Los conflictos geopolíticos que hoy afectan a casi la mitad del planeta incidirán en Venezuela y el camino que se asuma a partir de las elecciones del 28 de julio. A juicio del economista Leonardo Buniak, aún cuando Nicolás Maduro se mantenga en el poder por una vía ilegítima, Estados Unidos y los países de la Unión Europea orientarán sus políticas globales en función de intereses económicos en los que las guerras en la región asiática juegan un papel determinante.
Buniak considera que el gobierno de Maduro percibe que ciertas advertencias que el gobierno estadounidense ha venido haciendo sobre las detenciones arbitrarias, el incumplimiento del acuerdo de Barbados, elecciones libres y la rehabilitación de candidatos, son más potentes como amenazas que como opción real. En su política exterior hacia Venezuela y Latinoamérica prevalecerán factores de naturaleza geopolítica, en especial la seguridad energética de Estados Unidos.
El pasado 15 de julio, la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Metropolitana organizó la conferencia con el calificador de riesgo bancario y creador de Camels Ratings System para bancos en América Latina y de Global Map, Leonardo Buniak, quien abordó el tema “Venezuela en el epicentro del panorama geopolítico de los conflictos en el mundo”.
El círculo de las guerras
Buniak explicó que la gran cantidad de conflictos en el Medio Oriente como la invasión de Rusia a Ucrania, surgida por los intereses geopolíticos de Vladimir Putin, quien también selló un acuerdo militar con Corea del Norte; el conflicto bélico extendido entre Israel, Hamás y los grupos terroristas chiitas financiados por Irán en cinco países de la región; y el proyecto de dominio militar y tecnológico de China, cuyo objetivo es anexar a Taiwán en los próximos años; son hechos que han convertido la zona en un verdadero “avispero de violencia”.
Una de las consecuencias que está generando esa expansión conflictiva, que incluye la amenaza nuclear, es la obstrucción de los principales corredores energéticos desde esa región en donde se encuentran grandes reservas energéticas en el mundo.
Buniak recordó que el Golfo Pérsico es el mayor reservorio de petróleo del planeta y al mismo tiempo es territorio de grandes conflictos, desde donde parten corredores energéticos hacia el oeste de Europa, pasando por el Mar Negro.
El segundo mayor reservorio de petróleo y gas está en el mar Caspio, que cuenta con grandes plataformas petroleras y padece conflictos étnicos, religiosos, geopolíticos, disputas fronterizas, entre otros.
Estados Unidos, que ha dejado de recibir 500 mil barriles diarios de petróleo que antes le compraba a Rusia, ahora está mirando hacia fuentes confiables ubicadas en el hemisferio occidental como Guyana, Surinam y muy particularmente en Venezuela.
Primero son los intereses
Buniak indicó que Venezuela renovó la licencia 44, con la nueva disposición 44A, que autoriza transacciones relacionadas con las operaciones del sector petrolero o del gas en el país, mediante la cual se estima que la producción venezolana aumentará en 250 mil barriles diarios adicionales hacia el año 2025. También se aprobaron licencias a Chevron, Eni, Total, BP, Statoil, Sinopec, Shell, Ineparia y Repsol y existen unas 50 solicitudes de empresas para operar en Venezuela.
La licencia 44A fue aprobada para permitir la “autorización para la terminación de transacciones relacionadas con operaciones del sector petrolero o gasífero en Venezuela”. La misma sustituye y reemplaza a la Licencia General 44 que fue otorgada en el marco del Régimen de Sanciones a Venezuela establecido por la OFAC y entró en vigor el 17 de abril de 2024.
La licencia 44A autoriza la producción, extracción, venta y exportación de petróleo o gas de Venezuela y el suministro de bienes y servicios relacionados; el pago de facturas por bienes o servicios relacionados con operaciones del sector del petróleo o el gas en Venezuela y la entrega de petróleo y gas venezolano a acreedores del gobierno de Venezuela, incluidos acreedores de entidades en las que Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) posee, directa o indirectamente, una participación igual o superior al 5%, a efectos de amortización de deuda.
Viene un crecimiento
Buniak estima que este año 2024, independientemente del escenario político, puede haber un crecimiento de 10% del Producto Interno Bruto (PIB). Señala que aunque PDVSA no ponga un solo dólar de inversión, Venezuela puede obtener ingresos adicionales por petróleo por encima de 8 mil millones de dólares.
