Economía

Del dólar a Bs 4,30 a Bs 4 millones, 34 años de tragedia cambiaria

A 34 años del llamado "viernes negro", puede que algunos venezolanos no sepan cuánto cuesta un dólar, pero sí que el bolívar -la moneda de curso legal de acuerdo con la Constitución de la República- no vale nada en una economía en la que lo único que aún no se ha indexado al dólar es el salario de los trabajadores . Tan es así, que los ciudadanos se desprenden de sus bolívares tan pronto como las circunstancias se lo permiten. Una cadena de desaciertos en materia de política monetaria, cambiaria y fiscal por más de 30 años colocan hoy a Venezuela en el nada honorífico cuadro de países con hiperinflación.

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Bolivares-dolares
Foto: El Interés / Archivo

La destrucción de la capacidad de compra en los últimos tres años se ha dado por una reducción sustancial de la oferta de bienes y servicios que ha propiciado la creación de mercados negros para todos los productos de la cesta básica con precios regulados y por el ingreso de muchos otros a precios de dólar libre, cuya tasa es -para este 18 de febrero- 423 veces el tipo de cambio protegido de 10 bolívares por dólar, a través del cual el gobierno liquida diariamente 92% de escasas divisas de las que dispone.

El restante 8% se asigna mediante el Sistema Marginal de Divisas, tasa que se acerca a los Bs 700, y que a pesar de su valor tiene muy poca incidencia en la formación de precios de la economía, que se rige por la cotización del paralelo ante la incertidumbre política y económica de un gobierno que se radicaliza cada vez más.

El 18 de febrero de 1983 se acabó el «ta’ barato dame dos» como se conoció la época de bonanza petrolera aprovechada por los venezolanos para viajar a Estados Unidos y comprar de todo a una tasa de Bs 4,30 por dólar.

Meses antes de esa fecha ya era previsible la debacle. Una caída de 30% en los ingresos petroleros y el inicio de la crisis de la deuda latinoamericana causaron desconfianza en que la paridad de 4,30 bolívares por dólar pudiera sostenerse. La consecuencia fue la salida de 8.000 millones de dólares entre enero de 1982 y febrero de 1983, lo que consumió buena parte de las reservas internacionales y llevó al gobierno del presidente Luis Herrera Campins a imponer un control de cambio y a devaluar la moneda, poniendo fin a 50 años de estabilidad cambiaria.

Desde entonces, se levantan y se imponen controles. Se devalúa sin ningún efecto beneficioso para la economía. Se han hecho varios ensayos, unos más populistas que otros, pero todos fallidos.

El último control de cambio y que ya cuenta 14 años, debe la mayor parte de su vigencia a los ingentes recursos petroleros que le permitieron al gobierno del presidente Hugo Chávez, anclar el tipo de cambio artificial, e incrementar la dependencia de las importaciones.

El objetivo principal del control de cambio en 2003 era detener la fuga de capitales producto de la inestabilidad política, luego de un golpe de Estado y de un paro general de actividades al que se sumó la industria petrolera. El propósito de la medida no se logró. 36 convenios cambiarios se han firmado desde febrero de 2003 sin que el país haya logrado la estabilidad cambiaria.

La caída de los ingresos provenientes de las exportaciones petroleras y de la producción de Pdvsa, complicó la viabilidad del modelo socialista ya venido a menos con la muerte de Chávez.

El petróleo, que aporta 96% de los ingresos en divisas del país, dejó de ser el proveedor de recursos de la llamada «revolución» e incrementó indiscriminadamente el financiamiento monetario de sus gastos disparando la liquidez y la inflación.

A la par el gobierno permitió las importaciones a dólar libre para paliar la fuerte escasez provocada por la reducción de la oferta local y extranjera (por destrucción del aparato productivo y caída de las compras externas), lo que ha contribuido a una mayor inflación.

La divisa en el mercado paralelo se ha disparado en el último año, cuando pisó los Bs 1.000 para continuar su carrera desenfrenada que este 18 de febrero lo ubica en Bs 4.230 o Bs 4.230.000 si se le suman los tres ceros que le restó la reconversión monetaria en enero de 2008.

Hoy Venezuela sufre para pagar sus cuentas con los tenedores de bonos, se acumulan facturas sin cancelar a proveedores, mientras la comida y medicinas de millones de habitantes sigue llegando por los puertos cada vez en menor cantidad, mientras exhibe los peores resultados de la región y la inflación más alta del mundo.

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