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Querida madre: el crimen de Gypsy Rose

A propósito de la excarcelación de Gypsy Rose el pasado #28Dic, esta pregunta sobre su caso sigue vigente: ¿Quién es la verdadera víctima en esta historia? Quizás el Síndrome de Münchausen por Poder explique el grado de maltrato al que esta madre sometió a su hija Gypsy

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Gypsy

Clauddine Pitre nació en 1967, en el seno de una familia numerosa. Su infancia y adolescencia transcurrieron sin mayores contratiempos, aunque sus hermanos recuerdan que siempre quería llamar la atención y hacía cualquier cosa para lograrlo. En un punto, incluso llegó a robar a la familia y hasta a privar de comida a un pariente enfermo al que cuidaba.

Estudió un curso para asistente de enfermería el cual terminó a los 20 años. Cuando tenía 24 se enamoró de un chico de 17 llamado Rod Blanchard.

Clauddine comenzó una relación con Rod y cambió su nombre a DeeDee Blanchard. Ese mismo año salió embarazada. Y en 1991 nació la pequeña Gypsy Rose.

DeeDee y Rod se casaron, pero el matrimonio no duró mucho. Pocos meses después de que naciera Gypsy, Rod llegó a la conclusión de que se había sido un error casarse y se separó de su esposa, dejando claro que quería estar involucrado en la vida de su hija.

Cuando el matrimonio terminó, DeeDee decidió volver a casa de sus padres y criar a Gypsy sola.

De consulta en consulta

A la corta edad de tres meses comenzó el calvario de la pequeña Gypsy. Su madre la empezó a llevar al servicio de emergencias alegando que tenía apnea del sueño y problemas para tragar.

Sus visitas al hospital se hicieron rutinarias. DeeDee afirmaba que Gypsy tenía un raro caso de distrofia muscular, una condición genética que no permite que los músculos se desarrollen adecuadamente y por lo tanto exigía que a la niña se le facilitara una silla de ruedas y se le pusiera un tubo de alimentación ya que, según ella, vomitaba todo lo que comía.

Cuando Gypsy cumplió 8 años, su abuelo la llevó a pasear en una moto y tuvieron un pequeño accidente en el cual ninguno tuvo más que lesiones menores, sin embargo DeeDee aprovechó el dolor muscular y algunos moretones de Gypsy, para que se cumplieran sus exigencias. Gypsy fue hospitalizada y le colocaron un tubo de alimentación a través del abdomen, directamente hacia el estómago. También le asignaron una silla de ruedas para que pudiera movilizarse.

Las visitas al hospital continuaron. DeeDee siempre tenía alguna razón para llevar a Gypsy, sin embargo ninguna era comprobable: siempre los motivos por los que consultaba eran síntomas que ella había notado en casa, convulsiones, vómitos incoercibles, dificultad para moverse, apnea del sueño, sangrado nasal, entre otros. De una u otra forma, se las arreglaba para que Gypsy terminara hospitalizada, le hicieran diferentes exámenes e incluso para que le mandaran tratamiento, como antiepilépticos.

Gypsy fue sometida a exámenes clínicos y a cirugías menores, se movilizaba en silla de ruedas y tomaba tratamientos para diferentes enfermedades.

En este punto, Rod no tenía mucho contacto con su hija. Sin embargo, cuenta que siempre la visitaba en su cumpleaños y que nunca lucía tan enferma como su madre quería hacer ver.

Por supuesto que Gypsy no asistía a la escuela, era educada en casa por DeeDee a través del programa otorgado por el Estado. Además, en casa de DeeDee no estaba permitida la televisión, ni los periódicos ni la internet libre. En su casa solo se podían ver películas de Disney y la única computadora se encontraba en su habitación, por lo que Gypsy no tenía acceso a la red.

La historia de una madre soltera, haciéndose cargo de una niña con múltiples enfermedades incapacitantes, llamó la atención de la prensa. Para cuando Gypsy tenía 12 años, ya era como una celebridad. Salía en pequeños artículos de periódicos locales e incluso la fundación Make-A-Wish, que se ocupa de ayudar a niños con enfermedades crónicas y cumplirles algún deseo como conocer a algún deportista o artista que admiren, las llevó a unas vacaciones totalmente pagadas en Disney.

En 2004, un médico comenzó a revisar la historia clínica de Gypsy y notó muchas inconsistencias, por lo que solicitó una biopsia de músculo para sustentar el diagnóstico de “distrofia muscular”. La biopsia resultó negativa para esa enfermedad: el músculo se veía completamente normal.

