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Inglaterra en una final también se ha vuelto una rareza

Si uno pone “Venezuela vs England” en Google y excluimos el contenido del Mundial Sub-20, casi nos vamos a remontar a los tiempos del bloqueo contra Cipriano Castro. La de este domingo a las 6:00 de la mañana en Corea es una final rara, pero no sólo por la Vinotinto.

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Foto: Kim Hee-Chul | EFE

Inglaterra, el país donde se inventó el fútbol como lo conocemos hoy, no va a una final de un torneo importante (Mundial FIFA absoluto, sub-20 o sub-17 de ambos sexos o la Eurocopa masculina) desde que se coronó campeona adulta como anfitriona en 1966 en la época de los dos Bobby (Moore y Charlton) y de un mediocampista de marca espeluznantemente represor al que le faltaban los dientes de adelante, Nobby Stiles. Una Copa del Mundo en la que se cuestionó que los ingleses recibieron ayuda arbitral, incluido un gol en la final ante Alemania que probablemente se hubiera invalidado con la tecnología actual.
Lo que no quiere decir tampoco que siempre haya pasado vergüenza. Ha faltado una maga buena como la de la película del Rey Arturo. El Inglaterra-Italia que estremeció la selva de Manaos fue uno de los mejores partidos del Mundial Brasil 2014, aunque ambas selecciones quedaron eliminadas en la primera ronda. “Gazza” Gascoigne condujo a los ingleses a un muy digno cuarto puesto en Italia 1990. A las generaciones de Beckham, Owen, Lampard o Rooney se les atravesaron Argentina (caída en penales en octavos en Francia 1998), el campeón Brasil (que remontó 2-1 en cuartos en Japón-Corea 2002) y Portugal (otra caída por penales en cuartos en Alemania 2006).
La selección de la Cruz de San Jorge que jugará con la Vinotinto el domingo es británica y poco británica al mismo tiempo. Inglaterra es la inventora del fútbol y del dibujo táctico 4-4-2, al menos en su típica versión insular: dos mediocampistas todoterreno cubriendo una amplia franja en el centro y dos volantes pegados a las bandas que sirven balones a los delanteros. Sólo hasta ahí se repite el modelo fabricado en serie.
Gran Bretaña (una nación que, sólo a efectos de la FIFA, se divide en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) no escapa al serio problema estructural que afecta a casi todas las selecciones europeas desde hace un tiempo: el envejecimiento de la población. En pocas palabras, las mujeres profesionales europeas están poco motivadas a parir como conejas y hay pocos niños y jóvenes, en general.
Esto se ha compensado, en parte, con el flujo migratorio. Y se nota en esta Inglaterra. Basta revisar los nombres de varios de sus titulares y suplentes ante Italia para encontrar a varios chamos de origen africano: Fikayo Tomori, Ademola Lookman, Sheyi Ojo y Dominic Solanke, además de otros afrobritánicos como Ainsley Maitland-Niles y Kyle Walter-Peters.
Sea por este motivo o por otro, la verdad es que la selección Sub-20 que dirige Paul Simpson juega bonito. Los dos mediocampistas todoterreno, el capitán Lewis Cook y Maitland-Niles, no sólo corren sino que tienen buen pie y generalmente prefieren el toque raso. Los laterales Kenny y Walker se sienten felices cuando se proyectan. Los dos Dominic de la delantera, Calvert-Lewin y Solanke (sin duda la estrella y nuevo fichaje del Liverpool), no están esperando el típico balonazo desde la banda para cabecear. No serán predecibles para los centrales venezolanos.
A Solanke le gusta echarse unos metros desde atrás para mandarse galopadas terroríficas. Calvert-Lewin es un delantero que juega para el equipo, estilo Benzema, y al que le gusta recibir balones de espaldas al arco para servirlos a sus compañeros.
Una posible debilidad de la Inglaterra de Simpson es que remata relativamente poco al arco, con la excepción de Solanke. Por otro lado, parece un equipo paciente y sereno, que se puso abajo en el marcador muy temprano ante Italia, siguió en lo suyo y no se desesperó. El peor de los once en la cancha fue el volante por la derecha, Kieran Dowell. Pero ojo con Ojo: apenas entró por Dowell el del Liverpool dio un verdadero baile y contribuyó de manera clave en la remontada.
Este domingo en Suwon se enfrentarán la espada de Bolívar y la Excalibur del Rey Arturo. Todo apunta a que será un partido agradable de ver, con dos selecciones a las que le gusta la posesión de balón y tomar la iniciativa. Venezuela parece más fuerte en la portería y la defensa, y Solanke luce en un nivel superior con respecto a Ronaldo Peña. Que gane el mejor pero que sea Vinotinto.]]>

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