Adiós Alejandro. Yo seguiré escribiendo
El fallecimiento del periodista deportivo Alejandro Chacón nos embarga en luto a quienes cubrimos desde la prensa el fútbol venezolano
El fallecimiento del periodista deportivo Alejandro Chacón nos embarga en luto a quienes cubrimos desde la prensa el fútbol venezolano
El fallecimiento del periodista deportivo Alejandro Chacón nos embarga en luto a quienes cubrimos desde la prensa el fútbol venezolano. El gordo era uno de los pocos comunicadores sociales que mantenía la fe en nuestro balompié, siempre crítico en sus razonamientos, pero con argumentos realmente válidos. Periodista a carta cabal, de esos que nunca ofendían pero no dudaba en usar la crítica con su lado constructivo y categóricamente sustentada.
Recuerdo sus trabajos en distintos medios impresos, pero resaltaba su columna en el semanario Simplemente Fútbol, donde con su muy educada pluma, expresaba su opinión sobre diversos tópicos relacionados al fútbol nacional. Sin poesía, pero obedeciendo siempre al buen uso del idioma en su expresión. Dardos punzantes, en ocasiones, con mucho análisis, respaldado por su dilatada trayectoria en el medio.
Con el devenir de las redes sociales, los espacios de opinión en la prensa escrita fueron aniquilados (además de la desaparición de numerosos medios de comunicación en papel). El twitter y los espacios digitales se han convertido en los escenarios para expresar las ideas, aunque cada vez somos menos los que utilizamos la columna de opinión para detallar con precisión nuestros pareceres. Alejandro era aún un romántico y era defensor de este casi extinto recurso.
Más de una vez compartíamos opiniones sobre las columnas que yo escribo. Era él un asiduo lector de ellas y hoy aprovecho este espacio para reivindicar un medio que me he propuesto, impedir que se extinga.
Ésta que usted está leyendo es la columna de opinión número 276 que escribo en El Estímulo, una plataforma web que me ha permitido durante casi cuatro años expresar mis opiniones sin ningún tipo de censura, desde que Jován Pulgarín me diera la oportunidad de, cada semana, generar un producto que concentrara mis ideas sobre nuestro fútbol.
Amigo lector: yo no me creo poseedor de la verdad. Éste espacio es sencillamente para expresar lo que tengo que decir en relación a mi pasión, el fútbol venezolano. Tengo ya 14 años de trayectoria en los medios de comunicación (radio, TV, prensa escrita y web, en ese orden) donde no incluyo mi cercanía con el balompié criollo, que data desde 1990, la primera vez que acudí solo, sin compañía al estadio, a ver mi deporte favorito. Creo que el ver nuestro fútbol desde hace más de 30 años me da espalda para poder opinar, con mucho respeto y con argumentos, siempre. Siempre.
Nunca he escrito algo obligado por una matriz de opinión. Nadie lo ha hecho ni ha pretendido hacerlo. Creo que porque en estos años que tengo haciendo mi oficio, he demostrado mi integridad e imparcialidad. Y mire que me he ganado reclamos y disgustos, incluso me han dejado de hablar por esto. Y yo cada vez me convenzo más que estoy haciendo lo correcto. Me puedo equivocar, pero usted puede estar seguro que jamás la mala intención correrá por mis dedos al escribir. Nunca será así. Mis críticas siempre tendrán un sustento y nunca personalizaré nada. Mi fin único es hacer saber lo que pienso.
No pretendo hacer creer que mi opinión es la única y cierta. Nada de eso. Lamento que los colegas no hagan lo mismo en espacios similares. Hoy día son pocos (por no decir ninguno) los periodistas que escriben en un espacio semanal sus pareceres. Twitter ha ocupado ese espacio (no lo juzgo, pero creo que deberíamos devolverle a la columna de opinión su real valor explicativo, analítico e investigativo, algo que siempre defendía Alejandro Chacón).
Tampoco busco crear matrices de opiniones, ni ganar amigos, tampoco enemigos. El que me conoce sabe que no tengo otra intención más que aportar ideas a la construcción de nuestro fútbol, no a su destrucción.
Alejandro, mientras me lo permitan, seguiré escribiendo. Cuando la apatía intente vencerme, porque a veces toma la delantera, me acordaré de tu trabajo. Así será siempre.