Venezuela

El chavismo asaltando a la AN: los precursores de los "trumpamaros"

23 de octubre de 2016. 5 de julio de 2017. 5 de enero de 2020. En esas tres fechas, el chavismo atacó violentamente la sede de la Asamblea Nacional para impedir sus sesiones porque no le gustaba lo que discutían. Los ataques al Congreso estadounidense tienen su antecedente en Venezuela

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Que el gobierno de Nicolás Maduro emita un comunicado criticando la violencia contra el Congreso estadounidense es, cuando menos, cínico. Los asaltos agresivos y vandálicos a la Asamblea Nacional realizados por el chavismo permanecen en la memoria, aunque sea corta, y en los archivos digitales de internet, que son largos y permanentes.

El peor fue en octubre de 2016, cuando un parlamento opositor, escogido en elecciones legítimas, tenía pocos meses de sesiones y convocó a una jornada extraordinaria para debatir un juicio político contra Nicolás Maduro. Ya se sabe que el chavismo es mal perdedor y no le bastan argucias legales para anular el triunfo de otros. También patean la mesa con violencia.

23/10/2016

Ese día, domingo 23 de octubre de 2016, cientos de personas identificadas notoriamente con el chavismo, entraron a la fuerza en el Palacio Legislativo. Era una turba. Parecía que tenían la orden de destruir todo a su paso. Se vio en las cámaras del entonces Capitolio TV. Invadieron los jardines que rodean el hemiciclo, gritando y derribando lo que pudieran, mientras agitaban banderas del oficialista Partido Unido Socialista de Venezuela.

Eso era solo el preludio de un peor desastre. Ya dentro del salón, los chavistas golpearon a los asistentes (muchos meros espectadores), tiraron sillas por los balcones que rodean el hemiciclo, atacaron con furia e insultaron a cualquiera que quisiera detenerlos.

Los medios también fueron atacados. A un comunicador le rompieron la cabeza, robaron a dos medios informativos, algunos a punta de pistola (¿qué tendrá que ver apropiarse de los bienes privados con la defensa a Maduro?), destruyeron la cámara y los equipos de transmisión en vivo del entonces canal opositor Globovisión y amenazaron a varios periodistas.

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Se calmaron cuando se los pidió Jorge Rodríguez, entonces alcalde del municipio Libertador y hoy presidente de la Asamblea Nacional chavista. Se subió a algo elevado y les pidió retirarse. Detrás quedó sangre, sudor, lágrimas y destrucción.

La Guardia Nacional, cuerpo armado, no impidió el ingreso ni los desmanes de los afectos al chavismo.

Foto Juan Barreto / AFP

5/7/2017

Menos de un año después, el 5 de julio de 2017, volvió a pasar. Y esta vez fue peor.

chavismo atacó
El diputado de oposición, Américo De Grazia, herido por la turba. Foto EFE

El 5 de julio se conmemora la Independencia de Venezuela. Fue el día escogido para que, otra vez, multitudes chavistas, organizadas e identificadas, entraron a destruir lo que pudieran en la sede del Parlamento. Se discutiría un juicio político a Maduro, por retraso en convocar elecciones, entre otras razones.

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Foto Archivo de EFE

«Son imágenes que no se olvidan fácilmente», dijo el medio alemán DW sobre esa sangrienta jornada. Se refería a las imágenes de diputados ensangrentados, atacados por la turba. Entre ellos destacaba Armando Armas, «cubierto en sangre en el suelo, golpeado por sujetos enmascarados». La denominaron «cacería humana».

Foto: Cortesía de DW / Archivo de Reuters

La brutal acción se atribuye a los «colectivos», como el chavismo denomina a los grupos de civiles armados, por el mismo gobierno, que los defienden. Ese 5 de julio de 2017, la Guardia Nacional tampoco impidió el ingreso y la acción de los enardecidos.

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Uno de los grupos de «colectivos» más importantes son los Tupamaro. Es por ello que, haciendo un juego de palabras, los venezolanos han denominado «trumpamaros» a los violentos seguidores de Trump.

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El sangriento ataque fue aplaudido desde la tribuna de la televisora pública por Diosdado Cabello, desde siempre uno de los más contundentes líderes del chavismo. En su programa El mazo dando elogió y presentó al militar que había agredido a Julio Borges, entonces presidente del parlamento opositor. El público aplaudió escandalosamente.

Las Naciones Unidas y gobiernos de otros países manifestaron su repudio a ese ataque de afectos a Maduro y Cabello, tal como hoy lo hacen contra el realizado en el Congreso estadounidense por los simpatizantes de Donald Trump.

5/1/2020

Como es tradicional, el 5 de enero se instala la Asamblea Nacional para su nuevo período de sesiones. El año pasado correspondía legítimamente, porque así se escogió en elecciones democráticas, que se instalara el Parlamento opositor liderado por Juan Guaidó. No pudo.

Siguiendo órdenes del gobierno de Maduro, policías y militares rodearon el Palacio Legislativo y con violencia impidieron el ingreso de los diputados legítimos. Los opositores tuvieron que buscar una sede alterna y sesionar desde allí, para nombrar su directiva. Escogieron la sede del diario El Nacional, al este de la capital.

Ese mismo día, un grupo de antiguos diputados de oposición de, hasta entonces, bajo perfil, y protegidos por las mismas fuerzas policiales y militares, ingresaron al hemiciclo para conformar una directiva parlamentaria paralela presidida por Luis Parra.

Ese grupo de diputados son conocidos ahora como «alacranes» por haber transado con el chavismo para fungir de líderes del Parlamento.

Estos son solo tres ejemplos de actuación de los precursores chavistas de los «trumpamaros» y por eso es que un comunicado del gobierno de Maduro condenándolos es, por lo menos, cínico.

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