La Alcaldía afirmó en un comunicado que, en caso de que la huelga se alargue, podrá ser decretado festivo nacional debido la situación de desabastecimiento provocado por las manifestaciones» y precisó que el «estado de emergencia podría evolucionar a un estado de calamidad pública».
La institución también afirmó que sigue trabajando, con el «apoyo de la Policía Militarizada», para que los huelguistas suspendan actos que impidan el «abastecimiento de combustible para los servicios esenciales».
El alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, determinó también la creación de un comité para evaluar y tomar «las medidas necesarias».
En este quinto día de paralizaciones, que afecta a todos los 27 estados brasileños, la frota de autobuses en la capital paulista circula con un 60 % de la capacidad y decenas de puestos están sin combustibles.
Además de los camioneros, en protesta por el alto precio del diesel, este viernes los conductores de transportes escolares adhirieron a la huelga y realizan manifestaciones en varios puntos de Sao Paulo, de acuerdo con fuentes sindicales.
Al menos otras tres ciudades del interior de Sao Paulo también han decretado estado de emergencia.
La declaración de estado de emergencia permite a la Alcaldía hacer compras sin licitación o aprehender bienes privados, como el combustible que esté en estoque en las gasolineras.]]>