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República Dominicana: un destino para el turismo sexual donde las víctimas son venezolanas

Una investigación hecha por especialistas vinculados a Transparencia Internacional señala que las víctimas pertenecen a familias "en condiciones de pobreza y pobreza extrema que ofertan a sus hijos e hijas en el comercio sexual convirtiéndolos en víctimas de trata de personas"

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República dominicana

República Dominicana tiene un «muy serio» problema de trata de personas por la falta de políticas públicas, por la supuesta complicidad de algunas autoridades y por el alto grado de impunidad de este delito, según un estudio presentado este miércoles 19 de enero.

El estudio, realizado por Participación Ciudadana, (PC) representación dominicana de Transparencia Internacional, detectó casos de trata en once municipios del país.

La modalidad más aguda, la trata con fines de explotación sexual comercial, se ha detectado en especial en las zonas turísticas.

Las zonas turísticas dominan

En Boca Chica, municipio turístico cercano a Santo Domingo, «se observa una fuerte concentración en la captación de población infantil y adolescente como víctimas de explotación sexual comercial», afirmó la antropóloga Tahira Vargas, integrante del equipo de investigación de este estudio.

Entre las víctimas de trata hay dominicanas y también inmigrantes, en este caso en su mayoría de nacionalidad haitiana, venezolana y colombiana y, en menor grado, ecuatoriana.

Las víctimas ven sometidas, además de a explotación sexual comercial, a trabajos forzosos, matrimonio servil, mendicidad forzada y servidumbre doméstica.

También se han identificado decenas de casos de trata de dominicanas hacia el extranjero, hacia países como Costa Rica, España y Suiza, apunta el estudio.

Ser una víctima desde los 13 años

El perfil de las víctimas es «muy diverso», pero la primera característica es su juventud, tienen en su mayoría entre 13 y 35 años, pero son «sobre todo adolescentes».

También influyen el contexto social de pobreza de la víctima y condiciones familiares de violencia y bajo nivel educativo, explicó Vargas.

En este sentido, la investigación plantea que «algunas familias en condiciones de pobreza y pobreza extrema ofertan a sus hijos e hijas en el comercio sexual convirtiéndolos en víctimas de trata de personas», introduciéndose los progenitores «en los canales de captación de la trata».

Además, se da la circunstancia de que República Dominicana se percibe como un destino de turismo sexual.

«Hemos vendido nuestro país» como un lugar «donde es fácil conseguir servicios sexuales», de modo que la trata «muchas veces está conectada con el turismo», dijo Vargas.

En zonas turísticas hay «extranjeros que captan a menores para convertirlos en víctimas de trata», personas que pertenecen a redes estructuradas como las del narcotráfico e, incluso, hay turoperadores que forman parte de este sistema, expuso Vargas.

Entre los problemas para combatir la trata, según el estudio, figuran la falta de registros estadísticos y la «complicidad entre tratantes y las autoridades», lo que genera un alto grado de impunidad y hasta de normalización del fenómeno.

En el país no existe un protocolo para identificar casos de trata y PC echa en falta la implicación de los ministerios de Educación y de Salud para la labor de detección de casos, así como cree que faltan acciones de sensibilización y prevención.

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