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¡No más “corre – corre” en el fútbol venezolano!

UCV, Lara, Zamora. Cinco fueron los equipos que, in extremis, sacaron un respirador para, a última hora, salir al ruedo. Y es que la situación económica del país no es boyante, pese a que haya escenarios que pretendan hacer ver a punta de derroche que otra es la realidad

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Los últimos días han sido dramáticos para el fútbol venezolano. Y de contrastes, porque mientras hay equipos que casi tienen tres meses trabajando su pretemporada, que viajan al extranjero para preparar la campaña 2023, en otros casos tenían la medianoche del pasado día 26 para alcanzar los avales necesarios para participar.

Un escenario indeseado, impropio de lo que debería ser una buena gestión administrativa de un club. Estudiantes de Mérida, un histórico, estaba en el limbo hasta que apareció un mesías que con dinero, salvó de la desaparición y el descenso a un equipo que está clasificado a una competición internacional. Pasó igual con Mineros, un grande que tiene una generación de futbolistas jóvenes extraordinaria y que esperó al último minuto para organizarse, justo cuando estamos a menos de una semana para el inicio de la campaña.

UCV, Lara, Zamora. Cinco fueron los equipos que, in extremis, sacaron un respirador para, a última hora, salir al ruedo. Y es que la situación económica del país no es boyante, pese a que haya escenarios que pretendan hacer ver a punta de derroche que otra es la realidad. El fútbol lo siente, cuando el financiamiento no es del Estado. La autogestión sigue siendo dramática y sacar rendimientos para el funcionamiento es tarea titánica.


Es preocupante lo que se vivió, porque si bien los equipos pueden haber concretado un aval de solvencia hasta ahora, ¿qué garantía existe que no vayan a fallar en el transcurso del campeonato? Liga y Federación deben poner la lupa en el asunto, dado que si bien el reglamento permite la salvación a última hora, la sostenibilidad también debe ser garantizada, porque la inestabilidad asoma.

Creo positiva la presión que vivieron los equipos con las fechas topes y la insistencia en que el campeonato comience el 2 de febrero. Esas medidas han hecho que los equipos se obliguen a apurar sus tiempos y saldar deudas. Sé que cada propietario hace un esfuerzo tremendo en poder presentar solvencias, pero todo esto debe servir de guía para sincerar si el campeonato tiene lugar para 16 equipos.

Soy del pensar que todo lo que ocurrió en los últimos meses es demostrativo que la Liga debería sincerarse en la cantidad de equipos que la conforman, garantizando así quizá no un espectáculo tan nacional pero sí sostenible, sin dolores de cabeza por impagos, por retrasos, por insolvencias.

Deportivo Táchira

Hay profesionales y trabajadores que aún no tienen respuesta a sus deudas. Hay escenarios en los que se habla de solvencia pero la incertidumbre continúa. Mientras los directivos hacen esfuerzos notables, hay quienes tratan de resolver cómo sostenerse en un día a día tan difícil como es el que hoy vivimos en Venezuela. Por eso, los hurras de salvación deben cuidar un poco los vítores.

Además, considero que la aparición de inversores, compradores inmediatos realmente nos brinda alegrías momentáneas. Es para mí inevitable no alegrarme que un histórico como Estudiantes siga su camino, pero me preocupa la estabilidad, el proyecto. No es solo comprar, hacerse cargo de las deudas, que ya es algo bien complicado: nuestro fútbol necesita planificación, proyectos, que el interés se traslade a que las instituciones puedan ser sostenibles y por tanto, perdurables. Sé que es como pedir peras al olmo, pero si no organizamos de una vez el escenario, episodios de incertidumbre serán reiterados.

De las crisis surgen las oportunidades, reza el dicho. Es momento que esta situación que alarma sirva para limpiar la casa y evitar que ocurran de nuevo. No es justo que aquellas instituciones que trabajan a tiempo, como debe ser y están al día, tengan que compartir incertidumbre por aquellos que no se han gestionado bien. Además, por respeto al aficionado, por respeto al fútbol, esto no puede pasar más.

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