Economía

Los silenciosos acreedores de la deuda de Venezuela: sus propios ciudadanos

Las negociaciones entre el gobierno venezolano y sus acreedores en Wall Street para evitar un incumplimiento de pago ha eclipsado otro frente igual de complicado para las autoridades: los tenedores de bonos en casa.

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Foto: Pixabay

Los papeles de Venezuela -que calificadoras consideran bonos basura- son populares por su alto rendimiento entre los fondos de inversión globales, pero también están en manos de inversores venezolanos que los compraron a precios subsidiados a un gobierno que buscaba “democratizar el capital”.

Las empresas locales también invirtieron en esos títulos soberanos para protegerse con los rendimientos exorbitantes en dólares de los vaivenes de la economía, que sufre una inflación galopante y una recesión económica de casi cuatro años.

Como resultado, cualquier negociación de deuda a futuro incluirá a un variopinto grupo de venezolanos, desde ricos empresarios hasta humildes profesores jubilados.

“En bonos venezolanos invirtieron desde taxistas hasta grandes empresas y todos los grises en el medio”, dijo a Reuters Víctor Silva, presidente de la casa de bolsa local Kapital, que asesora a inversionistas a la hora de comprar o vender papeles como los emitidos por el gobierno y la petrolera estatal Pdvsa.

“Muchos empresarios entraron a comprar esos títulos denominados en dólares. Incluso tesorerías de empresas muy ortodoxas, que no usaban antes el mercado de capitales, empezaron a invertir en esos bonos para protegerse de una corrección cambiaria y más adelante importar materia prima”, agregó.

Aunque no hay cifras disponibles sobre el porcentaje de deuda venezolana en manos de empresas y personas que viven el país, muchos de ellos podrían no estar dispuestos a aceptar las pérdidas implícitas que implica una reestructuración como la que propuso discutir el presidente Nicolás Maduro en noviembre y que causó un desplome de los precios de la deuda.

Casi todos los títulos soberanos de deuda externa incluyen una cláusula que exige que 75% de los tenedores estén de acuerdo para concretar algún nuevo convenio de pago.

-El rol de los residentes-

Torino Capital, una firma con sede en Nueva York, estima que 14.000 millones de dólares, aproximadamente, de la deuda emitida por Venezuela pertenece a “residentes” de esa nación, aunque buena parte de ese monto está en manos de instituciones estatales.

Tampoco es fácil determinar qué tanta voluntad de negociar tendría esa heterogénea base de tenedores para refinanciar unos $60.000 millones de bonos en circulación.

Varias personas y empresas contactadas por Reuters confesaron tener bonos venezolanos, pero se negaron a ser nombrados ante el riesgo que representa mostrar en público que poseen inversiones en dólares en un país donde la moneda fuerte es escasa y los secuestros abundantes.

Un profesor universitario que mantiene esos títulos recordó que Hugo Chávez alentó a las personas con poca experiencia a invertir, pese a que la deuda del país era de alto riesgo para compradores inexpertos y ahora incluso lo es para grandes firmas, que han reducido posiciones.

“Cuando se liquidaban los bonos, alguna gente reinvertía en otros papeles venezolanos. También lo usaron para financiar gastos de posgrados”, dijo el profesor, en referencia a compañeros de trabajo que hicieron lo mismo que él.

El colapso de los precios del crudo en 2014 profundizó una crisis en la economía del país petrolero. Los precios de la deuda han ido cayendo mientras crece el temor de que el gobierno socialista deje de pagar a los tenedores para financiar la importación de productos básicos.

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