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Leopoldo López: no podemos entregar la Asamblea Nacional |VIDEO

Leopoldo López expone en esta entrevista para El Estímulo y The Objective, sus argumentos de por qué la oposición insiste en que más allá "del fraude electoral del 6 de diciembre", forjado por el chavismo, debe mantener plena vigencia la actual Asamblea Nacional (Congreso) presidido por Juan Guaidó. "Enfrentamos una dictadura", dice sobre lo difícil que ha sido cumplir las expectativas de millones de empobrecidos venezolanos que esperan un cambio".

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Leopoldo López, uno de los dirigentes políticos opositores más reconocidos de Venezuela, es a la vez uno de los más queridos y con más alto nivel de rechazo, según encuestas como las de la firma Datanálisis. Desde que logró evadirse de Venezuela tras años de prisión y arresto domiciliario, y de estar refugiado en la embajada del Reino de España en Caracas, sigue alzando su voz desde el exterior para mantener vivo el hoy debilitado movimiento que llegó a poner en 2017 en jaque al régimen chavista hoy fortalecido de Nicolás Maduro.

«¿Que por qué no lo hemos logrado?», dice sobre las expectativas creadas y las promesas de acelerar la salida del poder del régimen que encabeza el heredero de Hugo Chávez y su nomeklatura.

«Ese es un debate que hemos venido dando y todos hemos presentado distintas tesis de por qué no lo hemos logrado, conquistar la libertad y unas elecciones. Yo personalmente creo que todavía no lo hemos logrado porque esta es una dictadura mucho más cruel y mucho más indolente, más determinada e inescrupulosa, dispuesta a hacer lo que tenga que hacer para mantenerse en el poder», dice López.

«Nicolás Maduro es mucho peor que cualquier expresión de crueldad y dictadura que hayamos visto en el continente. Eso requiere que nosotros estemos unidos a lo interno y a lo internacional para enfrentar este fenómeno. Las expectativas ubicadas donde tienen que estar. En el pasado hemos cometido errores de sobredimensionar nuestras expectativas y también los hemos cometido de subestimar nuestras expectativas», afirma.

López insistió en que el proceso electoral organizado por el chavismo para el próximo domingo 6 de diciembre y calificado como un fraude por varios gobiernos  y actores políticos, tendrá el mismo destino que la elección de la Asamblea Constituyente en 2017, y la de Nicolás Maduro en 2018: tampoco será reconocido por la comunidad internacional.

Elecciones libres

En esta entrevista con El Estímulo, de Venezuela, y The Objective, de España, insistió en que se va a mantener el reconocimiento a la actual Asamblea Nacional que fue electa legítimamente en el año 2015, y presidida por Juan Guaidó, hasta que se dé una elección legitima y justa, que permita una sustitución constitucional del actual Poder Legislativo.

Con la presidencia interina ocurre lo mismo: el planteamiento es que se le dé una continuidad al  reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado con un mandato muy concreto que le da la Constitución Nacional, que es la organización de unas elecciones presidenciales libres, justas y verificables, dijo López en la entrevista vía Zoom, desde Madrid.

“Sin duda alguna no lo hemos logrado”, dijo sobre las ofertas del movimiento opositor que se enfrenta al chavismo y a la decepción de los venezolanos comunes.

“Pero por no haberlo logrado no significa que nosotros nos entreguemos y entreguemos una herramienta de lucha que es la legitimidad institucional que da la Asamblea Nacional electa en 2015, con 14 millones de votos, y el reconocimiento que tiene Juan Guaidó como presidente encargado con un mandato muy concreto. Ese es el punto de partida sobre el cual tenemos que seguir construyendo”, insistió.

La desunión ante el chavismo

Una de las críticas que se la hecho al movimiento opositor es la desunión de los principales líderes y de los partidos políticos que en un momento formaron la extinta coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), hoy en desbandada, con partido en luchas intestinas e irreconciliables posiciones. Algunos activistas internacionales a favor de la democracia en Venezuela, e  inclusive algunos diplomáticos, han reprochado que esa falta de unidad entorpece el apoyo internacional al movimiento, así como la efectividad de las estrategias contra el chavismo.

López prefiere no ahondar en esa tesis de la unidad, e insiste en que todos los actores políticos de oposición comparten el objetivo común de enfrentar a la dictadura de Nicolás Maduro.

Los reveses sufridos en los últimos tiempos son parte de un proceso explicable dada la magnitud el desafío, insiste. Pone como ejemplo eventos en la historia de Venezuela donde durante la Guerra de Independencia la causa patriótica llegó a estar aparentemente perdida, antes de reponerse y terminar derrotando al imperio español.

“Estamos enfrentando una dictadura brutal que no tiene contemplación en utilizar la fuerza, la represión, las encarcelaciones, las ejecuciones extrajudiciales y la corrupción para mantenerse en el poder”, afirma.

“Uno de los ejercicios más importantes en la conducción de este difícil proceso es poder dimensionar nuestras expectativas, que no permitamos que nos derrote la desesperanza y no permitamos que nos intoxiquemos de optimismo como lo hemos hecho en algunas oportunidades. Tenemos que seguir adelante con un objetivo común: salir del dictador y lograr elecciones libres en Venezuela”, remata.

