Venezuela

El Milagro: así es el asalto final al hato que sobrevivió 23 años de ataques chavistas

Haciendo honor a su nombre, fue un milagro que sus 20 mil hectáreas, ubicadas en el estado Cojedes, lograran mantenerse produciendo durante más de 20 años enfrentando los embates de la revolución bolivariana. Invasiones, intentos de expropiación, robos, acusaciones, juicios, hasta que recientemente un grupo armado lo tomó a la fuerza destruyendo lo que quedaba

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Casi 24 años le costó al chavismo destruir el hato El Milagro, propiedad de Ricardo Zuloaga Pérez-Matos, quien falleció en 2011 y los últimos años de su vida los dedicó a intentar preservar esa finca productiva que levantó en unas tierras de Cojedes en las que no había caminos ni trabajo cuando las adquirió. Hoy uno de sus hijos, Gabriel Zuloaga Rodríguez, intenta recobrar lo construido toda una vida, casi de la nada, para seguirlas transformando en áreas productivas, con razas de ganado adaptadas para la zona y grandes extensiones sembradas de sorgo.

En el hato El Milagro confluyeron especialistas y trabajadores que hicieron su vida, hasta que, a partir del año 2000 con la llegada de la revolución es poco lo que queda en pie sobre esas tierras.

Su historia en ese punto de la geografía se parece a lo que ha estado ocurriendo en Venezuela. Innumerables trabas para producir o emprender cualquier actividad privada. Más de 12 juicios en tribunales han tenido que atender en los últimos 20 años; constantes invasiones de grupos armados, protegidos por entes y funcionarios gubernamentales; extorsión; acusaciones de supuestos delitos que van desde señalarlos por tierras ociosas, daños ambientales, narcotráfico y hasta tráfico de combustible, a pesar de no presentar pruebas.

Con la última invasión ocurrida el pasado 27 de mayo, por cerca de 20 hombres armados, resguardados por la Guardia Nacional, el hato El Milagro, luego de 60 años de plena producción, se encuentra casi totalmente paralizado. Estos últimos invasores se llevaron los últimos equipos que quedaban y expulsaron a los trabajadores que aún se mantenían allí con sus familias. Solo queda algún ganado disperso en las zonas más apartadas, la mayoría búfalos,

Atrás quedaron unas 5 mil cabezas de ganado que se mantenían en constante renovación e inversión; 400 kilómetros de potreros; 100 kilómetros de caminos; 24 lagunas de bebederos artificiales construidos para las reses; 7 represas; 5 molinos, corrales, talleres, el centro veterinario, y el recurso humano que allí se formó y desarrolló con trabajadores que construyeron 22 viviendas para ellos y sus familias, una escuela y un centro de atención médica frecuente.

Los primeros años

El hato El Milagro fue adquirido en el año 1959 por Ricardo Zuloaga Pérez-Matos junto con otros tres socios. Está ubicado en el estado Cojedes, entre los ríos Chirgua y Pao, linderos con Guárico. En 1975 los socios de Zuloaga se retiraron de la actividad agrícola y vendieron su parte a los Zuloaga.

En el año 1982, luego de culminar sus estudios de Agronomía en Maracay, el hijo de Guillermo, Gabriel Zuloaga, se incorporó al trabajo en la finca y en la actualidad sigue al frente intentando los recursos legales posibles para preservar lo que queda de la finca.

Gabriel recuerda que esos primeros años desarrollaron y produjeron semillas de pasto, sembraron sorgo y acudieron a asesoría de instituciones internacionales especializadas en diversas áreas en agricultura, ganadería, organización y programación de la empresa. “De esa manera fuimos desarrollando áreas como las 7 represas que construimos las cuales nos permitieron tener un sistema de riego, fuimos conquistando zonas que se anegaban completamente en la época de lluvias, lo que nos permitió pastorear por lo menos 8 meses al año. Aprendimos a sembrar con varios centímetros de agua, a drenar las sabanas en invierno y a mantener el agua en verano”, explica Gabriel, consultado para El Estímulo.

Comienza el acoso oficial

En el año 2000, recién instalado el nuevo gobierno de Hugo Chávez, comenzaron los problemas. Para ese año la finca tenía unas 5 mil cabezas de ganado, estaba produciendo más de 2 mil animales para la venta al año, 3 mil vacas y 2 mil 100 listas para parir. La mayor parte del ganado era Brahman, Cebú, Bos taurus, entre otros.

Con el recién creado Instituto Nacional de Tierras (INTI) les enviaban inspectores constantemente. Pensaban que el acoso venía por el vínculo familiar con Guillermo Zuloaga, quien fue propietario de Globovisión, para ese tiempo, un canal informativo.

En el año 2004 sufrieron la primera invasión, pero pudieron resguardar la finca debido al alerta de uno de los empleados, quien había sido contactado por los invasores previamente y hasta le habían ofrecido dinero para que se incorporara a la toma.

