Economía

Colombia y Venezuela vuelven a la misma cama, pero esa relación ya cambió

A partir de este 7 de agosto con la llegada de Gustavo Petro al Poder se anuncia una nueva era en las relaciones entre Colombia y Venezuela, pero en la economía las diferencias entre ambos países son abismales y desventajosas para este lado de la frontera.

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Colombia y Venezuela tienen una frontera caliente

La próxima normalización de las relaciones diplomáticas, políticas y económicas entre Colombia y Venezuela, a raíz de la llegada al poder de Gustavo Petro -un economista y ex guerrillero izquierdista- , supondrá también el inicio de una nueva era económica y comercial entre estos dos países que llevan unos 12 años dándose la espalda y con altibajos en su intercambio bilateral.

Pese a la encendida retórica que durante años enfrentó a los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro con los sucesivos de Uribe, Santos y Duque, los lazos no se rompieron por completo en el terreno económico formal.

Desde febrero de 2019 Maduro ordenó un «ruptura integral de las relaciones diplomáticas y consulares con Colombia«, en el punto más álgido del deterioro en esa relación.

Aunque también es cierto que en los peores momentos buena parte de los negocios se mantuvieron durante años bajo el manto del contrabando y la informalidad, a lo largo de una porosa frontera terrestre y fluvial de 2.219 kilómetros de largo.

A juzgar por las diferencias, esta relación carnal ahora será muy diferente respecto al pasado y las cosas no serán iguales, sobre todo porque Venezuela ya no es tampoco el mismo país.

En 2008, en el auge de las relaciones comerciales bilaterales, cuando Venezuela vivía un bonanza petrolera que sería totalmente dilapidada por el chavismo, el intercambio comercial entre Colombia y Venezuela remontó hasta unos $7.200 millones.

Ya antes de la llegada de Petro, optimistas empresarios colombianos afiliados a la Cámara Colombo Venezolana celebraban que la dolarización, las reformas económicas aplicadas por Maduro y la estabilización permitirían mejores cuentas este año.

«De esta manera, en caso de que el comercio bilateral cierre con la mínima proyección, es decir, en US$800 millones, este sería el doble del registrado al cierre del 2021, cuando sumó US$400 millones, de acuerdo con los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Esta cifra representa un crecimiento del 77 % frente al 2020», señala una reciente publicación de los empresarios, citada por el medio especializado Portafolio.

En mucho tiempo no hablábamos de un optimismo moderado, que tenemos que ir planeando y desarrollando (…) Nos encontramos en un período de crecimiento moderado (en Venezuela) que servirá mucho para la relación bilateral”, dijo Germán Umaña, presidente ejecutivo de la Cámara.

La Cámara cita datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, según los cuales entre enero y abril de 2022 el comercio total binacional ya fue de US$ 180,5 millones, con un alza de 101% con relación al igual lapso de 2021 (cuando fue de $89,7millones).

La balanza comercial neta durante enero – abril pasados fue superavitaria para Colombia en $142 millones.

Ahí viene Colombia

Colombia está mucho mejor preparada que Venezuela para sacar ventaja económica de esta normalización gradual.

Las diferencias son notables: el país que hereda Petro es ya la cuarta economía más grande de América Latina (lugar que antes del chavismo ocupaba Venezuela); tiene indicadores económicos estables, un crecimiento sostenido de su Producto Interno Bruto (PIB), es diversificada y con un poderoso sector industrial, manufacturero y de servicios.

Colombia además tiene una larga tradición de economía agrícola, ganadera y agroindustrial.

En ninguno de estos campos puede competir la depauperada Venezuela, por lo que se espera una relación bastante asimétrica. O, si fuera una pelea, o un partido de fútbol, se verá una enorme diferencia en la cancha, a favor de los colombianos que le ganan a Venezuela por goleada.

Colombia vs Venezuela en la pizarra

En términos económicos estos dos países hermanos separados al nacer son muy diferentes. Esto dificultará una integración verdadera y en todo caso las asimetrías serán particularmente perjudiciales para Venezuela, aunque por algún tiempo los consumidores venezolanos podrían verse favorecidos por la mayor disponibilidad, y a menores precios relativos, de productos importados colombianos de calidad.

