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Con 3 asesinatos de mujeres en Portuguesa arrecia ola de femicidios en Venezuela

Tres nuevos asesinatos de mujeres en Venezuela, esta vez en el estado Portuguesa, evidencian el drama creciente de los femicidios en este país que vive crisis sobre crisis y tragedia sobre tragedia. Varias activistas trabajan para frenar este baño de sangre que se cobra una víctima cada 33 horas.

cada 33 horas asesinan a una mujer
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Dos mujeres jóvenes fueron estranguladas con ramas de bejuco o lianas. ¿Podríamos estar en presencia de un asesino serial en el estado llanero de Portuguesa? Lo cierto es que estos femicidios ocurrieron en un pueblo de aproximadamente 1.500 casas, donde casi todos sus habitantes muy posiblemente se conozcan entre sí.

Búsqueda y angustia

Eliannys Andreina Martínez Roñoz, de 17 años, salió de su casa el domingo 21 de febrero en la mañana con destino a un culto en una iglesia evangélica. Fue la última vez que la vieron con vida. A la familia le extrañó que con el pasar de las horas la joven no volviera a casa. Entonces, acudieron a la policía para denunciar la desaparición, ya que Eliannys no solía irse a otro lugar sin dejarlo notificado en su casa. Así transcurrió la noche del domingo. Con el amanecer y el transcurrir del día lunes 22 de febrero, la familia emprendió la búsqueda por el caserío La Misión.

En medio de la desesperación de toda la familia, ocurrió lo que nadie hubiese querido. Encontraron ellos mismos el cuerpo de la muchacha sin vida en un terreno baldío que llaman La Tabacalera, en el sector Punta Brava del municipio Turén, estado Portuguesa. Cerca de un árbol apartado, muy grande y frondoso, estaba el cuerpo de Eliannys.


Según información del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), cerca del cadáver estaba el calzado de la víctima y su ropa. También una gasa con una sustancia rojiza, un preservativo con una sustancia de color blanca o de origen seminal, y un bejuco o liana con el que presuntamente la estrangularon.

Evidencias forenses

Cabe destacar que, si la evidencia fue colectada correctamente, el preservativo en el sitio del suceso podría indicar varias hipótesis: la víctima conocía al sujeto y fue consensuado acudir al menos a este lugar. o Tal vez el agresor ya tenía la idea de asesinar a la joven y se protegió anticipando no dejar rastros de ADN. Pero, tras cometer el crimen, no recogió el objeto de protección sexual.

La evidencia biológica ahora es clave para realizar un estudio de ADN y compararlo luego con el ADN del posible victimario. Falta verificar si los laboratorios de criminalística están en condiciones de hacer estas pruebas rutinarias en casos similares.

La evidencia biológica es un tipo de evidencia física exclusivamente biológica que provee información sobre la identidad de los sujetos implicados en un hecho criminal. El objeto de estudio se centra en el análisis de los restos de sangre, fluidos corporales (saliva o semen), piel o cabellos con el fin de determinar el ADN de los autores del crimen y/o cómplices.

Otra mujer, escena parecida

La segunda muerte guarda mucha similitud con la primera. Eduarlis Carolina Falcón Torrealba de 20 años de edad, salió de su residencia el día 22 de febrero a las 7 de la mañana. Iba camino al gimnasio, pero nunca llegó a ese lugar. Cuando sus familiares vieron que ella no estuvo en el recinto deportivo y tampoco volvió a su casa, acudieron a la policía. Se inició una intensa búsqueda por todo el poblado de La Misión, sector Las Marías Sur, municipio Turén, estado Portuguesa.

El día siguiente encontraron el cadáver de Eduarlis Carolina, mutilado y con signos de violencia sexual. En el lugar del hecho se encontraron los zapatos de la víctima sin trenzas, ramas de bejuco o liana y prendas de vestir de la joven. Al igual que la primera víctima, el cuerpo presentó un surco equimótico en el cuello, lo que evidencia que fue asfixiada por constricción del cuello, es decir, hubo un estrangulamiento.

Las autoridades no descartan que se trate de la misma persona la que perpetró ambos homicidios, utilizando los mismos objetos para dar muerte a las dos mujeres, con edades casi similares, y a quienes supuestamente violó y estranguló. Con la evidencia biológica que pudo haber dejado en el cuerpo de la segunda víctima, es factible una comparación con la muestra de ADN del preservativo colectado en el primer sitio del suceso. De ser similares, se trataría del mismo asesino.

Tercer femicidio

El día 22 de febrero a las 6:30 pm, Luques Jhon Keller, de 30 años de edad, se acercó al que era su hogar, ubicado en la urbanización Baraure 4, avenida 2, casa número 4, del municipio Araure del estado Portuguesa. Allí pretendía hablar con su exesposa, Carmine Yohanny Sosa, también de 33 años. Keller al parecer quería regresar con su expareja.

