De acuerdo con datos del Departamento de Estado, que es la cartera responsable de elaborar informes favorables o contrarios a la aprobación de este tipo de transacciones, Estados Unidos cerró el último ejercicio fiscal, que va de octubre de 2016 a septiembre de 2017, con ventas por valor de 41.930 millones de dólares.
Este dato supone un incremento del 24,97% con respecto al año anterior, el último cerrado por la Administración del expresidente Barack Obama (2009-2017), cuando esta cifra alcanzó los 33.600 millones de dólares.
Si bien es cierto que algunas de estas operaciones se cerraron durante los últimos meses de la presidencia de Obama, resulta innegable que el Gobierno de Trump está «procurando promover las ventas en general», apuntaron a Efe fuentes del Gobierno.
Una clara muestra de esta nueva política comercial es el significativo aumento de las notificaciones de venta al Congreso de Estados Unidos, que es el órgano que en última instancia debe dar el visto bueno a la venta de armamento no convencional a otros países.
Mientras que entre enero y noviembre de 2016 el Departamento de Estado notificó al Congreso ventas por valor de 58.040 millones de dólares, en el mismo período del año pasado éstas alcanzaron los 80.706 millones de dólares, según un análisis de la organización Security Assistance, que recopila toda la información al respecto divulgada por el Estado.
Este repunte del 39,05% se ajusta claramente a la estrategia presidencial del «Make America Great Again» («Haz a EEUU grande de nuevo»).
De hecho, según ha podido confirmar Efe, en estos momentos la Casa Blanca trabaja en un proyecto que contará con la participación de diversas carteras del Ejecutivo, con el objetivo de promover la venta de armas a otros países.
«Los Departamentos de Estado, Defensa y Comercio -en realidad, todos aquellos relacionados con estos asuntos- están llamados a hacer propuestas para mejorar y acelerar el proceso, con el fin de ver cómo se pueden eliminar regulaciones para así cortar la cinta roja», admitieron a Efe desde la Administración.
Sin embargo, no todo el mérito puede atribuirse a la actual política comercial estadounidense, puesto que este crecimiento no hubiera sido posible sin la escalada de diversos conflictos internacionales.
«El propio presidente ya dijo que es una prioridad suministrar a nuestros aliados y socios la tecnología en Defensa necesaria para cubrir sus legítimas necesidades», recordaron fuentes oficiales.
De hecho, esta nueva filosofía se encuentra detrás de la principal venta de armamento aprobada el año pasado, por la que Arabia Saudí está llamada a pagar 15.000 millones de dólares por un sistema defensivo antimisiles.
Esta venta, no obstante, no ha estado exenta de cierta polémica, puesto que la anterior administración estableció una serie de restricciones a países como Arabia Saudí o Nigeria por la falta de garantías de sus gobiernos sobre el respeto a los derechos humanos.
En cualquier caso, lo que resulta evidente es que Trump ha visto en esta lluvia de millones una solución para hacer frente a uno de los grandes retos de su presidencia: reducir un déficit comercial que este año se situó en los 50.500 millones de dólares.]]>