El médico investigó más sobre la historia de Gypsy y se dio cuenta de que todos los síntomas por los que acudía la niña a la emergencia los presentaba en casa, y que durante las hospitalizaciones mostraba un comportamiento normal y acorde con su edad. Incluso, una enfermera comentó que la había visto comer sin utilizar el tubo de alimentación.

El médico escribió en la historia clínica: “Sospecha de Síndrome de Münchausen por Poder. Investigar”.

El Síndrome de Münchausen por Poder es un trastorno psiquiátrico y una forma de maltrato descrito principalmente en niños, que se caracteriza porque el padre o cuidador ocasiona lesiones o atribuye enfermedades a la persona a su cargo.

Mudar la mentira

El médico que atendió a Gypsy tomó nota de que todos los síntomas presentados por Gypsy eran historias que contaba DeeDee y que no se reproducían bajo el cuidado médico y no se explicaban a través de los exámenes realizados.

Cuando DeeDee volvió con Gypsy al hospital, le dijeron que no iban a realizar procedimientos o mandar tratamientos a su hija hasta investigar bien la historia clínica y hacer una serie de exámenes para evaluar su estado general. Además de esto, varios familiares de la mujer habían notado que Gypsy se paraba de la silla de ruedas y caminaba normalmente, por lo que empezaron a hacer preguntas a DeeDee, quien aseguraba que su hija tenía una enfermedad genética rara y no daba más detalles.

Gypsy

Sintiéndose acorralada, DeeDee decidió mudarse a un sector alejado de su familia y cambiar de hospital. En el nuevo centro asistencial, DeeDee dijo que todo el historial de Gypsy -incluyendo sus biopsias- se había quemado en un incendio, y procedió a dictar la lista de enfermedades que padecía Gypsy y los medicamentos que tomaba, además de mostrar un listado de las cirugías y procedimientos invasivos que se le habían practicado desde los 3 meses de edad.

Para el año 2005, DeeDee y Gypsy estaban viviendo en Louisiana, cerca de Nueva Orleans, cuando el huracán Katrina llegó causando daños irreparables a muchas viviendas, incluyendo la de ellas.

En este punto, la historia de la madre soltera que se ocupaba de su hija discapacitada, era harto conocida por la comunidad. Ante la tragedia por la que atravesaban, la fundación “Hábitat para la Humanidad” les facilitó la adquisición casi gratuita de una vivienda diseñada especialmente para la movilización de personas en silla de ruedas, en el estado de Missouri.

Con la mudanza de DeeDee y Gypsy vinieron las consultas a nuevos especialistas en Missouri. Esta vez DeeDee alegó que el historial clínico de Gypsy había quedado bajo los escombros de su casa arrasada por el huracán. Sin embargo, en el nuevo hospital varios médicos sospecharon del abuso a su hija de 14 años, lo que obligó a la mujer a cambiar de especialistas varias veces hasta encontrar a alguno que continuara los tratamientos de Gypsy, los cuales incluyeron cirugías dentales, biopsias, recolocación del tubo de alimentación e incluso un ciclo de quimioterapia para una supuesta leucemia diagnosticada en Louisiana, según la historia que relataba DeeDee.

A pesar de que DeeDee parecía controlar toda la vida de su hija, había una cosa imposible de manejar: el paso del tiempo. Gypsy estaba creciendo y se daba cuenta de lo que pasaba. A pesar de que su madre le decía que estaba muy enferma y que tenía que movilizarse en la silla de ruedas, Gypsy se estaba rebelando, por lo que se ganaba terribles maltratos físicos por parte de DeeDee.

Un neurólogo pediatra que evaluó a Gypsy escribió en la historia médica: “No hay razón médica que explique su dificultad para la marcha. Debe investigarse como posible Münchausen”. Sin embargo, estas sospechas no originaron investigación alguna ya que, según los especialistas, no había suficientes pruebas y querían correr el riesgo de una demanda en contra.

Gypsy disfrutaba ir a las convenciones de ciencia ficción que había cada cierto tiempo en su ciudad. Recibía disfraces de regalo y le gustaba mucho todo el protocolo de maquillarse y representar a un personaje, ya que la ayudaba a escapar un poco de su realidad.

En 2011, asistió a una de estas convenciones y conoció a un hombre con el que se vería en varias oportunidades. Esta persona le enseñaba a usar los buscadores de internet y a conectarse en las páginas que le interesaban, además de salas de conversación en línea en las que interactuaban muchas personas con intereses similares a los de Gypsy.

En 2012 la adolescente trató de escapar con ese hombre, pero su madre la descubrió. Al llegar a casa, la amenazó con golpear sus manos con un martillo y, como castigo, la esposó a su cama durante dos semanas.