En la visita la conversación giró en torno a eso, a comenzar de nuevo. Pero Carmine le dijo que no estaba dispuesta a volver con él. Comenzó una discusión y el hombre buscó someter a la mujer, dentro de la casa y frente a su hijo.

Keller sacó un revólver calibre 38 y le disparó en la cabeza a Carmine, causando la muerte de manera instantánea.

Posteriormente, el hombre en medio de aquella escena decidió jalar el gatillo y suicidarse. Todo este acto criminal frente a su pequeño hijo, que vio cómo se desvanecían sus padres dejándolo huérfano.

Monitor de víctimas, Utopix

Según esta ONG que hace seguimiento a la violencia contra la mujer, en enero de 2021 fueron asesinas 23 mujeres en toda Venezuela mientras que, en enero de 2020 la cifra se situó en 34.

“Sí, hemos visto un aumento en comparación con 2019 en el que se contaron 167 femicidios, mientras que en 2020 ocurrieron 256 femicidios”, indicó Aimee Zambrano, miembro de Utopix.

Este incremento representa del 53% en las muertes violentas de mujeres en el año de la pandemia de la covid-19.

Zambrano acotó que es posible que, en el subregistro de casos, pueda haber más femicidios de los que ellos pueden observar a través del monitoreo de medios de comunicación. De hecho, Aimee Zambrano indicó que ONU Mujeres hizo un llamado en su momento a los Estados a tener planes de contingencia de protección, porque las mujeres iban a pasar más tiempo en casa, debido a la pandemia, y tendrían ese mismo tiempo bajo la amenaza de un posible agresor.

Una epidemia contra mujeres

Estima que en Venezuela la tendencia de asesinatos continúa en aumento, con una nueva víctima cada 33 horas en promedio.

“Las organizaciones de acompañamiento de mujeres están recibiendo muchas llamadas de mujeres que denuncian estar bajo algún tipo de violencia de género en el mes de febrero de 2021. La semana pasada ocurrieron dos femicidios en Coche, Caracas, ahora ocurre en Portuguesa”, señaló.

En el caso de las mujeres, cuando ocurre un femicidio, generalmente quien lo lleva a cabo es un conocido, donde existe una relación de confianza y que puede calificarse como un crimen de odio hacia las mujeres.

“El femicidio viene de un contexto en la que hay una relación de poder y esa muerte ocurre derivada de una conducta violenta que va incrementándose con el transcurrir del tiempo, con fases como el control, el control patrimonial, violencia sicológica y el acoso, hasta terminar en el femicidio. No es algo que ocurre un instante y termina fatalmente, existe una conducta previa”, explica Zambrano.

Responsabilidad del Estado

“El Estado tiene que tener un plan de contingencia feminista, porque desde las organizaciones no gubernamentales hemos venido alertando desde el año 2019 el incremento de casos de femicidios en el país, y ese plan no puede ser únicamente desde el Ministerio de la Mujer, tiene que ser integral”.

Pone como ejemplo lo sucedido en Argentina, donde crearon una normativa, Ley Micaela, que obliga a todos los funcionarios públicos a recibir formación en el área de violencia de género incluyendo el tema de violencia contra la mujer.

Desde monitor de víctimas de Utopix aseguran que muchas veces por esta falta de orientación en el funcionario público, la denuncia que hace la mujer víctima de violencia no es tomada en cuenta de manera formal. Así, la mujer es revictimizada y termina nuevamente bajo las garras del agresor, muchas veces con desenlaces fatales.

“Carla Ríos en 2020 hizo la denuncia, al agresor lo arrestaron, pero, luego lo dejaron en libertad y terminó matándola”. Cuando eso ocurre, agregó Zambrano, estamos frente a un feminicidio, “porque el Estado tiene responsabilidad de ese femicidio que ocurrió”.

Tímidas respuestas del Estado

Aimee Zambrano indicó que en 2020 se pudo observar alguna campaña que hizo el Estado venezolano por redes sociales y radio sobre el tema de la violencia de género con motivo de la pandemia, apoyados por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). Desde el Ministerio de la Mujer volvieron a relanzar el 0-800-Mujer con el tema de las denuncias. Sin embargo, piensa que esto no es suficiente.

Por otro lado, manifestó que en algunos estados del país existen hoy en día más tribunales con competencia en violencia de género. Pero, insiste Aimee Zambrano, falta mucha formación en todo el sistema de justicia en relación a la violencia contra las mujeres.

“Hay un desconocimiento de la ley, hay un desconocimiento de cómo incluso hacer el levantamiento de los expedientes. Aunque la misma ley los explica, porque en ella se establecen 21 tipos penales de violencia contra la mujer”, señala esta antropóloga y activista social.

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