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Flavia Valgiusti: "Las sociedades son menos libres cuando están atadas a traumas"

Para conseguir justicia restaurativa hay que hablar de traumas, legitimar la verdad y crear condiciones de responsabilidad, sobre todo en sociedades como la venezolana. En esta nota, explicamos las implicaciones de este proceso tras conversar con Flavia Valgiusti, experta en trauma colectivo

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“Reconocer el trauma colectivo, y trabajarlo, es un camino para alcanzar la justicia restaurativa”, así lo asegura Flavia Valgiusti, abogada, psicóloga social y especialista en trauma, quien brindó asesoría sobre el tema junto con la organización Foro Cívico a algunos medios y psicólogos venezolanos.

Valgiusti llegó a Venezuela para hablar de traumas colectivos y sus implicaciones sociales, también de eso que cientos de personas ansían: la justicia.

La entrevistada asegura que se llevó una sorpresa al arribar al país: «Yo me imaginaba una Venezuela víctima, pero me encontré con otra cosa. Me encontré con gente activa y participativa, que tiene el coraje de ver el dolor que pasa».

«El trauma nos permite entrar en procesos de transformación y de resiliencia que nos permiten crecer», dice Flavia Valgiusti. Foto: Alejandro Cremades

La realidad le cambió la perspectiva y le dio la oportunidad de ver cuáles son las vías y aportes que pueden dar los ciudadanos para lograr sanar heridas profundas. En esta nota El Estímulo explica algunas de ellas.

Aprender a reconocer el origen

Con Valgiusti se habló de las protestas de 2014 y 2017, de los operativos de las OLP, de la migración venezolana y concluyó que todos son traumas colectivos. Es decir, tienen la capacidad de «repetirse todo el tiempo en el presente y proyectarse en el futuro, mediante emociones o síntomas, si no se trabajan».

La cuestión es que esos traumas no solo los llevan quienes vivieron el evento, sino que pueden traspasarse de generación en generación.

¿Cómo? Por la relación que se guarda con aquella experiencia a medida que pasan los años. Por ejemplo, muchos venezolanos convirtieron aquella desesperanza por el fracaso de las protestas en dolor, frustración, rabia, antipatía o polarización.

Este es un manual introductorio que forma parte del programa de capacitación sobre traumas de UNICEF en Macedonia del Norte para el poder judicial, la policía y los servicios sociales. La autora es Flavia Valgiusti y puede descargarse en PDF de manera gratuita. Foto: Alejandro Cremades.

Esto último, para la especialista, es un problema aunque cueste aceptarlo: «Las personas y las comunidades son menos libres cuando están atadas a traumas porque con el trauma se pierde la lógica».

Casos donde esto se evidencia sobran, en nuestro contexto podría hablarse de la masiva defensa de gobiernos autoritarios solo porque son de derecha; los señalamientos u odio a quienes entran de manera irregular a un país que ya tiene numerosos venezolanos asilados o residenciados; o el reproche de quienes emigraron tras haber sido manifestantes activos.

Al respecto, Valgiusti dice: «Hay momentos históricos que generan cambios en el ADN de una cultura. Cuando hay mucho trauma colectivo, el agua es turbia, no hay claridad, y proyectas en el otro lo que no puedes ver. En la medida en que se trabaja, el agua se clarifica. Hay momentos donde se junta masa crítica y se abre un portal para el cambio, ese portal está dado por la capacidad de un colectivo de tener más consciencia del dolor que viene arrastrando»

¿Cómo lograrlo?

Para la abogada lo primordial es verlo, lo segundo ser conscientes y activos para buscar legitimar la verdad y así conseguir justicia.

«Cuando se legitima la verdad, se inicia el camino de justicia. Para eso debe existir ese reconocimiento. El próximo paso es la responsabilidad, que es la habilidad para responder. No todo el mundo está habilitado para responder. Hay que crear condiciones para que las personas creen habilidades para responder. Una vez que tienes verdad y responsabilidad, puedes avanzar en la reparación«, señala.

«El trauma colectivo son las aguas en que vivimos y nadamos todo el tiempo. Cuando hay mucho trauma colectivo, el agua es turbia», expone la abogada. Foto: Alejandro Cremades.

Sin embargo, hace dos aclaratorias: la primera es que la reparación no siempre es material, sino que puede ser simbólica para recordar la memoria de alguien. La segunda es que todo este proceso es más complejo cuando existe un sistema institucional pervertido por el poder y la injusticia: «Se convierten en dolores morales que dejan huella en la persona, pero es posible que eso cambie».

Por ejemplo, en el caso de que se trate de la familia de una víctima de las protestas y las instituciones del país no estuvieran corrompidas, el primer paso es que se reconozca la verdad de los hechos. Que se muestre que esa persona fue torturada y asesinada. Lo segundo es que el agresor, en este caso un militar o policía, reciba su sentencia y cumpla su pena. Y aunque nadie podrá devolver a la persona, la reparación sigue siendo simbólica: se hizo justicia.

Hablar diferente sobre el trauma es importante

Una de las cosas que la abogada deja claro es que el trauma no es del todo malo: «El trauma nos permite entrar en procesos de transformación y de resiliencia que nos permiten crecer. Si los traumas se estancan y los duelos no se realizan, ahí las cuestiones se complican».

Uno de los problemas resultantes de esas complicaciones tiene relación con la identidad de la persona que sufre el trauma y sobrevive: «Nosotros queremos que las víctimas del trauma dejen de ser víctimas. No que hagan de ser víctimas su carta de presentación. Si solo hablas de víctima, reduces el hecho. Cuando le adosas una etiqueta y haces de eso su identidad, resulta muy difícil soltarla. Hay que hacerles ver que lo que ocurrió fue una experiencia y no implica que su identidad quede ligada a ella para siempre».

«Verdad y responsabilidad son los caminos para conseguir justicia restaurativa». Foto: Alejandro Cremades.

Especialmente, y para la reflexión, concluye: «El perdón es voluntario. Pedirle a una víctima o sus familiares que perdonen es revictimizar. Cuando el trauma se transforma, es dolor profundo, pero ya no es sufrimiento. A eso se debería llegar porque en realidad todos nos reconocemos en el dolor».

Nota del editor: si quiere descargar el manual de UNICEF sobre trauma colectivo, escrito por Flavia Valgiusti, puede usar el siguiente enlace https://www.unicef.org/northmacedonia/reports/trauma-informed-approach

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