Una de las razones que resalta es el efecto de los precios como consecuencia de los factores geopolíticos que hoy afectan a los principales corredores energéticos del mundo.
Pero por otra parte, también habrá una mayor producción de petróleo para este año vinculada a las empresas socias de PDVSA en la Faja Petrolífera, especialmente Chevron, que comienzan a producir 150 mil barriles adicionales. Lo más importante es la comercialización que tiene que ver con un redireccionamiento de los volúmenes exportados por Venezuela, como consecuencia del levantamiento de sanciones de la licencia 44A.
El alivio de sanciones evita la necesidad de acudir a mercados oscuros, donde el país tiene que entregar elevadas comisiones y asumir altos impuestos y descuentos de precios. Buniak estima que estas empresas asociadas pueden ir directamente al mercado que mejor paga y eso podría significar 8 mil millones de dólares adicionales a los 13 mil millones que ingresaron en 2013 por venta petrolera.
Es decir, que este año podría cerrar con 21 mil millones de dólares en ingresos petroleros y una producción cercana a los 950 mil barriles diarios, exportando 800 mil barriles por día.
El retorno del diálogo
A comienzos de julio, el encargado de las conversaciones con Estados Unidos por parte de Venezuela, Jorge Rodríguez, informó que el gobierno de Nicolás Maduro retomó el diálogo con los representantes del gobierno de Joe Biden. Llama la atención que se hayan abierto nuevamente esos encuentros a pesar de las políticas represivas que ha aplicado el gobierno madurista durante la campaña electoral.
En el primer encuentro las partes manifestaron su voluntad de hacer un trabajo conjunto para “mejorar las relaciones”. Un portavoz de la Casa Blanca informó que las delegaciones habían discutido una variedad de temas, incluida la elección presidencial en Venezuela del 28 de julio.
Diosdado Cabello, al referirse a las negociaciones dijo que Estados Unidos, “solo habla con quien está en el poder y se va a quedar”. Reiteró que “Maduro permanecerá en el poder y que Estados Unidos no habla con perdedores”.
Ambas opiniones de dos de las fichas más importantes de la cúpula gubernamental reflejan la importancia que el gobierno de Maduro le está dando a la posibilidad de que Venezuela recupere su producción petrolera y regrese al mercado petrolero internacional y ratifican lo señalado por Buniak en relación a los intereses que prevalecen para Estados Unidos en la geopolítica mundial.
Sin embargo, esa variable no define lo que pueda ocurrir el 28 de julio. El país sabe que a pesar de la superioridad de apoyo que tiene el opositor Edmundo González frente a Nicolás Maduro, no hay certeza de que el madurismo acepte el triunfo opositor y que se produzca una transición para un cambio de gobierno.
El costo de salida sigue siendo muy alto para la cúpula madurista. Hay que recordar que el alivio de sanciones no se extiende a la gran cantidad de casos en los que autoridades gubernamentales y ex funcionarios figuran incursos en delitos de corrupción, lavado de dinero, narcotráfico y violaciones a los derechos humanos, con procesos abiertos en organismos judiciales de EEUU. Asimismo, los acuerdos que pudieran derivarse de una negociación no aplican para procesos en otros países o los que se encuentran activos en la Corte Penal Internacional.
En un escenario de que Maduro se mantenga en el poder por vías de fuerza, el factor internacional para presionar a Venezuela hacia una recuperación de la democracia seguirá siendo importante. Sin embargo, para Buniak, los conflictos geopolíticos van a ser determinantes en las políticas hacia Venezuela.
El control sobre los grandes centros productores de petróleo y gas y de los corredores energéticos que parten de Asia Central, constituye un factor crucial en el enfrentamiento geopolítico actual entre autocracias, monarquías islámicas y democracias occidentales, por el dominio en la economía mundial.
América en este momento es el continente más estable, posee inmensos recursos energéticos y minerales para occidente y no solo está en la mirada de Estados Unidos y Europa, sino que líderes de las más importantes autocracias como China, Rusia e Irán, han fortalecido lazos con Venezuela, Cuba y Nicaragua y han expandido inversiones y alianzas con al menos 20 países del continente. Y eso, tal como señala Buniak, nos ubica en el epicentro de un conflicto geopolítico mundial.