En Panamá, la economía creció alrededor de 6% por año durante un cuarto de siglo, muy por encima de otros países con un crecimiento tradicionalmente vigoroso como Chile, la República Dominicana y Perú, así como el doble de la tasa de crecimiento de América Latina en su conjunto.
Durante años, Panamá fue considerada un destino tentador para muchos venezolanos, pues fue uno de los primeros países que enfrentó la diáspora incluso antes de que la crisis económica y la emergencia humanitaria enfrentaran sus momentos más álgidos.
Para alcanzar este nueva época de prosperidad económica, Panamá debió aplicar políticas que mejoraron el clima de negocios, abrieron el comercio exterior y privatizaron las empresas públicas. Además, recibió también apoyo directo del FMI y reforzó su política de dolarización.
Estos cambios estuvieron respaldados por una década de programas ininterrumpidos del FMI, que proporcionaron los conocimientos sobre políticas y la asistencia técnica necesarios; por ejemplo, en administración tributaria y gestión de activos y deudas. Los proyectos críticos de obras públicas, como la expansión del Canal de Panamá, apuntalaron el crecimiento y realzaron en gran medida la capacidad productiva de la economía.
A nivel mundial, la trayectoria de crecimiento de Panamá sobresale como una de las más destacadas. Panamá es la 23ª economía de más rápido crecimiento en el mundo en los 25 últimos años: está casi en el décimo percentil más alto de los episodios de fuerte crecimiento a nivel internacional. Por lo general, las economías productoras de gas y petróleo como Azerbaiyán, Guinea Ecuatorial y Turkmenistán, junto con China, son las que predominan en los episodios de crecimiento vigoroso.
Siendo uno de los destinos más solicitados por la diáspora venezolana, en un principio el país recibió a muchos inversionistas que llegaron a hacer negocios en un momento de bonanza económica que aún se mantiene. Actualmente, Panamá es hogar de casi 80.000 venezolanos, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, pero este ha dejado de ser el epicentro de la migración desde que sus políticas empezaron a ser mucho más exigentes para los venezolanos.
Esta semana, Panamá ratificó su apoyo a Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela reconocido por más de 50 países, justo cuando el nuevo presidente Laurentino Cortizo asume sus nuevas funciones en el ejecutivo.