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“Con el VAR los árbitros parecen bobos”

El VAR (Video Assistant Referee) llegó para ser la luz del fútbol, pero por ahora lo ha sumergido en el nihilismo absoluto: todo es revisable, y al mismo tiempo, nada lo es. El tiempo puede transcurrir en una dimensión paralela.

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Copa Confederaciones Rusia 2017
Foto: PETER POWELL | EFE

Este domingo a las 2:00 pm es la final Bachelet-Merkel, (perdón, Chile-Alemania) en el torneo menor en el que el sistema VAR se ha puesto a prueba, la Copa Confederaciones Rusia 2017, y lo que todos estamos esperando es que se forme tremendo lío.
Hasta el momento tengo tres cosas claras sobre la revisión de video: 1. Las celebraciones se han vuelto más discretas, porque todo gol está bajo sospecha hasta que se demuestre lo contrario, lo que pudiera ser positivo: nos ahorraremos unos cuantos trencitos, bailecitos y hasta meadas de perro; 2. Incluso en cámara lenta de altísima resolución es complejo determinar si hubo falta o no en una jugada de contacto, y como decía un amigo, “una repetición puede incluso magnificar o distorsionar lo que ocurrió en tiempo real”; 3. No me gustaría anularle un gol por VAR a Arturo Vidal.
Por ahora la polémica del VAR (por ejemplo, una tarjeta roja al camerunés equivocado) ha ocurrido en una pachanga en la que participaron Nueva Zelanda y Australia juntas. Lo que todos se preguntan es cómo será el Mundial Rusia 2018.
Al respecto hay tres teorías posibles: 1. Está en marcha una conspiración para destruir al fútbol y convertirlo en mercancía; 2. Está en marcha otra conspiración, pero de rasgo positivo: los que controlan el fútbol son gente seria que hará lo posible para salvarlo de las presiones del marketing; 3. Todos los seres humanos nos vamos a morir y nadie sabe más que nadie lo que va a ocurrir (lo que también aplica a la situación de Venezuela).
Hablan los expertos
Giancarlo Figliulo, comentarista deportivo de Unión Radio e hijo del fallecido árbitro internacional Pasquale Figliulo, se pliega a una variante de la segunda teoría: “Hay muchas presiones mediáticas para que se use la tecnología en el fútbol. La FIFA manda a cometer errores con el VAR para que se diga que no funciona y así sacárselo de encima”.
Agrega Figliulo: “Muchos me dicen cavernícola y dinosaurio. Pero el fútbol vivió toda la vida sin tecnología y estaba bien como estaba. Para mí la tecnología es el gol: el Ojo de Águila. Eso sí es imperdonable, que se conceda un gol que no entró o viceversa. El arbitraje está perdiendo la calidad que había conseguido en los últimos años. Ahora los árbitros parecen bobos. Dicen: ‘Si no lo vi no importa, me van a llamar del VAR y me van a decir’. El fútbol es continuidad y dinamismo, y el VAR atenta contra sus procesos. A mí me gusta la polémica. A veces ocurren injusticias, pero hoy te toca a ti y mañana a mí”.
La goleadora vinotinto Deyna Castellanos, desde Estados Unidos, baja el pulgar: “De la manera en que veo el fútbol, no estoy acostumbrada a que un árbitro pare la jugada cuando quiera para decidir si algo va a ser penal, tiro libre o cualquier cosa que vio su colega desde afuera. No veo que eso sea fútbol. El fútbol siempre ha sido teatro, viveza y picardía, y eso es lo que lo hace un deporte muy completo. Pero ya que la FIFA está usando esta tecnología tocará acostumbrarse”.
A la ex jugadora de fútbol y ahora comentarista venezolana de Directv Sports, Milena Gimón, no le gusta la “bisexualidad” que se ha visto en Rusia: “O se confía en la tecnología o en la percepción humana, porque si se combinan ambas cosas, el resultado puede ser todavía más desastroso. La tecnología debe usarse para determinar si un balón entró o no en la portería, para una agresión o mordida que el árbitro no vio y quizás para determinar si un penal fue dentro o fuera del área. Este es el único deporte que se juega en tiempo real. Debe evolucionar de acuerdo con los avances sociales, pero sin tocar su esencia”.
El periodista y escritor de fútbol Daniel Chapela está del lado del progreso, aunque con reservas: “Gianni Infantino (presidente de FIFA) y Massimo Busacca (jefe de arbitraje) dicen públicamente que el VAR es un éxito, pero internamente habrá autocrítica: está claro que todavía hay mucho desconocimiento y vacíos. En algunos casos de aplica y en otros no. El juego se interrumpe más tiempo del deseado. El VAR deja expuesto al árbitro y sus asistentes. Por otra parte, el que analiza el video no deja de ser humano. Hubo una falta del australiano Cahill al chileno Aranguiz que era claramente tarjeta roja y allí no hubo señalización”. Para el Mundial habrá que pasar de esta fase experimental a una de aplicación mucho más precisa”.
Agrega Chapela: “Me da la impresión de que en las semifinales de la Copa Confederaciones no quisieron complicarse mucho y apenas se aplicó el VAR. Pareciera que hubo una indicación de que sólo se use en los casos estrictamente necesarios”. Por eso se habrían hecho los musiúes con el presunto penal al chileno Francisco “Gato” Silva en la prórroga.
Una solución intermedia
No soy un experto y últimamente, después de cumplir 40 años, me quedo dormido viendo los partidos (imagínense si me tocara monitorear un VAR), pero se me ocurre una solución intermedia copiada del Replay Review de las Grandes Ligas: que el que solicite la revisión externa de video no sea el árbitro, sino el capitán o el banquillo de cada equipo, pero que sólo puedan hacer una única solicitud por partido.
Lo que pondría emocionante la cosa: ¿valdría la pena quemar la revisión por una jugada polémica en el minuto 20? ¿Pero y si después no ocurriera más nada en el resto del juego?
En todo caso el pleito que vendrá entre la FIFA y el IFAB (el comité que sirve de perro guardián de las reglas de fútbol y que suele ser mucho más conservador) promete ser parecido al choque entre la constituyente y el Poder Legislativo.
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