Economía
Quien emigra necesita dinero, y busca recuperar lo invertido en el inmueble que alguna vez pudo pagar. Pero la devaluación es tan dura que los precios, al cambio en moneda dura, se desploman. Con una demanda mínima y una oferta marcada por el recambio, sin construcciones nuevas, se imponen dos caminos: cerrar la puerta "por ahora" o rematar a precio "de gallina flaca" sin reparar en cómo lo que fue una inversión ahora se diluye En 2012 Desireé Abreu* decidió regalarle a su madre una casa propia. Poseía dos empleos como asistente de laboratorios clínicos y devengaba un sueldo mínimo, ajustados en mayo y septiembre por el expresidente Hugo Chávez: 1.780,45 bolívares y 2.047,52 bolívares, respectivamente. Con sus ahorros y un crédito bancario, pudo cumplir su sueño. A su madre le compró una casa en El Paraíso que costó 450.000 bolívares en aquel entonces.
24 ago 2018
11:00 AM