Banca y Finanzas

Bancos y clientes están ahogados en Venezuela (y la salida es sencilla)

Paradójicamente la banca en Venezuela, al igual que las empresas, las familias y los consumidores finales están ahogados por falta de liquidez financiera, y de crédito, esa prodigiosa invención de la Humanidad que técnicamente no existe en Venezuela.

Publicidad
Sudeban banca

El crédito ha sido puesto en la misma lista de la rueda como una de las mayores invenciones de la Humanidad: sobre la base de la relación de confianza entre prestatarios y clientes se puede multiplicar la generación de riqueza y de capital. Pero en esta Venezuela de grandes retrocesos, esa herramienta que ayuda al bienestar está fuera del alcance del ciudadano común, de las pequeñas empresas y casi de la economía toda.

Eso lo sabe ya todo el mundo, pero lo que no se sabe mucho es que la banca venezolana es junto a la de Cuba la más pequeña de América. Pero, como un boxeador temporalmente derrotado, tiene todavía recursos para levantarse y pelear de nuevo, para contribuir al despegue económico sostenido de Venezuela. Claro, si hubiera una decisión política acertada por parte de quienes ostentan el poder, o dan las cartas en este juego trancado.

Esto lo explica el economista Leonardo Buniak, experto en calificación de riesgo bancario y análisis geopolítico.

En una de sus elaboradas presentaciones, de su servicio de consultoría GlobalMap, para ejecutivos agremiados en Consecomercio, Buniak desgrana la vida, pasión y contrastes de la banca venezolana, hoy convertida en una sombra de lo que fue en un pasado no tan lejano.

Como bien señala el economista, el volumen del crédito bancario es el segundo indicador más efectivo para medir el desempeño de una economía, después del Producto Interno Bruto (que es la suma total de riqueza que genera una economía en forma de bienes y servicios).

Ambos indicadores se han derrumbado porque el crédito y la salud de la banca reflejan lo que ocurre en la economía toda. Y, como muchos han destacado, Venezuela en estos últimos años ha vivido los efectos de una guerra sin tener una guerra: hubo un desplome del 80% en el tamaño de su PIB total, lo que nos ubica entre las economías más pequeñas de América Latina, superados por ejemplo por República Dominicana y Panamá.

El mismo problema que tiene un profesional independiente -que no encuentra cómo pagar el colegio mientras le liquidan una factura-; el que tiene una empleada que no lograr estirar la quincena; un agricultor que no puede financiar la siembra; lo tiene la mayoría de las fábricas, comercios y servicios independientes: nadie tiene acceso al financiamiento, ni a una tarjeta de crédito para las emergencias, ni a un préstamo comercial para conseguir materia prima y mantener las máquinas andando.

«La banca más pequeña de América Latina es la venezolana, es solamente comparable con la banca cubana, de la que no hay estadísticas formales».

Leonardo Buniak

«En estos últimos años Venezuela pasó a un claro proceso de desintermediación de crédito», dice Buniak sobre la caída vertiginosa del crédito bancario en medio además de un proceso de hiperinflación, de hiperdevaluación «que prácticamente extinguió el stock de crédito y nos convirtió en la cartera de crédito más pequeña de América».

Entre los años 2012 y 2013 Venezuela llegó a tener en intermediación de crédito a niveles de 70%. Es decir, de cada 100 bolívares captados en depósitos, 70 eran colocados en crédito.

Pero en diciembre de 2021 esa cifra llegó al catastrófico ratio de 14,94% en promedio de la banca total. En la banca privada era de 18% pero el promedio de la pública no era ni del 6%, señala el experto

Esa intermediación no obstante ha mejorado considerablemente en losúltimos 24 meses, y ahorita está en niveles de 33%, todavía muy alejados de aquél 70% que teníamos mucho antes sobre volúmenes de dinero mucho mayores.

«En estos últimos meses la banca ha hecho cualquier tipo de malabarismos a través del otorgamiento de los créditos comerciales indexados (a la tasa de cambio del dolar) para poder de alguna manera evitar que se licúemucho más la cartera de crédito del país», señala Buniak.

En ese diciembre de 2021 la cartera de crédito de todo el sistema financiero venezolano, de la bancavenezolana, llegó a «la asombrosa cifra» de 325 millones de dólares.