Cerca de 100 invasores acamparon en los alrededores, resguardados por efectivos de la Guardia Nacional. Gabriel cuenta que los efectivos solían pasar más tiempo con la gente de la finca porque allí tenían comida y más recursos que los invasores mientras que los invasores estaban cada vez más limitados para mantenerse en su improvisado campamento. Finalmente lograron sacarlos, a cambio de un respectivo pago.

En paralelo a esa invasión, tres organismos del Estado, como el INTI, la Fiscalía General y el Tribunal Agrario, procedían a demandas por supuestas “tierras ociosas”. Alegaron que teníamos poco ganado frente a la cantidad de hectáreas. Así que nos abrieron un juicio”, recuerda Gabriel. El juicio duró 7 años en el Superior Agrario, ubicado en San Carlos.

Luego del fallecimiento del dueño de la finca, Ricardo Zuloaga en 2011, el juez sentenció a favor de El Milagro. Fue publicada a la 10 la mañana y a las doce del mediodía sacaron al juez del tribunal.

Juan Carlos Loyo a la carga

A pesar de tener la sentencia en la mano a favor de Gabriel Zuloaga, a los días se presentó una nueva inspección del INTI. Esta vez la acción provenía del propio ministro de Agricultura y Tierras, Juan Carlos Loyo, quien como presidente del INTI (2006-2010) encabezó numerosas expropiaciones montado a caballo y con la pistola al cinto.

Loyo le había dado en comodato el hato El Milagro a una compañía de nombre Lácteos del Alba, dirigida por un militar, quien de manera violenta tomó posesión del hato con varios hombres armados.

Lácteos del Alba fue una compañía mixta creada en 2007 mediante un convenio Cuba-Venezuela, para la producción y comercialización de leche vacuna y productos lácteos, con una meta de producción de mil 472 millones de litros de leche para 2016, que nunca se logró. Estaba adscrita al Ministerio de Agricultura y Tierras. Actualmente la empresa se encuentra paralizada.

El abogado de Gabriel Zuloaga aconsejó que salieran de la finca en tanto se hacían las gestiones legales, por la presencia de hombres armados en el hato. Sin embargo, tres meses después, con el hato invadido, los abogados obtuvieron una sentencia favorable. Los efectos y gastos de juicio, pagos de seguridad y “colaboraciones”, mermaron las inversiones y el mantenimiento de máquinas y equipos del hato El Milagro. “En ese tiempo habían secuestrado a tres productores vecinos, cada vez más había más inseguridad”, dijo.

Se intentó salvar el ganado

Luego de tantas invasiones y juicios, conscientes de que el gobierno no se quedaría tranquilo, la familia Zuloaga consideró que lo más viable era sacar todo el ganado posible de los predios del hato. Así que organizaron un equipo de trabajadores y vigilancia para tratar de sacar las reses. “Se sacaron no menos de 40 guías legales de traslado que solo duran 5 días y llevamos 36 gandolas y 20 camiones. Sin embargo, la Guardia Nacional detuvo las gandolas ‘por órdenes de arriba’. Por ese hecho se nos abrió un nuevo juicio. Nos acusaron de haber llegado a nuestra propiedad con gente armada y consideraron que las guías eran falsas. Con este nuevo juicio sumamos 12 procesos en distintas instancias y durante los dos siguientes años se nos impidió sacar o vender el ganado, lo cual paralizó toda posibilidad de producción y mantenimiento” señaló Gabriel.

Pasado ese tiempo, los fiscales le solicitaron a los Zuloaga pactar en algunos juicios, y se eliminaron algunos. Entre esos se logró que se rescindiera el comodato que otorgó Loyo a Lácteos del Alba. Para ese momento solo habían logrado mantener como mil reses en diferentes fincas vecinas y 400 murieron porque estaban en lugares no aptos para recibir ese ganado.

El acoso no se extinguió

Pero las cosas no terminaron allí. Ocasionalmente aparecía gente del INTI con alguna inspección y amenazas. Los Zuloaga trataban de mantener lo poco que quedaba y los trabajadores se financiaban con los ahorros que aún quedaban. Pero la tranquilidad no llegaba.

“Una vez nos acusaron de contrabando y almacenamiento ilegal de combustible. En otra ocasión nos llegó un cuerpo policial antidrogas, esposaron a varios empleados, acusándonos de narcotráfico por supuestas pistas clandestinas en los predios del hato y nos amenazaron con abrir un expediente. Por todos esos problemas tomamos la decisión de vender el hato. Además los empleados más importantes y especializados ya se habían ido con sus familias. Con tantas dificultades la venta ha sido difícil”, explicó Gabriel.

La última invasión

El pasado 27 de mayo llegaron al hato El Milagro dos mujeres y tres hombres, presuntos funcionarios del INTI, pero sin ninguna identificación u oficio que los acreditara. Según el relato de Gabriel Zuloaga, dos de ellos estaban armados. Solo uno se identificó como Veliz, del Frente Campesino. Estos supuestos funcionarios alegaron que las tierras eran del INTI y que debían desalojarlas. “Luego de permanecer un tiempo en la finca se fueron, rompieron los candados de una finca vecina, y quedaron grabados en las cámaras de seguridad”, dijo Gabriel.

