Deportes

El Comité Olímpico y sus motivos para seguir manteniendo Tokio-2020

Factores como los cuatro meses que median para el inicio de la cita, la importancia de mantener la periodicidad cuatrienal, las consecuencias de orden financiero y el valor que conlleva para los atletas el ciclo de preparación, entre otros, hacen que los organizadores no se precipiten en anunciar la probable postergación de la máxima justa del deporte universal

Acuerdan aplazar por un año los Juegos Olímpicos de Tokio
Archivo El Estímulo
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Pese a los llamamientos cada vez más numerosos para aplazar el evento en plena pandemia del coronavirus, el Comité Olímpico Internacional (COI) sigue aferrándose a la idea de mantener los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, a cuatro meses de la ceremonia de apertura.

¿A qué se debe tal actitud cuando otros grandes eventos, como la Eurocopa o la Copa América de fútbol, ya han sido aplazados?

Margen de tiempo

«No sabemos cuál será la situación» en cuatro meses, ha recordado esta semana el patrón del Comité Olímpico, Thomas Bach, esperando así que la evolución haya mejorado sensiblemente de aquí al 24 de julio, fecha de la apertura olímpica. Por ello, considera que una decisión ahora sería «prematura».

El francés Jean-Christophe Rolland, presidente de la Federación Internacional de Remo (FISA), consultado por la AFP, dijo «comprender» y apoyar esta decisión: «Estamos todavía lejos del 24 de julio. Ante esta crisis totalmente inédita, nadie puede predecir con seguridad su evolución y son posibles numerosos escenarios».

El peso de los Olímpicos

Para Patrick Clastres, director del Centro de Estudios Olímpicos y de la Globalización del Deporte en la Universidad de Lausana, el principio de la perioicidad de cuatro años es «tan importante como el de la atribución de los Juegos Olímpicos a una ciudad diferente, o incluso el de antes del amateurismo: una marca de fábrica que distingue a los Juegos Olímpicos de todas las demás competiciones mundiales».

«Tiene un valor simbólico inmenso si los Juegos Olímpicos son aplazados o cancelados», señala Nathalie Nenon-Zimmermann, directora general en París de la agencia de mercadeo deportivo Only Sports & Passion, especialista en el deporte olímpico.

De hecho, incluso después de la crisis financiera de 1987 o durante la guerra del Golfo en 1991, que hizo temblar el mundo, los Juegos Olímpicos de 1988 y 1992 se celebraron. Únicamente las dos guerras mundiales causaron la anulación de los Juegos Olímpicos de 1916, 1940 y 1944.

Las consecuencias financieras

El COI redistribuye a las organizaciones deportivas y a los deportistas 90% de sus ingresos, que en el caso de los últimos Juegos Olímpicos de Rio-2016 alcanzaron los 5.700 millones de dólares.

El ecosistema de los Juegos Olímpicos está formado también por los difusores de televisión y los patrocinantes, que han invertido mucho dinero en el COI y en el Comité de Organización.

Un proceso de decisión diluido

Aunque la decisión formal corresponde al Comité Olímpico Internacional, el gobierno japonés tendrá la última palabra, junto al Comité de Organización Local y los consejos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La cuestión de los deportistas

Algunos atletas de primera línea como el francés Kevin Mayer (decatlón) o la griega Ekaterini Stefanidi (salto con garrocha) piden al COI que aplace los Juegos Olímpicos por el riesgo sanitario.

El COI y las federaciones internacionales se enfrentan también a un problema espinoso: 43% de los deportistas previstos en el evento no están por ahora clasificados. Además, a las dificultades para entrenar se añade el factor de que la lucha antidopaje también se ha visto afectada, lo que representa un problema de igualdad entre los deportistas.

Jean-Christophe Rolland, campeón olímpico de remo en Sídney-2000, subraya que los deportistas están «en el centro de las consideraciones».

«Como olímpico, valoraría enormemente que todos los esfuerzos razonables se hagan para que las Olimpiadas se den. No hay que olvidar que para un deportista estos Juegos son el objetivo de una vida», recordó.

Grandes preparativos

Acoger los Juegos Olímpicos conlleva muchos desafíos organizativos para el país anfitrión (transporte, alojamiento…).

Varias de las instalaciones construidas para la cita deportiva serán puestas a disposición de otros usos al final del evento.

Es el caso de los alojamientos de la Villa Olímpica, donde se espera alojar a más de 11.000 deportistas, se cederán a sus propietarios.

«La Villa Olímpica es un problema entre otros miles», subraya Jean-Loup Chappelet, profesor del Instituto de Altos Estudios en Administración Pública de Lausana y especialista en el COI. «Pero es el primer ministro, Shinzo Abe, el que desbloqueará los presupuestos necesarios para tomar medidas legislativas», afirma.

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