Al cierre de marzo de 2023, según los números más recientes de la Superintendencia de Bancos (Sudeban), esa cartera se ubicó en $879 millones, «un crecimiento importante, un salto cuántico a pesar de tener el encaje legal más alto del planeta».

«Ha habido un esfuerzo extraordinario de la bancavenezolana para poder intermediar a través de este mecanismo indexado, algunas operaciones deingeniería financiera que le permitan generar ingresos financieros y poder sobrevivir a esta coyuntura», recalca.

El encaje, absurda atadura de los bancos

Aquí es donde entra el principal instrumento del gobierno venezolano para crear este problema: el encaje bancario que obliga a la los bancos a inmovilizar hoy el 75% de los depósitos del público en las arcas del Banco Central de Venezuela.

La cifra superó el 80% inclusive durante la pandemia, cuando todos los gobiernos serios del mundo intentaban más bien flexibilizar el crédito para mantener a flote las economías de sus respectivos países.

Entre 2019 y 2020 llegó al 100%.

En Venezuela, el encaje es la principal «estrategia» que usan los dudosos técnicos del gobierno de Nicolás Maduro para combatir la inflación, pues suponen que si liberan el crédito, los agentes económicos usarán esa plata para comprar divisas, lo que a su vez acelerará la devaluación y con ello el alza de los precios, pues en Venezuela inflación y devaluación andan siempre de la mano en un perpetuo 14 de febrero.

Es una visión totalmente equivocada, como observa Buniak, puesto que hoy los créditos están indexados al tipo de cambio y es muy alto el riesgo de «quemarse las manos» para quien intente especular con una apuesta como ésta.

Pero en su tozudez, el gobierno no solo obliga a la banca a inmovilizar ese dinero, sino que además aplica multas con tasas de interés de 125% anual para la institución que incumpla esas exigencias.

Lo peor, es que toda esa plata inmovilizada hace falta para echar a andar a la economía real, generar riqueza, producción y miles de empleos.

Además, la banca debe mantener hoy en el Banco Central -para la compensación bancaria única de sus operaciones- el equivalente a otros $12.908 millones.

Mientras, «lamentablemente las reservas bancarias excedentarias son negativas porque hay un déficit del encaje legal de 4.400 millones de dólares, sobre el cual hay que pagar multas extremadamente onerosas», señala Buniak.

«Por supuesto, la banca se encuentra cada vez más atada de manos, con grandes dificultades para poder financiar el crédito bancario».

Leonardo Buniak

«Esto es algo que realmente cuesta mucho entender. Van tres semanas consecutivas en las que la banca no ha podido cumplir consu requerimiento de encajepor falta deliquidez», decía el economista la semana pasada.

Esta política oficial del encaje está asociada a una gestión financiera del Banco Central, cuyo objetivo básicamente es abatir la inflación que el mismo Banco Central ha generado haciendo emisión monetaria para financiar el gasto público, no solamente del Gobierno Central sino de la petrolera estatal Pdvsa, observa.

Esa emisión monetaria es la que más tardegenera presiones cambiarias y el propio BCV intenta recoger ese dinero aplicando la restricción monetaria a la banca venezolana a través del encaje.

«La consecuencia es que el crédito bancario es la principal victima y detrás del crédito bancario el sector real de la economía, el consumidor, el usuario del servicio bancario y el sector empresarial que requiere flujo de caja para financiar capital de trabajo», sintetiza Buniak.

Pese a ese notable aumento verificado hasta marzo, «sigue siendo un crédito totalmente privilegiado para algunos sectores. Las pymes (pequeñas y medianas empresas) prácticamenteno pueden recurrir, los microempresarios están fuera por completo del radar, también el crédito al consumo, el personal,con la tarjeta de crédito,está totalmente fuera del radar», observa Buniak.

«Los mecanismos que ha utilizado la banca para poder rentabilizar la operación han sido realmente extraordinarios y muy fuera de lo que sería la dinámica comercial de cualquier país», puntualiza.

La pequeña Venezuela roja

Cuando se compara con el resto de los países de la región se tiene una idea más clara de lo que significa la tragedia económica que vive Venezuela y que ha arrastrado a la banca como a millones de hogares.

Brasil, la principal economía de la región y una de las 10 más grandes del mundo, tiene una cartera de crédito de $773.000 millones, 880 veces el tamaño de la de Venezuela.

