El año 2021 fue complicado para una Venezuela cuya economía comenzó a crecer a pesar de la pandemia, deteniendo la caída libre que sufrió durante varios años. A pesar de la disminución considerable de la inflación y el respiro en el abastecimiento, los índices de pobreza se mantuvieron por lo que expertos mantienen que existen especies de “burbujas”.
En el más reciente informe de la organización Una Venezuela sin Mordazas titulado “Venezuela en Cifras” se explica la incidencia que la crisis humanitaria compleja tuvo en el país en el 2021, pese a ciertas mejoras palpables en sectores puntuales de la sociedad.
Diego Ponce de León, abogado y miembro de equipo jurídico de la organización, puntualizó en el programa En Este País, de la Red Nacional de Radio Fe y Alegría, que la recuperación económica no incidió de manera significativa en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
“Es cierto que la inflación disminuyó, pero no así el gasto público. La pobreza se mantuvo en un 94,5%. Ahora vemos que hay una brecha muy desigual entre los sectores del país y ese pequeño clima de mejora que algunos perciben es parte del mejor acceso que tienen al proceso de dolarización forzada. Pero vemos que en 2021 tuvimos el salario mínimo más bajo de América, por debajo de Cuba y Haití”.
Ponce de León catalogó como “pequeños picos de bienestar” las mejoras que algunos sectores sintieron porque “aunque la inflación baje, esa mejoría no es completamente real y no es generalizada. La crisis se mantiene, pero está camuflajeada”.
Esta crisis se ha visto reflejada también en sectores como la salud y los servicios públicos. “Son temas que no se pueden hablar por separado porque uno afecta directamente al otro. Para poner un ejemplo, en 2021 el 85% de los centros hospitalarios no tuvieron agua o sufrieron fallas graves. Eso viola los parámetros mínimos para atender a las personas”.
Según el abogado, la precariedad de los servicios públicos se unió al colapso de los centros de salud lo que hizo que se dispararan algunas cifras de enfermedades. “Por ejemplo, en 2020 se contabilizaron 5 mil 10 casos de dengue, pero en 2021 esa cifra se incrementó hasta los 28 mil 705 casos”.
Migración, otra consecuencia
A pesar de las limitantes en la movilidad que provocó la pandemia, la migración venezolana no se ha detenido. Según estadísticas del Observatorio de la Diáspora hay más de 7 millones de migrantes en diferentes países, principalmente de América Latina, producto de las dificultades que representa la calidad de vida en el país.
“En nuestros registros hay más de 6 millones de migrantes y es preocupante que esta cifra siga aumentando porque es una consecuencia de la grave crisis humanitaria que se vive en Venezuela. La precariedad de los servicios públicos ha sido un ingrediente más para que muchos venezolanos sigan saliendo expulsados”.
Ponce de León agregó que la migración venezolana ha sido catalogada como económica lo que ha dificultado la discusión sobre si pudiesen ser tomados como refugiados. “No es producto de un conflicto armado como el caso de Siria sino consecuencia de los problemas por la subsistencia en el país”.