El Estímulo

Torneo Adecuación: Adecuémonos a que todo seguirá igual

Insisto e insistiré: a mi no me compran con frases llenas de adornos y polvo. Acostumbrado como estoy a que en el inicio de cada torneo se hablen pistoladas y se prometa lo incumplible, intentaré demostrarle que lo mío no es un pesimismo caprichoso sino un pesimismo justificado.

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(Freddy Bautista/Prensa Zanora FC)

Revisemos lo acontecido en la primera jornada del Torneo Adecuación. El primer ítem a considerar es la asistencia a los estadios, sin olvidar en que ninguno de los equipos que hace vida en la primera división se mantiene gracias al pago de entradas, y muchos, casi la gran mayoría, ven ese apartado casi como una incomodidad. Vayamos partido por partido:

– Trujillanos vs. Deportivo La Guaira: 210 personas.

– Estudiantes de Caracas vs. Zulia: 357 personas.

– Metropolitanos vs. Atlético Venezuela: 931 personas.

– Deportivo Anzoátegui vs. Deportivo Táchira: 4930 personas.

– Tucanes vs. Caracas: 5847 personas.

– Llaneros vs. Zamora: 3054 personas.

– Petare vs. Carabobo: 738 personas.

– Deportivo Lara vs. Aragua: 1145 personas.

– Ureña vs. Mineros: 925 personas.

– Estudiantes de Mérida vs. Portuguesa: 2148 personas.

La suma de todos los enfrentamientos da un paupérrimo total de 20285 espectadores en 10 partidos, lo que produce un aún más preocupante promedio de 2028,5 entradas vendidas por encuentro. Ya advertí al inicio de estas líneas que no intenten venderme discursos ni excusas, porque si bien el promedio puede aumentar en las ocasiones en que Mineros, Táchira y Caracas jueguen de local, la diferencia no será tan significante como para hacerle creer a posibles auspiciantes que este espectáculo conocido como fútbol venezolano (o Futve, según la moda de turno) mueve masas.

Vayamos al juego como tal. Al ser humano lo motivan las emociones fuertes, es decir, aquellas que alteren la monotonía y lo levanten de su asiento para gritar, celebrar y abrazarse con el vecino, y el fútbol ha demostrado ser justamente una de las actividades en las que hay mayores cambios anímicos. Pero para que esto se produzca, el juego debe ser atractivo y contar con alternativas que pasen desde una limpia y providencial barrida para robar un balón hasta la finalización de las jugadas de ataque.

A pesar de que el gol no es la única acción que genera euforia en este juego, vale la pena revisar la estadística de anotaciones después del primer fin de semana de actividades. En la primera fecha se marcaron 17 tantos, lo que deja un triste promedio de 1,7 por encuentro. Pero vayamos más allá y cuestionémonos cuántas situaciones reales de gol existieron en cada encuentro. Me refiero por supuesto a jugadas que hayan terminado con la intervención de los porteros o disparos que hayan pasado cerca del arco, no a la innumerable cantidad de centros que van de lado a lado sin encontrar un rematador. ¿No son muchas, verdad?

Ya sé que el discurso reduccionista señala a la pretemporada como culpable de estos bajos baremos, por lo que lo invito a revisar si es que durante ese período de readaptación a la competencia, conocido como pretemporada, se trabaja para que los futbolistas encuentren mejoras y alternativas dentro del juego que los haga brillar aún más, o si sencillamente este período es mal entendido de tal manera que atenta contra la correcta preparación del futbolista, o le sirve a algunos para vender menturas como «el fondo físico, «el tanque de gasolina» y demás cosas que nada tienen que ver con la realidad del futbolista. Se prepara al jugador jugando, no subiendo montañas, corriendo en playas ni colocándole paracaídas a las espaldas.

Volviendo a lo vivido este fin de semana, no podía obviar el estado de los terrenos de juego y los estadios.

Quienes cuidan el Estadio Olímpico de la UCV ya avisaron que ante el cambio de fechas producto del Torneo Adecuación y su improvisada institución, no tuvieron tiempo de culminar los trabajos de reparación y cuidado de la grama; en el Metropolitano de Cabudare persiste el mismo problema de inestabilidad en el pasto desde que fue inaugurado en 2007; en el Calles Pinto de Guanare hay una leyenda en una pared, detrás de un arco, que anuncia: “Pronto pizarra electrónica”.

Enumero únicamente estos tres campos porque justamente quiero hacer referencia a lo visto en la primera fecha del torneo. Es imposible señalar otros casos porque, a pesar de ser 10 los partidos jugados el pasado fin de semana, sólo 3 contaron con transmisión de TV, lo que en sí mismo constituye otra promesa incumplida.

Es por esto y más que dejo en el aire la siguiente reflexión: más allá del cambio de formato y de la adaptación al año fiscal, ¿a qué debe adecuarse la gente? Insisto, esto que presentan como novedoso no es más que la misma tragedia de siempre.

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