Además, le dijo a Gypsy que había hecho un trámite en la policía local declarándola con severo retraso mental y totalmente dependiente de su madre, por lo que si se le ocurría decir algo a las autoridades, nadie le haría caso. Esto no era cierto, pero le servía a DeeDee como método de control sobre su hija, quien no veía salida a la vida que le había tocado.

El príncipe

A pesar de la dificultad que suponía para Gypsy utilizar la computadora de su madre, se las arregló para convencerla de que la reubicara en la sala. Gypsy esperaba a que DeeDee estuviera dormida y en la madrugada entraba a grupos de varias plataformas en la red para conocer a jóvenes de su edad. En una de esas plataformas conoció a Nicholas Godejohn, un joven de otro estado con algunos antecedentes penales por exhibicionismo y diagnosticado con autismo.

Gypsy y Nicholas establecieron una relación amistosa y al darse cuenta de que tenían muchas cosas en común, empezaron una relación romántica.

A través de la pantalla de su computadora, Gypsy se sentía libre de hablar sobre su situación y preguntaba a Nicholas si podría rescatarla de la vida que llevaba. Así comenzó el plan de Gypsy para asesinar a su madre.

Gypsy cuenta en una entrevista que en las películas de Disney que veía siempre la bruja malvada era asesinada por un príncipe que llegaba a rescatar a su doncella y se iban a vivir felices por siempre. Por eso, la única salida que encontró para escapar de DeeDee era que su “príncipe” la asesinara.

Nicholas viajó para conocer a Gypsy y se encontraron en persona en una convención de ciencia ficción. Nicholas relata que acordaron ir al baño al mismo tiempo, sin que DeeDee se diera cuenta y así tuvieron su primera relación sexual. Después de ese encuentro siguieron su relación virtual, pero ahora con intercambio de fotos sexualmente explícitas y contenido pornográfico de sadomasoquismo, aunque Gypsy asegura que ese tipo de videos provenían solo de parte de Nicholas.

Al año de conocerse y haber tenido varios encuentros como el primero, Gypsy le dijo a Nicholas que necesitaba escaparse de inmediato ya que los ataques de DeeDee eran cada vez más agresivos y frecuentes, por lo que temía por su vida.

En junio de 2015 pusieron en marcha el plan. Nicholas viajó a la ciudad de Gypsy y después de una cita médica, cuando DeeDee fue a dormir, Gypsy llamó a Nicholas y le dijo que dejaría la puerta de atrás de la casa abierta.

Nicholas entró y Gypsy le facilitó cinta adhesiva, guantes de látex y un cuchillo. Apenas el chico estuvo listo, ella se metió en el baño y se tapó los oídos ya que no quería escuchar nada.

DeeDee dormía boca abajo en su habitación cuando Nicholas entró violentamente con el cuchillo en la mano. Fueron 17 puñaladas entre la espalda y el cuello. Al terminar, Nicholas fue al baño a avisarle a Gypsy que su madre estaba muerta y tuvieron sexo en la habitación de Gypsy. Tomaron 4.000 dólares en efectivo que DeeDee guardaba en una gaveta y se fueron de allí con el arma homicida, la cual envolvieron en un paquete y dejaron en un buzón postal con la dirección de Nicholas.

Desde la terminal de autobús tomarían el transporte que los llevaría a casa de Nicholas donde se establecerían y Gypsy comenzaría su nueva vida… O no.

La maldita está muerta

Ningún vecino veía movimiento en la casa de DeeDee, lo cual era bastante extraño ya que sus visitas a diferentes centros sanitarios eran casi diarias. Además, la página de Facebook que DeeDee actualizaba todos los días no tenía actividad y tampoco respondían llamadas en casa o al teléfono celular.

Todo se puso peor cuando en la tarde de ese día, entre varias decenas de comentarios que preguntaban por DeeDee en Facebook, apareció uno que decía “esa maldita está muerta”.

Los seguidores de la mujer alertaron de inmediato a la policía, quienes llegaron a la casa y llamaron a las puertas pero nadie contestó. Asomarse por las ventanas era inútil, DeeDee las había forrado con papel oscuro para que no se pudiera ver hacia adentro.

La gente temía lo peor y se preocupaban por Gypsy ¿Quién se haría cargo de la pobre niña enferma, si su madre había sufrido un accidente fatal? Ante sus ojos ella era totalmente dependiente de su madre.

Apenas tuvieron la orden legal para hacerlo, los agentes de policía entraron a la casa y encontraron el cuerpo sin vida de DeeDee, y en el cuarto de Gypsy, la silla de ruedas y todos los medicamentos.

Una vecina que había conocido a Nicholas a través de Gypsy, comentó que él era la única persona nueva que ella había visto interactuar con DeeDee y su hija. La policía rastreó la dirección IP del mensaje de Facebook: la computadora usada para escribir el mensaje estaba ubicada en otro estado.

