Economía

Medicamentos para enfermedades crónicas reaparecen con precios dolarizados

La escasez que había dejado casi en cero los inventarios de medicamentos para muchas enfermedades crónicas empezó a ceder tímidamente. La reaparición de los fármacos, sin embargo, no garantiza que los pacientes puedan acceder a ellos: en algunos casos, el precio de solo 15 días de tratamiento supera los 65.021 bolívares del salario mínimo vigente desde mayo por decreto presidencial.

Publicidad
Farmacia
Foto: Miguel Gutierrez | EFE

La quetiapina de 300 miligramos para pacientes psiquiátricos está disponible en Farmatodo de Vista Alegre. A simple vista es una buena noticia para quienes tienes meses peregrinando por farmacias en busca de uno de los medicamentos más escasos. Lo negativo: una caja de 30 comprimidos cuesta 185.000 bolívares, casi tres salarios mínimos.
El antihipertensivo Aprovel se consigue en 37.000 bolívares en varios establecimientos y el clopidogrel, un anticoagulante, alcanza los 48.000 bolívares.
Las cuentas de los enfermos crónicos no dan.
quetiapina-farmatodo
No obstante, a pesar del costoso reabastecimiento parcial de las estanterías farmacéuticas, la escasez general sigue ubicándose en 85% de acuerdo con la Federación Farmacéutica Venezolana.
La ONG Convite, además, ubicó la falla de fármacos para hipertensos en 99,6% en mayo y para diabéticos en 100%.

Hayser Jiménez tiene un año sin conseguir las pastillas Daflon que su madre toma para la circulación. “Ni por Facebook lo he logrado. En estos días tomó castaño de indias, un remedio natural. Le han estado doliendo las piernas porque tiene muchas várices”.
Además, Jiménez, de 35 años, debe consumir metformina para prevenir el desarrollo de diabetes. “Desde febrero no consigo de ninguna forma. Tuve que rendirlas y la semana pasada se me acabó. Ya no la estoy tomando”.
Económicamente, para la familia es imposible traer las medicinas del exterior.
Las consecuencias de suspender los medicamentos en enfermedades cardiovasculares suelen verse a mediano plazo, indica José Andrés Octavio, presidente de la Sociedad Venezolana de Hipertensión. “He visto a pacientes descompensados porque no se están medicando. A eso se le suma el estrés por la crisis social actual. Las dos cosas perjudican mucho”, indica.
Imperia Brajkovich, presidente de la Sociedad Venezolana de Endocrinología, alerta que, en el caso de los diabéticos, las consecuencias en el próximo año pueden manifestarse con mayor cantidad de personas con ceguera causada por retinopatía diabética, con enfermedad renal grave con necesidad de diálisis o con infartos.
“No hay suficiente insulina. El laboratorio Inova importa pero lo que trae no puede satisfacer la demanda. Tampoco se consiguen hipoglicemiantes. El problema es que los pacientes están mal controlados”, advierte la especialista.
La dolarización de los fármacos aún no alcanza los medicamentos para diabetes. “De todos modos es impagable, la gente de bajos recursos simplemente no va a poder. Es muy cruel, el gobierno atenta contra la vida de los ciudadanos”, dice Brajkovich, quien agrega que será más costoso para el Estado atender a los pacientes cuando ya estén complicados en vez de invertir en la prevención.
Bacterias a sus anchas
A medida que las infecciones proliferan, los antibióticos son cada vez más escasos. Tanto, que los niños del Hospital J. M. de los Ríos los han recibido vencidos del propio Ministerio de Salud para combatir bacterias que adquirieron en la unidad de diálisis.
Ni el Estado ni las farmacias comerciales tienen disponibilidad. Durante el mes de diciembre de 2016, cuentan algunos dependientes de establecimientos que visitó El Estímulo, llegó al país un cargamento que solo cubrió la demanda hasta marzo.
En la Farmacia Cajigal de San Bernardino no tienen disponibilidad de ningún antibiótico, mientras que en la San Agustín, de Candelaria, solo poseen claritromicina y amoxicilina, ambos con costos que superan los 50.000 bolívares.
“Lo que hay en este momento no representa ni siquiera el 1% de lo que debería tener una farmacia”, reclama el vendedor de la Farmacia Noé de Candelaria, donde solo hay ácido clavulánico en 28.000 bolívares y claritromicina pediátrico en 44.666 bolívares. Los mismos dos medicamentos son los que tienen en el inventario del Locatel de La Castellana.
Al escuchar que en el Fundafarmacia había amoxicilina pediátrica un hombre, que ya había terminado su pedido, se devolvió para comprar dos cajas. “En Valencia no hay nada. Esto está grave”.
Al igual que en el caso de los pacientes crónicos no medicados que tienen riesgo de descompensarse, las personas que sufren infecciones y no pueden cumplir su tratamiento corren peligro de agravar su condición hasta derivar en una sepsis grave general.


]]>

Publicidad
Publicidad