Uruguay patea Mercosur y va por sus propios acuerdos comerciales con terceros

Uruguay pateó el tablero del Mercosur este miércoles al comunicarle a sus socios que comenzará a buscar acuerdos comerciales con terceros países, algo que hasta ahora requería consenso de los miembros, en una decisión que sacude al grupo antes de la cumbre presidencial del jueves.

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«Uruguay, al tiempo que reivindicó su pertenencia al Mercosur, comunicó que comenzará a conversar con terceros para negociar acuerdos comerciales extrazona», señaló la Cancillería en un comunicado, tras la reunión ordinaria del Consejo del Mercado Común del bloque que también componen Argentina, Brasil y Paraguay.

El gobierno uruguayo «entiende que la decisión 32/00 (del año 2000) no está en vigor», agregó el ministerio, en referencia al compromiso de los Estados parte de negociar acuerdos comerciales con terceros países o bloques únicamente en forma conjunta o tras la autorización de los demás socios del Mercosur.

La cancillería informó asimismo que en la reunión virtual, de la que también participó Bolivia como invitado, «no se aprobó la reducción del arancel externo común, a pesar de que Uruguay había apoyado algunas de las propuestas presentadas (sobre ese punto), las que siempre se entendieron formando parte de un mismo paquete con la flexibilización» de las negociaciones con terceros.

El anuncio cae como una bomba en la víspera de la cumbre semestral ordinaria de jefes de Estado del Mercosur, en la cual el argentino Alberto Fernández traspasará la presidencia pro témpore del bloque al brasileño Jair Bolsonaro.

Brasil es un aliado

Tanto la rebaja del arancel externo común como una flexibilización que permita alcanzar acuerdos comerciales sin el consenso de todos los integrantes del Mercosur, son asuntos que dividen al bloque fundado en 1991.

Uruguay ha sido el principal impulsor de una mayor apertura para negociar con terceros desde hace casi dos décadas, pero con poco eco.

En el último tiempo, Brasil se ha mostrado proclive a acompañar la postura de Montevideo, mientras Argentina aparece como férreo opositor.

«Con esta declaración, Uruguay está diciendo ‘yo no puedo volver a aceptar un no como respuesta’, porque hace mucho tiempo que venimos con un no de Argentina (…) cada vez que se planteaba este asunto», afirmó a la AFP Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay.

«La diferencia es que ahora tenemos a Brasil apoyando en esta definición», agrega.

Brasil en círculo de espera

Por eso, para el experto en Relaciones Internacionales, no es casual que Uruguay saque este comunicado un día antes de que la presidencia del bloque recaiga en el gobierno de Jair Bolsonaro.

«Lo está diciendo previo a una reunión presidencial y previo a seis meses de presidencia de Brasil, que será su aliado. Uruguay tiene estos seis meses para conseguir esa flexibilización».

Bartesaghi entiende que con esta declaración, «Uruguay tensa lo que más que puede la relación, pero no está buscando romper el cable».

«No está buscando irse (del Mercosur). Está enviando un mensaje de que en los próximos seis meses va por todo para cumplir con su objetivo», que básicamente es comerciar con China, explicó.

No obstante, el experto cree «razonable pensar que la reunión de este jueves tendrá mejor tono».

Uruguay debe «buscar caminos del medio» y lograr una declaración conjunta que lo habilite a negociar bilateralmente.

«Lo más razonable es que Uruguay avance pero con ciertos consensos mínimos, no rompiendo toda la normativa regional porque eso puede generar dificultades para que otro quiera negociar», estima.

La Confederación Nacional de Industrias (CNI) de Brasil, la mayor entidad representativa del sector en el gigante latinoamericano, apuntó este miércoles que «la decisión unilateral de Uruguay no contribuye a los avances del Mercosur».

¿Adiós al lastre?

Mientras el viceministro paraguayo de Relaciones Económicas e Integración, Raúl Cano, opinó que la decisión uruguaya es «intempestiva e inoportuna» y pone al Mercosur en «una situación delicada», Argentina apenas se pronunció.

En un comunicado para dar cuenta de la reunión, el gobierno argentino se limitó a citar al canciller Felipe Solá asegurando que «el Mercosur es la principal plataforma desde la cual avanzar hacia la inserción en el comercio mundial y que su consolidación y accionar conjunto consensuado son claves para que esa inserción sea provechosa».

La reacción argentina genera expectativas en particular tras el tenso cruce que tuvieron por este tema los presidentes Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández en la cumbre del 26 de marzo.

En ese momento, el mandatario uruguayo sostuvo que el Mercosur no podía «ser un lastre» que impidiera el avance comercial de su país, a lo que Fernández contestó que si Argentina era considerado un lastre, «que tomen otro barco».

Tres días después, Lacalle insistió con que se le «afloje la piola (cuerda)» a su país para poder negociar con terceros.

El mandatario recordó que en Uruguay se habla de la flexibilización del Mercosur «por lo menos desde 2006», cuando gobernaba Tabaré Vázquez, exmandatario de izquierda que falleció el año pasado.

¿Y si Argentina no da el brazo a torcer? «Inicias un proceso de deterioro total del Mercosur», afirma Bartesaghi.

Creado hace 30 años, el Mercosur agrupa a más de 300 millones de habitantes y como bloque sería la quinta economía del mundo, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), con un territorio de más de 14 millones de kilómetros cuadrados.

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