Cuando se empezó a correr el rumor de que este hombre había matado a DeeDee y, probablemente, secuestrado a Gypsy, una trabajadora de la terminal de autobuses declaró que un par de días antes ella había visto a la pareja, pero que Gypsy usaba una peluca rubia, estaba de pie y caminaba normalmente.

Al ver los videos de la cámara de seguridad, la policía logró identificar a la pareja y supieron que tomaron un autobús hasta el estado donde vivía Nicholas.

Para la policía no fue difícil encontrar la dirección del joven, ya que por sus antecedentes penales todos sus datos estaban en el sistema. Al alertarse a la policía del estado de Nicholas, fueron de inmediato a detenerlos. Nicholas y Gypsy estaban en casa y no ofrecieron resistencia. Ese mismo día fueron trasladados a Missouri.

El cuchillo que utilizó Nicholas fue encontrado en su casa, todavía envuelto en un paquete de correo.

No hay decisión fácil

Rápidamente se comenzó a contar en las noticias la verdadera historia de Gypsy Rose quien, aunque al principio fue juzgada duramente por los seguidores de DeeDee, después fue vista como una víctima de violencia infantil de larga data.

En el estado de Missouri existe la pena de muerte como castigo ejemplar para este tipo de crímenes, sin embargo el entonces fiscal Dan Patterson, declaró que no buscaría la pena capital en el caso del homicidio de DeeDee, el cual describió como “extraordinario e inusual”. El juicio comenzó en 2016, a casi un año de haber ocurrido los hechos.

Desde el inicio Nicholas se declaró culpable del crimen y contó que fue él quien lo planificó y que Gypsy solo fue una facilitadora. Por su parte, Gypsy aseguró que en el momento no veía otra salida. En su mente solo podía pensar en dos planes: el homicidio de su madre o salir embarazada de Nicholas, ya que ella pensaba que en ese estado, DeeDee la dejaría ir a vivir con su novio.

Las declaraciones de Gypsy ante el juez fueron escalofriantes. Detalló cada cosa que le hizo DeeDee durante todos esos años. Ante la pregunta de “¿por qué no expusiste a tu madre en público habiendo tenido tantas veces la oportunidad?”, Gypsy respondió que temía que nadie le creyera, pero que lo que más temía era la reacción de su madre. Al final, ella regresaría a casa con DeeDee, quien ya le había demostrado por años que podía salirse con la suya sin mayores inconvenientes.

Un especialista evaluó a Nicholas y confirmó el diagnóstico de autismo y lo catalogó como una persona con dificultades de aprendizaje y con un coeficiente intelectual de 82.

Gypsy

También evaluó a Gypsy y explicó que su condición en ese punto era comparable a la de una persona secuestrada. DeeDee tenía total control sobre su hija, incluso, a través del tubo gástrico le introducía medicamentos que Gypsy no sabía para qué servían.

El control era total, su hija era un rehén y la única solución que encontró fue matar a su captor. Por lo que, aunque no la justificaba de ninguna manera, entendía lo que pasaba a nivel psicológico.

El padre de Gypsy acudió a todas las fechas del juicio y notó que estando detenida su hija ganaba peso. Durante el mes que duró el juicio, Gypsy ganó un total de 6 kilos y lucía mucho más saludable.

Finalmente, Nicholas fue sentenciado a cadena perpetua con posibilidad de apelación en 33 años y a Gypsy se le ofreció un trato. Luego de declararse culpable de homicidio en segundo grado, fue sentenciada a 10 años de cárcel con posibilidad de apelación en 8 años. Para principios de 2024, los abogados de Gypsy podrán solicitar su libertad condicional.

El padre de Gypsy, Rod, quien por mucho tiempo fue alejado de la vida de su hija pero nunca dejó de llamarla en sus cumpleaños o de enviar dinero para su manutención, dice tener una excelente relación con ella y está solicitando a través de varias organizaciones, la intervención para su libertad por buena conducta.

Hoy en día Gypsy tiene 30 años de edad y sueña con salir de la cárcel para tratar de tener una vida normal. En su estancia en la cárcel ha podido estudiar y conoció a un hombre por un programa de “amigos por correspondencia”. Después de un tiempo visitándola en la cárcel, le pidió matrimonio y se casaron el 27 de junio de este año y dicen estar muy contentos con la relación y en espera de la libertad de Gypsy Rose para comenzar su vida juntos.

Nota del editor. Esta nota fue publicada originalmente el 24 de agosto de 2022 y republicada tras la excarcelación de Gypsy Rose el 28 de diciembre de 2023.

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