Pero claro, el PIB de Brasil es mucho mayor, por lo que, afinando la perspectiva, Buniak observa que la pequeña Guatemala -uno de los países más pobres de América Central y como Venezuela, constante emisor de migrantes- tiene una cartera de crédito de $28.000 millones, equivalente a 32 veces la venezolana.

La de Honduras, con $14.000 millones es 20 veces la venezolana, que también es superada hasta por la fallida Nicaragua, que exhibe $3.300 millones, cuatro veces la de Venezuela.

Colombia, una economía con la que se supone que Venezuela debe competir o complementarse, tiene una cartera de crédito de $145.000 millones, que respaldan a sus empresas, las mismas que buscan una integración comercial de este lado de la frontera.

«En una agencia bancaria de Cartagena, Barranquilla o Santa Marta, la cartera de crédito es más grande que toda la cartera de crédito de la banca venezolana».

Leonardo Buniak

«Y una economía como la chilena, con apenas 10 millones de habitantes, tiene una cartera de 280 mil millones de dólares, equivalente a 300 veces todo el tamaño de la de la banca venezolana publica y privada», remata.

La banca antestesiada

Pero, ¿puede la bancavenezolana ser un factor clave en el levantamiento de la economía venezolana?, se pregunta y se responde Buniak.

El proceso de intermediación financiera es importante en cualquier país, por lo que la evolución de la cartera de crédito a valores constantes es el segundo mejor indicador de la actividad económica y de la propia solidez del sistema financiero, señala.

«No se concibe ninguna economía del planeta donde no exista el crédito bancario», recalca.

Pero en Venezuela, es más bien «un tema de voluntad política, para que la economía retome el crecimiento y la banca se convierta en un motor de crecimiento para el siglo 21».

«En estos momentos, la banca a pesar de estar capitalizada asiste a caídas en susniveles de rentabilidad que impiden la sostenibilidad. En términos prácticos el crédito está extinguido, a pesar de se ha duplicado en el ultimo año, tiene poca incidencia en la actividad económica del país».

Leonardo Buniak

«En total, la banca venezolana puede llevar esos 879 millones a niveles de 17.000 millones de dólares», esa cartera de crédito, agrega.

«Eso significa que puede serun factor de crecimiento económico sostenido de carácter no inflacionario. La banca es solvente y goza de adecuación de capital con recursos propios, tiene capacidad para crecer y para ser un factor de apalancamiento y relanzamiento de la economía venezolana».

Leonardo Buniak

«Solo falta la voluntad política para que esta realidad cambie. Pero para eso hace falta un plan económico coherente que dé credibilidad y que permita la estabilidad cambiaria, monetaria y financiera. Y para eso hace falta un Banco Central que tenga la voluntad de ser rectory garante de la esa estabilidad y ahí vienen esos elementos de política económica sobre los cuales en estos momentos todavía no hay la integración, no hay coincidencia que permita cambiar esta realidad», agregaba en su presentación.

Ese potencial de 17.000 millones viene de considerar el patrimonio computable de la banca, ubicado hoy en $1.500 millones, que no está siendo utilizado y puede ser apalancado.

En Venezuela la ley permite a la banca un «factor de expansión» para prestar hasta 11,11 veces su patrimonio, y ese es hoy su potencial máximo de apalancamiento financiero, de prestar en activos de riesgo sin quedar insolvente.

Son 17.345 millones de dólares en el sistema bancario completo, público y privado.

En la banca privada sola, la capacidad es de 6.000 millones de dólares, y en la pública $11.000 millones.

«Es un tema de voluntad política: la liquidez bancaria es una aptitud, una capacidad. Los bancos no quiebran por problemas de solvencia de riesgo de crédito, quiebran por problemas de liquidez. Lamentablemente, los haberes de los depositantes están literalmente secuestrados en el BCV bajo el encaje legal. Pero no le pertenecen al gobierno nacional, ni al BCV, le pertenecen a los venezolanos», insiste.

«Por lo tanto, las disponibilidades, la liquidez, está secuestrada y obedece a una suerte de quincalla ideológica de que es el crédito bancario el quegenera lainflación en Venezuela, cuando esla emisión monetaria de origen fiscal, que es la monetización del déficit fiscal del sectorpublico consolidado. Hay un problema conceptual de competencia técnica entender cuál es el fondo», del problema, insiste Buniak.

Publicidad
Publicidad