“Dos días después, el 29 de mayo, a las 5 de la tarde, llegaron a al hato, en una camioneta Ford, un grupo de 10 a 12 personas armadas, con la intención de llevarse todo. Tomaron posesión sin presentar ningún documento que los acreditara. Solo se identificó uno como Nelson Chacón, quien manifestó que ‘eran órdenes de arriba’ y nos dijo que teníamos que colaborar, obligando a los trabajadores a entregar las llaves de depósitos, de los cuartos y la oficina, bajo amenaza”, indicó Gabriel.

Relata que esa misma noche llegó la Guardia Nacional, del puesto de La Fe, para pedirle al administrador que por su seguridad los acompañara. Al día siguiente, 30 de mayo, mientras el administrador rendía declaraciones en el Comando de la Guardia Nacional de San Carlos, las personas a cargo de la invasión, Nelson Chacón y Gerardo Ramón Delgado Tovar, desalojaron a los trabajadores por la fuerza y les dijeron que abandonaran las instalaciones. “Por su seguridad debían irse”, rememora el legal propietario.

“Posteriormente llegó un camión y sustrajeron 10 caballos que eran usados para la faena, y los trasladaron al hato San Miguel, antiguo hato Piñero, expropiado en 2005; ahora está asignado al grupo empresarial de origen sirio, presidido por Hadi El Halabi Maklad y Amin El Halabi Maklad, quienes también poseen los hatos El Socorro, El Carmen, El Samancito, y otras dos fincas. Además les han asignado concesiones de granito en Cojedes”, señaló Gabriel.

El 31 de mayo cuando regresó al hato El Milagro el administrador a retirar sus artículos personales, observó que se llevaban 2 camiones de transporte de maquinarias pesadas con vehículos de la finca y su camioneta personal. Según relato de testigos, tomaron rumbo al hato San Miguel, por orden de Nelson Chacón y Gerardo Delgado.

También fueron sustraídos los botes que se usan para el mantenimiento de represas y colocaron candados en todas las puertas del camino con acceso a las diferentes fincas vecinas colindantes con el hato El Milagro. El 15 de junio se presentaron funcionarios del Tribunal Agrario de El Baúl acompañados por 4 policías con la finalidad de realizar una inspección ocular en la finca.

Devuelven algunos equipos

Según informó Gabriel Zuloaga, este 20 de julio, recibió una llamada de uno de los que manejan el hato San Miguel, informándole que habían sido retirados los ocupantes de El Milagro. También se constató que habían comenzado a devolver los caballos, vehículos y maquinarias que habían sido sustraídas. Sin embargo, denuncia que aún se mantienen en los predios invasores no identificados de los cuales hasta ahora se desconocen más detalles.

Gabriel Zuloaga enfatizó que “estamos frente a delitos graves que atentan en contra de la producción agrícola y ganadera, la propiedad privada, el derecho al trabajo y a la convivencia por lo que solicitamos el restablecimiento de los derechos a sus legítimos propietarios”.

El propietario de El Milagro afirmó que no posee información oficial ni extraoficial sobre estos últimos invasores y sus razones. Se presume la existencia de una medida del INTI, pero en distintas instancias en Caracas le respondieron que desconocen esos procedimientos. También introdujo demandas en el Tribunal Agrario de San Carlos y en la Fiscalía denunciando el robo de equipos y vehículos; pero no ha recibido respuesta.

En custodia tiene las grabaciones de las cámaras de la finca cuando se llevaron los equipos y maquinaria y caballos; así como las características de los vehículos que usaron para transportar los tractores.

Siguen las invasiones

A pesar de que a comienzos de 2022, Nicolás Maduro afirmó que el gobierno adelantaría un proceso de escala para devolver al sector privado activos expropiados en los últimos años, especialmente durante los últimos años del gobierno de Hugo Chávez, para finales de 2022 la Federación de Ganaderos (Fedenaga) había reportado más de 500 denuncias de invasiones de fincas en plena producción.

Las cifras de invasiones que se registran en el interior del país en lo que va de año superan las del año anterior. En la oferta de Maduro se incluían fincas y hatos que fueron expropiados o invadidos por grupos organizados encubiertos como frentes campesinos. Hasta el momento, han sido asignado a productores distintos a sus dueños originales que en muchos casos no recibieron indemnizaciones, como fue el caso del hato Piñero (ahora hato San Miguel).

Armando Chacín, presidente de Fedenaga, informó que en Venezuela hay 20 millones de hectáreas de tierras ociosas y solo 10 se encuentran en producción. Los grupos de invasores suelen buscar tierras productivas y que cuentan con vías de acceso.

Este caso del hato El Milagro es una historia que se ha repetido en Barinas, Apure, Zulia, Falcón, Guárico y Cojedes. Las invasiones y la inseguridad personal son algunos de los factores que afectan la producción en los campos venezolanos, a los cuales, según las organizaciones de productores, se suman la falta de combustible para mover la producción, las trabas burocráticas, el contrabando e importación, falta de créditos, entre una larga listas de males que han hecho que sea “un milagro” que se siga produciendo en Venezuela.

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