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¿Qué pasa con los derechos de los presos políticos?

Las cárceles de Venezuela están llenas de presos políticos. Predomina en ellos estudiantes y menores de 25 años. Este es el tiempo donde tal vez se registra la mayor cantidad de detenidos por razones políticas al estimarse más de 500 personas en esa situación.

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Foto: Archivo / EFE

Hay varios elementos distintivos de los presos políticos actuales respecto a episodios previos. En primer lugar, el hecho que buena parte de ellos fue imputada por tribunales militares siendo los detenidos civiles. Tal vez el caso más emblemático es el del diputado Gilber Caro y su novia, a quienes le sembraron un lote de armas de fuego y estuvieron detenidos durante más de noventa días sin ser presentados ante los tribunales y luego les armaron un juicio militar y los mantienen detenidos. La cárcel de San Juan de los Morros está abarrotada de estudiantes y ciudadanos a quienes se les abrió juicio militar.
En segundo lugar, los pesos se mantienen literalmente aislados. En las décadas de los sesenta y setenta los detenidos políticos eran visitados por sus familiares y amigos con regularidad. Hoy eso es imposible, apenas permiten la visita de un abogado y dos o tres familiares. La entrada de libros entre otras cosas, está severamente restringida.
En tercer lugar, hay presos que tienen boletas de excarcelación y sin embargo los mantienen tras las rejas, como es el caso de Yon Goicochea, quien ha debido estar libre desde hace tres meses y el gobierno se niega a ponerlo en libertad.
En cuarto lugar, está ocurriendo un fenómeno aberrante y es la detención sin que medie una orden de un tribunal o que la persona haya sido capturada en flagrancia. En este sentido lo que sucede con el diputado regional Wilmer Azuaje constituye una clara violación abierta de los derechos humanos. Fue detenido en Barinas, trasladado a Caracas por un cuerpo policial y éstos niegan que lo hayan detenido. Tiene más de dos meses en prisión y ni siquiera ha sido presentado ante un tribunal. Diputados, amigos, su esposa y su madre acuden religiosamente al Sebin y los funcionarios reiteradamente aseveran que no está detenido allí.
Se trata de situaciones que parecen insólitas que sucedan actualmente. Da la impresión que muchos hoy en el Gobierno estuviesen ejecutando una especie de venganza histórica por lo que algunos de ellos sufrieron en el pasado sin percatarse del hecho que de la revancha nunca las sociedades han salido bien libradas y además porque están incubando el germen para otra tanda de pases de facturas de quienes hoy, siendo inocentes están sufriendo la cárcel.
Conjuntamente con los presos políticos hay cientos de exiliados y perseguidos como es el caso de algunos alcaldes que tuvieron que salir del país porque vieron su libertad amenazada. El Gobierno jamás aceptó que había perdido ciudades como Maturín y mediante un proceso fraudulento despojó a Werner Jiménez de la alcaldía y lo persiguió e hizo salir del país.
De todo esto queda la lección que debe aprobarse una ley de amnistía y de perdón para que Venezuela se libere de esa figura odiosa del preso político y para quienes hoy minoría, como el PSUV, sientan que con el cambio de Gobierno que habrá de venir, ellos, hoy perseguidores, no serán perseguidos y que puedan hacer la política civilizadamente.]]>

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