Después de todo, toda Venezuela es hoy un gigantesco puerto libre y es previsible que Colombia sabrá aprovechar su proximidad geográfica, los casi nulos aranceles vigentes para ciertos productos de interés del gobierno de Maduro; los menores costos de transporte por tierra y un mercado en una ligera reactivación para aumentar sus exportaciones al paraíso del chavismo.

Desde hace tiempo ya hay abundantes productos colombianos en el mercado venezolano, especialmente en los estados del occidente. Entraron durante todo este tiempo, por vías formales o de contrabando, por puertos o por trochas o caminos informales en la frontera, por donde además se mueven negocios ilegales que van desde trata de personas a contrabando de drogas y de armas.

Pero ahora se supone que las mafias que controlan estos negocios perderán terreno, pues la apertura de la frontera hará innecesarios ciertos pagos de extorsiones, sobornos y coimas a lo largo de las rutas de intercambio comercial.

Ahora bien, si se trata de hablar de una integración económica, carburada con los discursos de hermandad entre dos gobiernos muy pronto afines y alineados, las diferencias entre las dos economías son muy notables.

La de Venezuela luciría como un apéndice de la colombiana, acaso comparable con el PIB de una de las regiones del país andino.

La economía venezolana se ha encogido tanto en estos años del chavismo que hoy día es siete veces más pequeña que la de Colombia, y sin expectativas de que esta proporción cambie, sino todo lo contrario.

La economía de Bogotá DC por sí sola ya produce casi el doble que toda Venezuela, según los prolijos números de DANE, el organismo nacional de estadísticas que le gana de calle al incompetente y misterioso OCEI de Venezuela.

El PIB de Venezuela hoy representa menos de la mitad que el de República Dominicana y Ecuador, o el 54% del de Guatemala; es apenas el doble que el de Trinidad Tobago o El Salvador, y apenas tres veces el tamaño del de Haití (cifras regionales del FMI).

Cierre de fronteras
La frontera formal entre Colombia y Venezuela permanece cerrada en los pasos fronterizos, aunque el tránsito de personas y mercancías sigue firme a través de las trochas y caminos rurales

Oscuridad hasta en los números

En una economía moderna que se precie, la divulgación de indicadores macro y micro son cruciales para mantener la confianza de los inversionistas, nacionales o extranjeros, consumidores y agentes económicos en general.

En Venezuela estos datos suelen ser escamoteados, manipulados u ocultos por la propaganda oficial, pues revelarlos en detalle es equivalente a sacar al sol los trapos del fracaso de la llamada revolución bolivariana.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de sus estudios actualizados semestralmente WEO (Perspectivas Económicas Mundiales, por sus siglas en inglés), es una de las fuentes para conocer el estado general de los indicadores de desempeño de los países.

En el caso de Venezuela, como el régimen chavista no mantiene relaciones con el organismo desde hace lustros, los huecos se llenan con estimaciones, proyecciones y datos de fuentes independientes privadas.

La última consulta con Venezuela ocurrió en 2004 en los términos del Artículo IV del FMI que establece discusiones bilaterales cada año con los países miembros, visitas de equipos de expertos al país socio y recolección de información económica y financiera, así como discusiones con funcionarios del respectivo gobierno, que se encargan de las políticas económicas.

«Proyectar las perspectivas de la economía venezolana, incluyendo pasados y actuales eventos económicos como base para las proyecciones es complicado por la falta de discusión con las autoridades», aclara el FMI en sus informes como el WEO más reciente.

«Amplias incertidumbres rodean estas proyecciones», aclara el FMI. Las particularidades de la economía de Venezuela son tales y tan desproporcionadas que sus cifras de inflación son excluidas de los informes consolidados de toda América Latina y el Caribe para no alterar la muestra.

Pero de cualquier manera este informe es una útil base de datos para tener una aproximación a la economía venezolana y compararla con los demás países americanos y caribeños.

