hermano menor del «Patón», quien con sacrificio y viveza ha sido pieza vital para hacer llegar a los petroleros a pelear por un título absoluto. El gol de Guaycochea  tuvo (y tiene) un peso enorme porque le dio comodidad al Zulia para poder encarar el resto del agotador partido.

Zamora chispeó a ratos muestras del gran fútbol que ofreció en el Adecuación y el Apertura 2016, pero no fue constante en la propuesta. La intermitencia de Ramírez y Soteldo contrastó con la brega de Richard Blanco que sí sacó réditos para explotar las bandas con su potencia apoyándose en el gran desempeño de un César Martínez que fue la mejor y sorpresiva arma del ataque federal. Zamora brindó intensidad a partir de su frescura pero no le bastó para llevarse una buena tajada de ventaja y ahí tiene un mérito tremendo el trabajo de caza implementado por los recuperadores zulianos Ruiz y «Pampa» Gómez, un doble cinco que hizo una tarea destructiva impecable y donde el juvenil cumplió por encima de la expectativa la suplencia del suspendido Junior Moreno, motor vital de este colectivo.

Por primera vez en este tramo final de campaña, Zulia deberá remontar una eliminatoria. La ventaja que sacó como local en sus tres últimos pasos para ser campeón del Clausura le permitió la comodidad de «defender» los marcadores sin atentar a su propuesta, siempre igual en casa que a domicilio. Sabiendo que el 1-0 basta, Zulia irá a lo mismo, porque no sabe hacer otra cosa, aunque la ausencia de Unrein por lesión le va a restar mucha pegada en ataque como se vio en La Carolina, máxime si Josmar Zambrano se quede fuera por la lesión en el codo y la recuperación de Albert Zambrano sea una incertidumbre. El parte de guerra es preocupante en un pelotón con muy pocos efectivos.

Stifano está preocupado y no es en vano. Sus conductores de juego ofensivo serán sometidos a una presión asfixiante y administrar ventajas no está en el guion de un Zamora ofensivo por naturaleza. El segundo capítulo de la final será atípico en condiciones para ambos rivales, lo que hace la definición de la estrella más apasionante aún.

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