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Gritos de llanto y esperanza en Las Tejerías: "Mi esposa tiene que estar viva"

Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer llegada las cinco de la tarde de esta sábado 8 de octubre en buena parte de los valles de Aragua. Los habitantes de Las Tejerías pensaron "otro chaparrón más”, pero dos horas más tarde ya la mitad del pueblo estaba bajo las aguas y las calles se habían convertido en ríos caudalosos de lodo, que arrastraban a su paso todo lo que conseguían. Nadie sabe la cantidad real de fallecidos ni se han calculado los daños en casas, comercios y fábricas de la zona.

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El pueblo de Las Tejerías, en el municipio Santos Michelena, del estado Aragua, en la región Centro-Norte de Venezuela, parecía el domingo una zona de guerra. En efecto la naturaleza se había ensañado con furia sobre sus calles empinadas y sobre las casas como colgadas de las laderas. En la entrada de la comunidad más afectada, un gran despliegue de carros oficiales de los organismos de seguridad, especialmente delCuerpo de Bomberos, Protección Civil, Policía Nacional y Guardia Nacional, ilustran la magnitud del desastre.

Quien llegaba este domingo a la «zona cero» de los deslaves que dejaron al menos 22 muertos y 52 desaparecidos tenía que usar de inmediato mascarillas: no por miedo al covid-19, sino por las nubes de polvo que opacaban el ambiente dándole un aspecto aún más lúgubre y pesado al lugar, como un aviso de lo que encontraríamos más adelante.

Las Tejerías intenta medir los daños,contar los cadáveres y encontrar a los desaparecidos
Habitantes de Las Tejerías lloran a sus seres queridos, muertos o desaparecidos durante la crecida de las aguas con las lluvias del sábado 8 de octubre. Foto Daniel Hernández/El Estímulo

En el casco central, grandes montañas de tierra y lodo, pedazos de troncos gigantes, calles llenas de escombros, casas y negocios destruidos gritan la magnitud de esta tragedia. Obreros con maquinaria pesada tratan de abrir el paso por las vías, mientras los habitantes de Las Tejerías deambulan de un lado a otrotratando de entender que fue lo que pasó,otros tratan de conocer el paradero de sus familiares desaparecidos desde las horas de los aguaceros y los torrentes que bajaron de las laderas e hincharon con rabia los cauces de las quebradas.

Hace muchos años Las Tejerías era solo un poblado de pocas calles planas, con construcciones coloniales, pero con el tiempo quedó rodeado de casas de ladrillos de arcilla y construcciones precarias atiborradas entre las colinas.

Las Tejerías
Habitante de Las Tejerías, consternado por una tragedia que arruinó al pueblo. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

«Tenía pánico, ahora estoy vivo de milagro»

Trina Mejía era una de las personas que intentaba revertir el daño y tal vez el tiempo. Junto a un joven, con una pala sacaban la tierra fangosa de un local que era de su tía. Allí funcionaba un taller de costura: “estamos tratando de recuperar las máquinas de coser que quedaron tapiadas, ese es nuestro único sustento de trabajo”, dijo a El Estímulo.

Sobre una enorme maraña de escombros y troncos entrecruzados, un grupo de agentes de la Policía Nacional observaban el cauce de la quebrada ahora medio dormida. Como todos en Las Tejerías, expresaban su asombro y estremecimiento por lo que estaban presenciando: un poco más abajo, un grupo de bomberos luchan por rescatar el cadáver de una de las víctimas que fue arrastrada por el río la noche anterior.

Misael Bolívar, hasta la mañana del sábado terminaba de hacer los arreglos de un local que pensaba inaugurar dentro de una semana.

“Yo me encontraba en la oficina del local, cuando comenzó la tragedia. Escuché un ruido muy raro, me asomé a la ventana y vi la ola; ya era tarde para salir. Solo me dio tiempo de aferrarme a una escalera, mientras el agua inundaba todo el espacio. Tenía pánico, allí me quedé, agarrado de la escalera, esperé a que bajara la crecida de las aguas, estoy vivo de milagro”, dijo Bolívar.

Tanto Misael, como los demás comerciantes pasaban la jornada del domingo sacando el lodo de sus locales, intentado reconstruir, encajar las pérdidas por unos daños materiales que son incalculables.

Los daños materiales en comercio, casas y fábricas de Las Tejerías se pierden de vista. Los habitantes intentan reponerse a la tragedia. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

Ángel Sánchez asegura que sigue con vida porque Dios le debe tener una misión muy importante. Estaba completamente lleno de barro, frente a un local comercial donde trabajaba como vigilante y también pernoctaba.

“Pero la noche del sábado salí a una casa más arriba y fue cuando sucedió la tragedia, el cauce de la quebrada, el pantano se metió en los locales y casas. Hay varios amigos desaparecidos”.

Ángel Sánchez, habitante de Las Tejerías

Petra Herrera y Graciela Silva, recorrían las calles del pueblo horrorizadas, visitaban las casas de sus vecinos y amigos, para conocer de su paradero, no contenían el llanto de ver tanta desolación.

“Es lamentable, pero ya varios de nuestros conocidos fueron trasladados a la medicatura, los encontraron tapiados, ahogados en sus casas. Nunca antes en nuestro pueblo había pasado una situación como esta”.

Los consternados habitantes de Las Tejerías intentan entender la tragedia, mientras buscan a desaparecidos y comienzan a limpiar los escombros y el lodo. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

Rápido contra la adversidad

Muchos de los funcionarios, visiblemente cansados, seguían buscando entre los escombros los cuerpos de las víctimas. «Tenemos que trabajar rápido, realizar las labores de rescate, liberar el paso de la calle principal, restablecer el servicio de agua potable y la energía eléctrica”, señalaba uno de los funcionarios consultado por El Estímulo.