La campaña de Colombia

En este torneo regional Colombia acumula un buen desempeño: entre las cuatro grandes economías de la región es la exhibe una de las mayores tasas de crecimiento sostenido a lo largo de los últimos años y una de las menores tasas de inflación. Aunque también tiene una de las más altas tasas de desempleo, con 11,9% este año.

Para este 2022 el FMI proyecta en Colombia una inflación promedio alta del 7,7% anual que supondrá un fuerte aumento respecto al 3,5% promedio de 2021.

Claro, para un venezolano esa alza de precios del vecino parece un chiste porque en 2021 aquí fue de 1.588% y para este año el FMI prevé que será de al menos 500%.

Sobre la deuda pública, la del gobierno colombiano equivale al 60% del PIB anual del país, mientras que la de Venezuela es tres veces del tamaño de ese PIB (suma total de riqueza que se produce en un año en forma de bienes y servicios).

Colombia es un buen pagador de su deuda y está muy activa en el sistema financiero internacional.

Venezuela en cambio es un paria en los mercados internacionales, y desde 2017 no paga capital ni intereses de una deuda que supera los $140.000 millones, según algunos cálculos independientes.

Solamente en bonos de deuda sin pagar acumula vencimientos por encima de $65.000 millones en los mercados globales.

El índice de Riesgo País -un indicador de confianza clave en los mercados internacionales- de Venezuela cerró el 29 de julio en 41.134 puntos. El de Colombia terminó en 387 puntos.

Conocido como EMBI (Emerging Markets Bonds Index o Indicador de Bonos de Mercados Emergentes), es calculado a diario por JP Morgan. Este índice de Riesgo País básicamente mide la diferencia en intereses que tendría que pagar un gobierno por sus emisiones de deuda con respecto a la tasa que paga el Tesoro de EEUU, cuyos papeles son considerados de cero riesgo.

Entonces, si saliera a financiarse ahora, Venezuela tendría que pagar 41% por encima de esa tasa del Tesoro, lo que supone el valor más alto en todo el mundo. Es que los papeles de deuda del chavismo son considerados bonos basura en los mercados mundiales.

La malograda Ucrania, por ejemplo, con todo y la guerra y los ataques a su economía por parte de Rusia, cerró con un riesgo país de 4.477 puntos el 29 de julio (pagaría 4,47% por encima del Tesoro).

ColombiaAño 2021Año 2022Año 20232024
PIB a precios corrientes MM de dólares314.268351.181370.470391.832
PIB promedio per cápita (dólares por habitante) 6.1566.8067.1037.436
Inversiones como porcentaje del PIB19,7318,9619,2418,86
Inflación al final del año (%)5,616,933,83,04
Deuda bruta del gobierno como porcentaje del PIB64,6%60,6%59,16%57,46%
Gasto total del gobierno en % del PIB 34,5%34,4334,0332,76
Venezuela
PIB a precios corrientes MM de dólares46.50149.08649.823nd
PIB promedio per cápita (dólares por habitante) 1.6851.8231.877nd
Inversiones como porcentaje del PIBndndndnd
Inflación al final del año (%)686%500%500%nd
Deuda bruta del gobierno como porcentaje del PIB304%306%ndnd
Gasto total del gobierno en % del PIB 10,1%mdndnd
Fuente: FMI World Economic Outlook Database. Abril 2022

Todavía es prematuro para calibrar el previsible impacto en Venezuela de esta nueva era en las relaciones con Colombia, por parte de dos gobiernos que serán afines y estrechos aliados ideológicos.

Así como la integración no es algo que se logra por decreto, los efectos positivos o negativos dependerán del tamaño de las ambiciones de cada lado y de la realidad.

Pero por lo pronto, la competencia será desigual y asimétrica: después de todo la economía de Venezuela hoy se parece más a la de un pequeño país centroamericano, o a la de Paraguay y Bolivia que a la de Colombia, un socio histórico con el que en el pasado tuvo una relación de tú a tú, con todos sus altibajos.

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