Coalición por Venezuela: Andrés no pasó sus últimos días solo en Paraguay 

Cuando Andrés entró a la emergencia de un hospital de La Asunción solo pudo decir un par de palabras que no se entendieron, pero que atrajeron a una médico venezolana que identificó en ellas su mismo acento.

Eso y el carnet del trabajo, con su nombre y su profesión de arquitecto, fueron los únicos datos que logró obtener sobre él, pues a los minutos cayó inconsciente y entró al área de terapia intensiva.

El carnet era lo único que llevaba. Por su complexión física, los médicos le calcularon entre 35 y 37 años de edad. No había nadie que diera información precisa sobre él: Andrés llegó solo a ese hospital de Paraguay.

Resignada, la doctora buscó entre sus contactos a alguien que pudiera ayudarla. Fue entonces cuando encontró el nombre de Sonia, una paisana amiga suya, residente en Puerto Rico, quien era miembro de la Coalición por Venezuela, una red de apoyo para los migrantes que buscan oportunidades fuera de la emergencia humanitaria que atraviesa el país.

Había estado en contacto con ella antes. Por su profesión y en su condición de migrante, entendía la importancia de estas organizaciones.

Sonia se encargó del caso y durante días estuvo buscando en vano por redes sociales, hasta que decidió escribir directamente a la empresa en la que trabajaba, la que aparecía en el carnet, pero le dijeron que esa era información confidencial. Después de indagar con el personal, consiguió otro dato: “Él era muy callado, casi no hablaba con nadie. A mí una vez me dijo que venía de un lugar llamado Barquisimeto”.

Desde Puerto Rico, a Sonia se le dificultaba atender directamente el asunto, por eso decidió contactar a Ana María Diez, también de la ONG en Venezuela, para que la ayudara a ubicar a los familiares, pero la poca información que tenía no era muy útil.

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Ana María Diez es una de las fundadoras de la Coalición por Venezuela. En su asistencia, como representante de la sociedad civil, a la 49° Asamblea General de la OEA (Organización de Estados Americanos), que se celebró en Medellín a mediados de 2019, se definieron las ideas generales de la ONG.

El evento permitió que las diferentes organizaciones venezolanas dedicadas al tema se encontraran y decidieran unirse. “Esta federación actualmente agrupa y representa a la mayor cantidad de expresiones de la diáspora en la región”, cuenta Diez, abogada y quien fue electa vicepresidenta del organismo para el período 2021-2023.

A su juicio, esta coalición era algo inevitable: “Es lo que naturalmente debía suceder: por un lado, millones de personas huyendo en una crisis humanitaria sin precedentes; y por otro, venezolanos migrantes con disposición de ayudar, que se comienzan a organizar como asociaciones, fundaciones o iniciativas individuales y deciden trabajar unidas en pro de los migrantes y refugiados de Venezuela. Creo que somos el ejemplo que rompe ese mito de que los venezolanos no sabemos trabajar unidos”.

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“Andrés, menor de 40 años, arquitecto de Barquisimeto”, se repetían una y otra vez Sonia, Ana María y el resto de la organización, quienes habían focalizado la búsqueda entre conocidos en la capital del estado Lara.

Fue Macarena, una amiga de Ana María en Barquisimeto, la que le pidió apoyo al director de la Escuela de Arquitectura Cristóbal Mendoza, quien aseguró conocerlo. Pero él refirió a otro contacto, a una profesora universitaria que conocía el sitio donde vivía Andrés antes de irse del país.

Ella las llevó hasta su casa. Pudieron por fin conocer a la señora Juana, la mamá de Andrés, quien, como era de esperarse, no sabía nada de su hijo desde hacía meses. Dijo que después de una discusión que tuvieron no supo más de él hasta ese momento. De hecho, pensaba que todavía estaba viviendo en Ecuador, adonde se fue originalmente.

En su casa eran ellos dos nada más, no tenían otro familiar cercano, por eso había resultado tan difícil contactarlos. Desconocía por qué Andrés había tomado la decisión de salir de Ecuador y viajar al sur del continente.

Preocupada, la señora Juana no hallaba cómo viajar a ver a su hijo. No tenía pasaporte y, aunque consiguiera costearlo, los trámites burocráticos en Venezuela tardan meses y hasta años. Ella no podía esperar tanto, estaba urgida por viajar a Paraguay a reencontrarse con él, así estuviera en coma.

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Integrada por 84 organizaciones y con presencia en 20 países, la Coalición por Venezuela no solo trabaja desde Canadá hasta la Patagonia, sino también en el otro lado del Atlántico: Suiza, Portugal y España son tres países donde hasta ahora han logrado expandirse en Europa, pues la agrupación no contempla voluntades individuales, sino a organizaciones que estén legalmente constituidas, con un trabajo y una labor comprobable.

Las ayudas brindadas por la Coalición por Venezuela van desde la asistencia humanitaria y la asesoría legal hasta la promoción cultural y el apoyo a emprendimientos. Depende de la organización y del contexto del país en el que se encuentran. La ONG está registrada en Estados Unidos y se puede contactar por la web o vía redes sociales: @CoalicionVE.

Los más altos niveles del sistema de Naciones Unidas le han abierto las puertas para el dialogo a la Coalición por Venezuela. “Trabajamos en varios países de la mano de la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR). Somos miembros federados de la Organización de Estados Americanos (OEA) en donde participamos como sociedad civil y en otros espacios de incidencia institucional como el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular. Recientemente suscribimos un acuerdo de trabajo con la oficina de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), para la respuesta regional a la situación venezolana”.

Entre el 7 y el 10 de junio, se llevó a cabo una de las Consultas Globales con ONG que ACNUR organiza periódicamente. La Coalición por Venezuela estuvo presente con la participación de Diez, quien habló sobre una realidad que ahora conoce en carne propia, pues hace dos meses se mudó a España.

“Los venezolanos no somos solamente migrantes paseando por América, somos solicitantes de refugio y por ende deberíamos acceder a la protección internacional de refugiados”. Si bien hay países que aceptan solicitudes de refugio, en general a los venezolanos no se les concibe como tal, y por lo tanto carecen de la protección internacional que trae consigo esa condición.

Pese a ser una ONG, la Coalición por Venezuela ha conseguido el apoyo de instancias estatales en varios países: la Gerencia de Fronteras de Colombia, la Dirección General de Migración de la República Dominicana, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, la Cooperación Suiza, representaciones consulares de países aliados y en general, organizaciones no gubernamentales como Open Society Foundation, el Consejo Noruego para Refugiados e institutos de educación e investigación.

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El estado de Andrés no era nada alentador. Después de varios estudios, los médicos dieron con la respuesta: se presume que como consecuencia de un estado de depresión se intentó quitar la vida inyectándose ácido muriático en el tórax y uno de sus pulmones colapsó. Varias voluntades, entre ellas el mismo personal médico del hospital y organizaciones de venezolanos en Paraguay, seguían de cerca la situación.

Por tres semanas estuvo en terapia intensiva. Juana no pudo alcanzar a verlo.

La Coalición por Venezuela se encargó de los trámites para darle sepultura a su cuerpo, que se encuentra enterrado en un cementerio de La Asunción, a más de seis mil kilómetros de Barquisimeto, donde todavía vive su mamá.

A ella solo le reconforta saber que su hijo no pasó sus últimos días solo.