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Gaseosas ilegales: el comercio que prospera desde Colombia hacia Venezuela

Un precio más bajo y facilidad de acceso en la frontera de Táchira son las principales razones para que el negocio de las gaseosas colombianas continúe en Venezuela a pesar de su ilegalidad

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Si pasamos por el estado fronterizo de Táchira, los productos colombianos son los reyes en todos los comercios. Incluso, en medio de la calle reinan los puestos ambulantes en los que las galletas, los pañales y las gaseosas son las protagonistas. Todos estos productos vienen de Colombia. Todos de contrabando.

El cierre de la frontera colombo venezolana desde hace años ha hecho que las trochas sean la principal vía entre el comercio entre Venezuela y Colombia. Productos colombianos forman parte ya del inventario común de los negocios de la frontera que se surtieron con ellos desde el momento de la escasez en el país en 2016 y continuaron ofertándolos hasta el sol de hoy, a pesar de que, en teoría, el comercio y el paso de productos esté cerrado.

Con el cese de las relaciones diplomáticas y comerciales de Venezuela, los productos que vienen desde Colombia provienen desde el contrabando. Con la llegada de Petro al poder y el próximo restablecimiento de las relaciones entre los dos países el panorama puede cambiar, pero hasta el momento las reglas del juego siguen siendo las mismas.

Sin embargo, los productos no dejan de aparecer y ya no solo en las zonas fronterizas, sino que incluso llegan hasta la capital venezolana. En Caracas ya se ven marcas colombianas de gaseosas como Postobón, producido por la marca PepsiCo para Colombia, e incluso la propia Pepsi Cola, que entra al país con un etiquetado distinto al de Venezuela.

¿Cuál es el problema con esto? Que al entrar de forma ilegal, no poseen permisos sanitarios ni una supervisión sobre la procedencia de cada artículo. Aunque las recientes denuncias sobre este tema se centran en el ingreso de marcas de gaseosas, hay quienes señalan que el tema puede ser más delicado cuando nos referimos a las medicinas que cruzan por la frontera y que, al no ser legalizadas, no se puede certificar la procedencia de laboratorios acreditados.

Colectivos alzan la voz

Ya existen varias denuncias sobre el comercio ilegal de gaseosas, incluso hace un año salió una resolución de la contraloría sanitaria venezolana sobre la prohibición de la distribución y comercialización de este producto y se anunció el decomiso de la mercancía.

Sin embargo, por Mercado Libre Venezuela se sigue ofertando el producto con envío a todo el país por servicios de envíos como Domesa, MRW y Zoom.

Una de las últimas denuncias conocidas la realizó Silveiro Hernández García, en su condición de Secretario Político de la Asociación Civil Coordinación Nacional de los Círculos Bolivarianos de Motorizados, quien denuncio la venta de este producto en la parroquia La Vega.

A pesar de esto, los comercios lo siguen vendiendo, incluso en Caracas, donde para llegar deben pasar alcabalas en los que deben sellar los permisos de transporte. Fuentes del sector comercial aseguran que al traer estos productos estos sellos y los permisos se gestionan con entes del gobierno para legalizar la mercancía y poder distribuirla en el país, a pesar que no esté permitida.

Un buen negocio

Como pasa con todos los productos del país, lo que viene del exterior es más barato que lo hecho en casa. La distorsión económica que vive el país y que mantiene el precio del dólar por debajo del rango en el que se debe ubicar hace que importar sea más económico. Si a eso le sumamos que el comercio ilegal no requiere de autorizaciones que pueden ser costosas, entonces el negocio de las gaseosas colombianas es un buen negocio.

En las ventas por Mercado Libre, una botella de 2,5 litros de Postobón puede costar 1,8 dólares. Una gaseosa similar de tan solo dos litros en Venezuela se vende en 2,2 dólares.

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