Deportes

Libertadores 2016: El panorama es desalentador

Laconformación de plantillas de los equipos nacionales que participarán en la justa, Caracas, Trujillanos y Táchira, pinta un panorama poco alentador.

Publicidad

Una buena entrada de dólares y soñar con la hazaña. Así de crudo será el escenario de los equipos venezolanos que participarán en la edición 2016 de la Copa Libertadores de América.

La realidad, incluso antes del sorteo efectuado la noche de martes en Asunción, determinaba que la máxima competición sudamericana sería un reto harto difícil para los equipos venezolanos porque ya se sabía que 15 de los 25 campeones en la historia del torneo estarán presentes el año que viene. Los equipos más grandes y tradicionales de cada país irán a batirse con el resto para conquistar el trofeo: Corinthians, Palmeiras, River Plate, Boca Juniors, Atlético Nacional, Colo Colo, Emelec, Peñarol, Nacional, Olimpia, Cerro Porteño… ninguno faltará a la cita.

La realidad de juego y de conformación de plantillas de los equipos nacionales que participarán en la justa, Caracas, Trujillanos y Táchira, pinta un panorama poco alentador. Los únicos dos cuadros en mejor forma y cuyo juego pide exposición internacional para calibrar el real nivel (Zamora y La Guaira) no están en el grupo de representantes criollos, y por las condiciones heredadas del ya muerto viejo formato de calendario local, tendrán que esperar hasta el segundo semestre del año que viene para dejarse ver en el sur de América.

Sin entrar en consideraciones sobre el poco rodaje con que enfrentarán los venezolanos la Libertadores el año entrante, la brecha económica y estructural con el resto del continente sigue siendo abismal. Los invitados más pobres a la fiesta son de aquí, mientras los más ricos y ostentosos invierten sumas extraordinarias pensando no solo en ganar unos dolaritos, sino en el prestigio de alzarse con la Copa. Basta con revisar el estudio realizado por una consultora brasileña sobre el valor de los equipos que intervinieron en la competencia en 2015 para darse cuenta de la diferencia: los tres equipos de Venezuela estaban entre los cuatro últimos equipos en poderío monetario.
Además, está el tema de los vuelos internacionales que siguen siendo un trauma para Venezuela: si no hay un charter garantizado, hay que apretarse los pantalones para enfrentar las agotadoras travesías.

El caso de Caracas es muy particular. Lejos de aquellos recordados años 2007 y 2009 cuando se ganaron el respeto que hoy ligeramente presumen en la región, el rojo va con la debilidad que da la incertidumbre en el giro de su política deportiva. Pocos refuerzos, jugadores que no terminan de marcar diferencia y una cantera que ya no nutre con asiduidad al primer equipo, son elementos que se suman al estrago financiero que ha hecho en la institución la crisis cambiaria del país. Aparte, ahora surge una polémica en las formas de fichar, algo no tradicional en un club modelo (la llegada del colombiano Over García sigue siendo oscura).

Si se habla del rival, pues no hay que explicar mucho: Huracán viene con la vitola de ser finalista de la recién terminada Copa Sudamericana. Es un equipo correoso, fastidioso, rápido, que sabe aprovechar la desatención del rival. De lograr la épica clasificación a la fase grupos, a los avileños les esperan los flamantes campeones de Colombia y Uruguay: Atlético Nacional y Peñarol. Casi nada.

Táchira es quizá el “mejor parado” de los tres. La llegada de Carlos Maldonado le da cierta continuidad al trabajo bien adelantado por Daniel Farías y por juego, es quizá el equipo con la regularidad más sostenida del país junto con La Guaira. Ahora, la duda está en la potencia de la plantilla. El aurinegro hoy está mucho más debilitado que el plantel de la pasada Libertadores y no se asoman en lo inmediato fichajes de garantía, peso y linaje como para poner a soñar a San Cristóbal. “Barranca” Herrera, el único refuerzo anunciado, es una enorme incógnita.

Viendo los rivales, hay que persignarse. Olimpia, que tres veces alcanzó el título y es el flamante campeón de Paraguay. Emelec: equipo revelación en 2015, campeón de su país y club que nutre de talentosos futbolistas a la arrolladora selección ecuatoriana. Pumas: equipo poderoso de México, con tradición y que arma un potente equipo para 2016, del que ya anunció los arribos de Hibert Ruiz y el chileno Matías Vidangossy. Véalo bien, este trío es evidentemente superior.

El modesto Trujillanos no podía tener peor panorama. Cuando juegue su primer partido de Copa en Valera, contra el actual campeón, River Plate de Argentina, el mismo que jugó la final del Mundial de Clubes contra el Barcelona, cumplirá un año y tres meses desde que fue campeón del Apertura 2014. Desmembrado en su plantilla desde entonces, a Horacio Matuszyczk le tocará dirigir a David contra Goliat pero sin la honda ni la piedra. Subirá a la asfixiante La Paz para enfrentar al duro The Strongest de Alejandro Chumacero y, muy probablemente, pisará el Morumbí para encararse con el bicampeón Sao Paulo. Seamos honestos: no hay nada que buscar.

No se puede ser hipócrita con las expectativas. Hay que apelar a la ilusión del aficionado y a la entrega de los jugadores para aspirar a una gesta.

grupos-copa-libertadores

Publicidad
Publicidad