Consumo

57% de los venezolanos considera ineficientes a los CLAP

A la pregunta de si estaban de acuerdo con este sistema, 56% de los encuestados contestó que sí y 42% se mostró en desacuerdo.

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Fotografía AVN | Ricardo Herdenez

Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) son vistos como ineficientes por 57% de la población, según una encuesta de la firma con tendencia chavista, Hinterlaces.

De acuerdo con la consulta realizada a 1.580 personas en todo el país de 26 de junio al 5 de julio, 26% considera poco eficiente y otro 31% lo calificó como nada eficiente, para un total de 57% de opiniones negativas sobre esta iniciativa gubernamental.

A la pregunta de si estaban de acuerdo con este sistema, 56% de los encuestados contestó que sí y 42% se mostró en desacuerdo (diez puntos porcentuales más que el mes pasado).

Los CLAP, una organización para administrar el racionamiento de comida que combina al gobierno, los consejos comunales y al Partido Socialista Unido de Venezuela, fue establecido por el presidente Nicolás Maduro con el fin de combatir lo que considera fallas de distribución en el sector alimentos.

Al consultar si las personas se había beneficiado de los CLAP, 26% dijo que sí y 74% dijo que no, este último dato se ha reducido en cinco puntos porcentuales desde la última encuesta realizada el mes pasado.

Carlos Julio Rojas, coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas, aseguró en una nota de prensa que los CLAP «más que una solución a la escasez de comida se han convertido en una especie de bachaqueo legalizado».

«Las bolsas de alimentos puede ser comprada en el mercado negro entre 10 y 6 mil bolívares dependiente de los productos, las cuales son anunciadas por WhatsApp o mensajes de texto. Esto es un delito grave amparado bajo la sombra del poder», dijo.

Por otro lado, denunció que “en Candelaria y en otras parroquias de Libertador hemos observado a la Guardia Nacional al momento de llegar el camión con alimentos, amenazan al comerciante y se llevan los productos regulados para su propio consumo, todo bajo la mirada de rabia de los vecinos que hacían cola desde la madrugada por un poco de harina pan”.

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