El 6 D y la caja de los truenos

De acuerdo a la Constitución Nacional, en este 2020 corresponde la elección de una nueva Asamblea Nacional (Congreso), pues la actual fue electa en 2015, cuando la oposición, bajo una estrategia unitaria en la MUD, se impuso y conquistó una mayoría calificada superior a dos tercios de los escaños en juego. Fue la única gran derrota propinada al chavismo con los votos.

Pero el chavismo se las arregló para desconocer ese triunfo y terminó anulando los poderes del parlamento, en un continuo y sostenido proceso pseudo legalista y arbitrario que usurpó el Poder Legislativo y lo entregó al chavista Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y a una Asamblea Constituyente «soberana» también chavista, que le confiere a Maduro plenos poderes para gobernar  por decreto.

En el camino una treintena de diputados opositores fueron atacados, enviados al exilio, o pasaron a engrosar la lista de centenares de presos políticos civiles y militares que hay en los calabozos del régimen en Venezuela. El parlamento además fue desalojado de su sede física en el Palacio Federal Legislativo, en el centro de Caracas.

Este año fue convocada la elección parlamentaria sin que se cumplieran los procesos de Ley. El chavismo además confiscó los principales partidos de oposición y hasta algunos del bloque oficialista, para entregárselos a incondicionales seguidores que son candidatos al evento del domingo.

Organizaciones civiles defensoras de la democracia y del sufragio denuncian que se han violado principios esenciales de los procesos electorales.

En estas condiciones la oposición insiste en que esto es un fraude anticipado mientras los líderes chavistas advierten que el 5 de enero, cuando instalen una nueva Asamblea, comenzarán a perseguir y a encarcelar a los actuales diputados.

La Corte Penal de La Haya

López señala que los señalamientos contra Maduro no son nuevos, y hoy también son los mismos que hace la ONU «luego de  investigaciones que han determinando con hechos concretos, fechas, con nombres y apellidos crímenes específicos la responsabilidad de Nicolás Maduro y de su estructura de poder».

«Sobre Nicolás Maduro pesa una orden de captura por estar vinculado con actos de corrupción y de narcotráfico», dice al recordar que las denuncias se tramitan en la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya.

«Nicolás Maduro está galopando solo como un criminal que es forajido en el ejercicio del poder. Esa es una realidad que nosotros tenemos que entender, una realidad que hace siete años cuando la decíamos nos decían que estábamos exagerando, pero hoy tenemos suficientes testimonios de muertes, de asesinatos, de torturas, de ejecuciones con cualquier tipo de procesos horrorosos… Maduro ha superado con creces esos cuentos del horror, esos casos de la dictadura de Pérez Jiménez», que gobernó Venezuela hasta el 23 de enero 1958, cuando llegó la democracia bipartidista, que duraría 40 años hasta el triunfo de Hugo Chávez.

López, fundador del perseguido partido Voluntad Popular reprocha que haya quien pretenda dimensionar la confrontación entre el chavismo y la oposición en el mismo nivel de polaridad política.

De hecho, otros analistas han explicado el cuadro de Venezuela como una minoría armada que somete a una vasta mayoría a  un modelo que es rechazado por el 80% de la población que quiere un cambio.

Concurso de popularidad

“Esto no es un tema de elecciones. Si estuviéramos en democracia la contienda estaría en el terreno de la opinión pública, de quien tiene más o menos popularidad, más o menos rechazo”, dice López sobre las encuestas que le cobran a los líderes opositores la falta de resultados.

“Estamos enfrentando una realidad muy distinta. La lucha contra una dictadura criminal que entre otras cosas tiene un control bastante probado sobre lo que es la construcción de la opinión pública y de la opinión publicada”, dice.

En efecto, en Venezuela fue aniquilada la gran prensa, el chavismo ejerce constantes presiones y amenazas contra los canales de TV y los circuitos y estaciones de radio, no existen periódicos impresos de alcance nacional, hay censura y persecución a la prensa libre.

Los medios digitales, que son una alternativa para el público, se enfrentan al que ha sido definido como el internet más lento y precario de América y con un alcance para apenas un tercio de la población nacional. La telefonía celular tiene una cobertura cada vez más limitada y una vasta mayoría de población empobrecida no tiene recursos para renovar aparatos electrónicos.

En este contexto, el gobierno impone su hegemonía comunicacional, domina todos los medios radioeléctricos públicos y privados; impone una Ley contra el Odio para castigar lo que califica como delitos de opinión; expone a sus rivales al escarnio público a través de la radio y la TV del Estado, encarcela a cualquiera hasta por reenviar un tuit, y utiliza laboratorios en redes sociales para crear tendencias y manipular opiniones.

La versión oficial afirma que Leopoldo López es un prófugo de la justicia, un terrorista y asesino, según el discurso que machaca el chavismo. Un discurso que a partir del domingo pretenderá vender la idea de que hubo en Venezuela una elección parlamentaria libre, competitiva y transparente.

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