El gobierno de Venezuela decidió aumentar el precio formal de la gasolina subsidiada al equivalente de 0,10 céntimos de bolívares por litro a partir de este 24 de octubre, según un anuncio de la llamada Comisión Presidencial Alí Rodríguez Araque, vinculada a la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Esto significa que por ejemplo llenar un tanque de 40 litros de gasolina de un pequeño vehículo tipo sedán costará unos cuatro bolívares de hoy.
A la tasa oficial del tipo de cambio que reporta el Banco Central de Venezuela (4,23 con fecha valor el 25 de octubre) esto significa que con un dólar se podrá llenar el tanque y recorrer unos 400 kilómetros (dependiendo del consumo del vehículo).
Esto hace que la gasolina subsidiada siga siendo unos de los bienes nominalmente más baratos y escasos de Venezuela, y explica las enormes colas de varios días en algunas parte del país para llenar un tanque.
Corrupción Inc
También explica la corrupción en torno al próspero negocio de la gasolina subsidiada.
En Venezuela es público, notorio y comunicacional que las estaciones de servicio subsidiadas las manejan a discreción militares y policías que embolsillan enormes ganancias recibiendo dinero «por fuera» para agilizar el paso por estas filas, o permitir llenar recipientes para viaje.
Como este precio convive con el de 0,50 dólares por litro en estaciones de servicio de precio internacional (que son la mayoría en el país) se ha creado un exuberante mercado negro en torno al combustible.
Pero el Estado es el que menos percibe dinero por la venta de gasolina y diésel, pues la mayor parte del ingreso se queda en el camino.
La Comisión oficial anunció «la actualización del predio del litro de combustible subsidiado y su consiguiente adecuación a la nueva expresión monetaria desde el pasado 1 de octubre de 2021».
En esa fecha entró en vigencia otra expresión del bolívar, la malograda moneda venezolana consumida por una hiperinflación que dura cuatro años. Esta vez el gobierno le eliminó seis ceros, con lo que suma 14 ceros eliminados durante el régimen chavista que ahora encabeza Nicolás Maduro.
Lo escaso es caro
En realidad, la gasolina subsidiada pocas veces cuesta ese valor oficial. Resulta que como bien preciado y escaso, los conductores promedio se ven obligados en la mayoría de los casos a pagar por encima de ese monto, si que quede registro, mucho menos impuestos para el Estado.
Este precio de la gasolina subsidiada es el último vestigio que queda de una economía marcada por el populismo. En el pasado la población recibía enormes transferencias del Estado gracias a una riqueza petrolera ahora evaporada.
Esos subsidios van desde las tarifas de los servicios públicos (que todavía se mantienen en luz y agua, mientras los apagones y cortes de agua son constantes en el país), hasta en el precio del dólar oficial cuando regía el control de cambios y el precio de la gasolina y el diésel.
Durante años el gobierno chavista ha destinado más recursos a mantener la gasolina ridículamente barata que a financiar la educación y la salud públicas.
Antes de la gran depresión que paraliza la economía desde hace ocho años, el subsidio a los combustibles consumía unos $15.000 millones por año, según cifras de Pdvsa, hoy una empresa quebrada.