Emprendedores

Negruras, emprendimiento venezolano que despega desde las redes sociales

Yendomar Acosta es la emprendedora detrás de la marca Negruras, creada hace dos años, especializada en zarcillos hechos a mano con torchón y base de cuero. El perfeccionismo que la caracteriza ha impulsado el éxito de su bisutería y hoy en día aspira a tener su propia tienda y expandirse a nivel nacional e internacional.

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FOTO: ALEJANDRO CREMADES

Es una estudiante del último año de odontología que saca sonrisas con sus accesorios. Empezó haciendo el curso en una mercería por simple curiosidad de aprender, sin intención de comercializar productos, pero el diseño del zarcillo no era de sus favoritos para usarlo. “Se los mostré a mis amigas y me preguntaron cuál era el precio. Yo les dije que no los vendía pero luego lo tomé como un ingreso extra y me comenzó a ir bien”, contó.

Hasta hace cinco meses, Yendomar no contaba con el apoyo de su familia, creían que era un pasatiempo. Al poco tiempo de empezar su negocio, se dio cuenta que es lo que más la apasiona. “El que mi familia no me apoyara fue una experiencia de vida. Recuerdo que fui a ofrecer mis zarcillos a distintas tiendas y en todas me dijeron que no estaban interesados, pero una amiga que trabaja en Salud Chacao me llamó y allá hice mi primera venta y me pidieron más”, explicó la creadora de Negruras.

El nombre de la marca también tiene su historia. Cuando Yendomar se dio cuenta de que de sus creaciones podía sacar algo más, comenzó el proceso de ponerle nombre. Ella no dudó en relacionar su apodo de “negra” con los zarcillos y luego de tanto pensar, Negruras quedó como el más indicado, aunque no haga referencia directa al producto.

Negruras comenzó por las redes sociales y el auge de la empresa se la debe a Instagram, Twitter y Facebook. “Para las redes era malísima, pero fui aprendiendo y hoy en día las manejo yo sola sin asesorías. Todos mis seguidores me los he ganado pulso a pulso y doy gracias a Dios que existan las redes porque he crecido mucho gracias a ellas”, expresó.

Yendomar se sintió motivada a emprender porque en un ambiente en el que todas las mujeres usan uniformes y zapatos deportivos, quería que al menos un accesorio las hiciera ver bonitas y diferentes. “Mi elemento diferenciador es que yo quise que mi target fueran doctoras, más que todo odontólogas, pero también vendo a otras personas, claro. Además, son de buena calidad y aunque se mojen, no se dañan”, agregó la empresaria.

“Yo siempre voy con las tendencias que marca la moda. La mujer venezolana es muy coqueta y lo que está a la moda siempre se vende, a pesar de la difícil situación económica del país” comentó acerca de los cambios en sus primeros zarcillos y los que hace ahora.

El zarcillo más elaborado de Negruras, que puede llevar un tejido más complejo y pedrería, cuesta Bs 5.000 y según Yendomar, el precio es bajo cuando se compara con otras marcas o tiendas de bisutería. El más económico vale Bs 400 y es el más sencillo del catálogo.

Conseguir los materiales no es complicado, el reto para la emprendedora es mantener el mismo precio de los productos. “La cinta de torchón o encaje es traída del exterior y lo compro por paquetes y además lo distribuyo a varias diseñadoras del país. La pedrería es difícil de comprar porque los precios suben semanalmente, es increíble, pero yo compro todo al mayor para tratar de no subir tanto el precio”, expresó.

“A mí me va mejor distribuyendo torchón que vendiendo los zarcillos, pero sigo haciéndolos porque me gusta y lo disfruto. Además, pongo al alcance de las demás el torchón porque me gusta apoyar el talento venezolano”, dijo, quien también da cursos de bisutería desde que empezó con su marca.

– Cambio de rumbo –

Desde que Yendomar descubrió que la odontología no era lo suyo, decidió que va a terminar la carrera y no la ejercerá. A pesar de ser algo que se le da bien por su habilidad manual, la situación precaria del sector salud en el país la ha desmotivado a seguir trabajando con pacientes. “No me veo practicando mi carrera, me gusta interactuar con pacientes pero hay un desamor, es una carga emocional muy grande”, añadió.

“Mi verdadera pasión es la pintura y aunque hacer zarcillos no es pintar, involucra mezcla de colores y un trabajo manual para hacerlo sólido”, dijo.

Por otro lado, una de sus metas a mediano plazo es prepararse más en el diseño de zarcillos y registrar la marca. Su novio, Gerson Zamora, se encarga de los asuntos administrativos en la empresa y a veces, es su ayudante con la bisutería porque ella asegura que los hombres son incluso mejores que las mujeres para las manualidades.

A pesar de la crisis, Yendomar cree que hay que seguir emprendiendo porque “solo así tú surges y el país sale adelante. La mejor manera de emprender es con crisis económicas, de ahí salen las oportunidades y aunque es difícil, Venezuela es un país súper viable para hacerlo”.

“Aquí hay escasez, inflación y otros problemas, pero a mí nunca han dejado de comprarme. Aunque haya adversidades no hay que desistir, hay que trabajar para seguir creciendo”, concluyó.

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