Brigitte Segovia vive en el sector La Gruta y la tragedia la sorprendió dentro de su casa.

“Yo estaba cocinando, escuchaba la lluvia fuerte, de repente vi que el agua comenzó a meterse, abrí la puerta principal para ver qué pasaba y el agua me llegó a la cintura, mi esposo reaccionó y comenzó abrir boquetes en las paredes, para bajar el nivel y así nos pudimos salvar”.

Brigitte Segovia, damnificada en Las Tejerías

Su hermano vive en la vecina calle El Béisbol, en donde la situación fue mucho más crítica, pues allí no quedó casa o comercio, que no resultara afectado.

“Cuando bajo la corriente, como pude, vine a ver a mi hermano, su esposa y mis sobrinos. Perdieron todo, quedaron con la ropa que tienen puesta, me dijeron que lograron salvarse gracias a que se guindaron de la reja, mientras pedían auxilio, pero nadie podía ayudarlos todos sus vecinos estaban con la misma emergencia”, explicó Segovia.

Señalaban los habitantes del pueblo, que las autoridades estaban investigando las informaciones sobre las afectaciones de una casa en donde se celebraba unafiesta infantil, así como el local de una iglesia en donde se llevaba un oficio religioso al momento de la crecida de las aguas.

Salvaron a mi madre

Alixon Nieves estaba junto a su hijo cuando comenzó a llover. Ambos decidieron bañarse con el agua de la lluvia, a las afueras de su casa, compartiendo un momento de diversión familiar. Luego de su travesura, tomaron las toallas se secaron y decidieron acostarse temprano.

“De repente escucho el grito desesperado de mi hijo que me llama, cuando me bajo de la cama el agua ya me llegaba a las rodillas y continuaba subiendo el nivel; como pude subí a mi hijo al techo, luego ayude a mi hermano y a mi hermana, faltaba mi mamá, pensé que la perdería, pero de repente llegaron a mi casa un grupo de jóvenes, valientes esos chamos, entraron y salvaron a mi madre, nunca tendré como pagarles”, narraba Nieves, entre sollozos.

Mi esposa tiene que estar viva

A las afueras de una de las casas estaba Luis Tineo, quien contemplaba con aire ausente cómo su vivienda había quedado destruida. Explica que para el momento de la tragedia estaba trabajando. “En casa solo estaban mi esposa y mi hermano, mis vecinos me dicen que el río se los llevó, que pedían ayuda pero nada podían hacer. Según me han asegurado, a mi hermano lo rescataron vivo en medio de una laguna de lodo. De mi esposa no he tenido información, pero yo siento que ella está bien, que se mantiene viva, pero no sé en donde se encuentra”, dijo a El Estímulo.

Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

En medio de este drama colectivo, algunos afectados señalaron que se mantienen en sus viviendas, pese a la emergencia y las amenazas de nuevas lluvias, pues en medio de la tragedia, hay personas inescrupulosas que intentan saquear las ruinas, a pesar que el pueblo se encuentra custodiado por los cuatro costados.

Espero el cuerpo de mi hermana

Sentada en un silla de madera, con una bata manchada por el lodo y descalza, estaba la señora Crucita Moreno, de 67 años de edad. Estaba en una calle del barrio Castor Nieves, en la parte alta del pueblo. Su mirada estaba fija en una casa que estaba tapiada hasta la mitad de lodo.

“La inundación me sorprendió en mi casa, donde estaba con mi hija y mi nieto, cuando comenzó a llenarse de agua el patio, decidimos salir a una casa en la zona más alta”.

Crucita Moreno

Explicó que su hermana vivía en la parte más baja del barrio, estaba sola para el momento de la tragedia. “Mi hermana se llama Rita Moreno,tenía 57 años de edad, los vecinos me dicen que nadie la vio salir, los bomberos trajeron un perro de rescate y ha señalado un lugar en donde han excavado pero no han logrado dar con el cuerpo. Mi hermana le dejó a mi sobrina un mensaje en su celular, para que viniera ayudarla, pues decía que se estaba ahogando dentro de su casa, luego no hubo más comunicación. Todo esto es una tragedia, la lluvia acabo con mi pueblo”, dijo.

Las Tejerías, zona de desastre
La señora Crucita Moreno espera a que los bomberos logren rescatar el cuerpo de su hermana, enterada bajo los escombros de lo que fue su casa. Foto: Olga Maribel Navas/El Estímulo

Sopa de pollo para el alma

En medio de las calles empantanadas del pueblo de Las Tejerías, un grupo de hombres y mujeres, con ollas y envases en mano, visitaban las casas afectadas y ofrecían un plato de sopa de pollo, para las personas damnificadas.

Jhonny González y Yurca Martínez, encabezaban el grupo de voluntarios, quienes señalaban eran parte del personal docente de la escuela Jabillar, que tendrá suspendida las clases, pero aseguraron se habilitaran para cocinar para los niños de la comunidad.

“En estos momentos difíciles, hay que ser solidario con nuestros vecinos”, señaló Martínez, directora del centro educativo.

Hasta el lugar se presentaron distintas autoridades del gobierno, municipal, regional y nacional, quienes activaron un Centro de Control y Coordinación de Emergencias y Desastre, para atender a los habitantes del pueblo de Las Tejerías. Se ha decretado tres días de luto nacional, mientras los perplejos habitantes de Las Tejerías intentan comprender en qué momento la lluvia trasformó sus vidas y propagó la tragedia.

Las Tejerías
Las labores de limpieza y reconstrucción de Las Tejerías son de tal magnitud que llevarán mucho tiempo. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

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