La bandera británica está hoy a media asta en el Palacio de Westminster, sede del Parlamento, en señal de duelo por el fallecimiento de la política laborista, tiroteada en la calle en la localidad de Birstall, norte de Inglaterra, después de reunirse con ciudadanos como parte de sus labores como parlamentaria.
Los políticos han decidido hacer una pausa, posiblemente hasta mañana, en la campaña para el plebiscito del 23 de junio, marcada por la agresividad y el cruce de acusaciones entre el bando que pide la permanencia en la Unión Europea (UE) y el que apoya la salida («brexit»).
Al quedar vacante el escaño de Cox -Batley & Spen-, los conservadores informaron hoy de que no se presentarán para elegir al nuevo diputado, en señal de respeto por la diputada.
Además, el primer ministro británico, David Cameron, y el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, tienen previsto acudir hoy a Birstall en señal de solidaridad con la comunidad.
En West Yorkshire (norte de Inglaterra), la Policía interroga a Tommy Mair, detenido en el lugar del ataque, y ha indicado que no busca a nadie más en relación con los hechos.
A la espera de la investigación policial, los medios de comunicación han revelado el perfil de este hombre desempleado de 52 años y su presunto interés por grupos de extrema derecha.
Antes de apuñalar a Cox, el agresor gritó «Britain First», un partido formado en 2011 por antiguos miembros del Partido Nacionalista Británico (BNP, por sus siglas en inglés).
Según los medios locales, Mair compró supuestamente libros al grupo neonazi estadounidense National Alliance, entre ellos «Ich Kampfe», un manual ilustrado que se distribuía a los miembros del partido nazi alemán en 1942, y otro sobre cómo montar una pistola con piezas que se pueden comprar en una tienda de bricolaje.
La prensa reproduce los recibos de compra con el nombre de Thomas Mair, que han sido difundidos por el Centro legal para la pobreza sureña (SPLC, en inglés) de EEUU, que los obtuvo de miembros del grupo supremacista de la raza blanca, indica The Guardian.
Según la familia de Mair, éste tiene antecedentes de trastorno mental y no estaba casado ni tenía hijos, pero era considerado por sus vecinos como un hombre amable, solitario, que a veces les ayudaba a arreglar los jardines de sus casas.
En señal de duelo, cientos de personas hicieron anoche vigilia en la iglesia de Birstall, y también ante el Parlamento británico, mientras que hoy varios diputados laboristas depositaron rosas rojas cerca de la biblioteca donde se produjo el ataque.
El asesinato de Cox es el primero contra un diputado desde que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) matase al conservador Ian Gow en 1990 cuando aún estaba en el poder Margaret Thatcher.
La Policía y las autoridades parlamentarias revisan la seguridad de los diputados tras el asesinato de Cox, pues éstos no suelen ir con custodia a menos que formen parte del Gobierno.
Los parlamentarios consideran vital este contacto directo con sus electores en sus respectivas circunscripciones, según explicó hoy la diputada laborista Rachel Reeves.
«Para hacer su trabajo, los diputados necesitan formar parte de su comunidad y disponer de estos gabinetes de consulta (con la gente)», declaró Reeves a los medios británicos.
«No podemos dejar que el comportamiento de un hombre destruya el vínculo entre los diputados y sus circunscripciones», añadió.
Poco después del ataque, las autoridades parlamentarias alertaron a los miembros del Parlamento para que estuvieran atentos a su seguridad personal, especialmente porque muchos estaban en la calle haciendo campaña para el referéndum de la próxima semana.
Según los medios, la Policía se disponía a reforzar la seguridad de Cox en el barco en el que vivía en el río Támesis, en Londres, y en la oficina en su circunscripción del norte de Inglaterra después de que un hombre -que no es el arrestado ayer en relación con el ataque- le acosara enviándole continuos mensajes.
Al parecer, la diputada no le dio mayor importancia al principio hasta que «el volumen y la frecuencia de los mismos aumentaron».