Empresas y Negocios

Venvidrio está a punto de cerrar por falta de materia prima

Desde hace mes y medio la mitad de la plantilla de trabajadores fue enviada a casa como medida para reducir costos y prolongar la vida útil de la poca materia prima que queda. Pero los insumos se agotarán a mediados de diciembre y no hay señales de restitución de inventario.

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La empresa Venezolana de Vidrio, Venvidrio, está al borde del colapso total. Siete de los 11 hornos están dañados, la mitad de la plantilla laboral ha sido enviada a casa, y la segura paralización del 100% de las operaciones a mediados de diciembre por agotamiento total de insumos, el futuro de la otrora exportadora de envases de vidrio luce más que comprometido.

De acuerdo con fuentes laborales, desde hace más de seis semanas buena parte de la nómina fue enviada a casa con pago de sueldo básico por reducción de las actividades a solo dos turnos de trabajo, ello debido al progresivo agotamiento de los inventarios de materia prima necesaria.

“Hace más de seis semanas fueron enviados para la casa 565 trabajadores porque no estaban haciendo nada. Ahora llamaron a parte de esos empleados para que laboren por dos semanas y los que estábamos trabajando fuimos obligados a irnos de vacaciones”, señaló un empleado de la empresa que optó por el anonimato.

Esto significa que más de la mitad de los cerca de 1.100 trabajadores que laboran en la empresa (entre personal obrero y administrativo), fueron llamados a tomar el descanso obligado. En las áreas administrativas, el personal solo trabaja de martes a jueves entre 8:00 am y 12:00 m.

La información fue corroborada por otros tres trabajadores que siguen desincorporados de sus funciones, y que señalan que la empresa no les ha informado cuándo podrían regresar a sus faenas.

“Nos habían dicho que era por 15 días, pero ya han pasado seis semanas y nada que nos llaman a reincorporarnos”, dijo uno de los afectados, quien no obstante reconoce que algunos de sus compañeros fueron llamados a trabajar en los últimos días.

Destacó uno de los entrevistados que están cobrando apenas sueldo básico, que el caso del personal obrero es de poco más de Bs 14.000 semanales (Bs 56.000 al mes) sin pago de ningún otro beneficio. “Son sueldos muy bajos los que recibimos porque no trabajamos ni fines de semana, no hacemos guardias ni horas extra, no recibimos bonos de productividad que cobrábamos en condiciones normales”, acotó.

– Efímera alegría –

Pero el regreso a labores no será por mucho tiempo. “El 20 de diciembre cierran la planta por vacaciones y no se sabe cuándo volverá a abrir porque no hay materia prima, especialmente soda cáustica, y hasta donde sabemos no hay órdenes compra”, dijo uno de los operarios en vacaciones obligadas.

En un principio, la gerencia de la empresa informó que debido a la caída de la demanda de botellas, la planta tenía una producción excedente que debía ser colocada. Sin embargo, los propios trabajadores afirman que no existe tal producción excedentaria y que la verdadera razón de las vacaciones adelantadas es que no se cuenta con materia prima importada necesaria para la manufactura de envases.

Cabe destacar que la situación se plantea cuando justamente la demanda de botellas ha mermado. De hecho, Cervecería Polar, el mayor cliente de la factoría, ha reducido sus actividades: por ejemplo, la planta de San Joaquín, Carabobo, con capacidad para despachar 700.000 gaveras diarias de cerveza, está sacando solo unas 200.000 cajas al día, según han informado los trabajadores de esa dependencia, la más grande de su tipo en el país.

“No hay materia prima y hasta donde sabemos no se han hecho nuevos pedidos. Se está trabajando con lo que hay hasta donde alcance”, ratificó una de las fuentes.

– Progresivo deterioro –

De acuerdo con los empleados consultados, de las 11 líneas de producción que tiene la planta de Los Guayos solo funcionan cuatro, mientras que la factoría de Valera, Trujillo, paralizó sus siete líneas por completo.

Los operarios explican que varios de los hornos se han dañado debido a que se está utilizando insumos no aptos para este tipo de máquinas. “Se está usando material que viene de Guardian de Venezuela que requiere de una mayor temperatura y esa ha sido la razón del daño a varios hornos, que no han podido ser reparados”, dijo uno de los trabajadores.

Guardian de Venezuela es una empresa de vidrio flotado ubicada en Maturín, estado Monagas, que también fue expropiada por el gobierno nacional.

Cabe destacar que en abril de este mismo año los trabajadores señalaban que estaban en funcionamiento solo ocho de los 11 hornos. Siete meses después, la mitad de la maquinaría estaba averiada por malas prácticas. La impericia y la falta de fondos jugaron en contra de un bien que es patrimonio del país.

El deterioro no es reciente. Desde hace unos dos años, los trabajadores han visto un franco retroceso en los beneficios recibidos y en las instalaciones de la planta. Primero dejaron de suministrar uniformes, zapatos y toallas; luego pidieron a la plantilla evitar trabajar horas extras; posteriormente el concesionario del comedor, aquejado por los impagos de la compañía estatal decidió retirarse, y su sustituto desmejoró sustancialmente la calidad de los alimentos suministrados. Hoy el servicio de comida es intermitente. “Cada vez son menos los beneficios”, señala uno de los trabajadores en situación de reposo.

En medio del creciente deterioro del ambiente laboral, hace dos semanas el gerente de planta renunció, lo que ha puesto en alerta al personal ante los rumores de un posible cierre técnico de la factoría carabobeña al igual que su par trujillana. “Si el jefe de planta se va es porque sabe algo que nosotros desconocemos”, comentó uno de los trabajadores cesanteados.

– Se repite la historia –

El cuento de Venvidrio sigue una plantilla común para muchas otras empresas confiscadas por el gobierno: expropiación, expoliación, caída de la producción.

En octubre de 2010, el presidente Hugo Chávez ordenó la expropiación de Owens Illinois Venezuela, productora de vidrio filial de la transnacional estadounidense asentada en tierras carabobeñas en 1958.

Para ese momento, la empresa abastecía más de 60% de la demanda nacional de envases de vidrio para las industrias de alimentos, farmacéutico y de cosméticos, elaborando alrededor de 2.100 millones de unidades al año. Además, exportaba cerca de 10% de su producción a países del Caribe y de la región andina.

Luego de la expropiación, la empresa, que para entonces contaba con una plantilla de unos 800 trabajadores en todas sus filiales, comenzó a asimilar a todos los trabajadores tercerizados, con lo cual la nómina se incrementó cerca de 50%.

Aunque el gobierno anunció el incremento de la producción con la expansión de la factoría de Los Guayos al afirmar que la empresa elaboraba entre 5,5 y 6 millones de unidades al día, lo cierto es que la nueva Venvidrio no consiguió los estándares de manufactura de la antigua OI. De hecho, las exportaciones se paralizaron y los planes para reanudarlos nunca se concretaron.

En el ínterin, la filial holandesa de la transnacional demandó a Venezuela en el tribunal de arbitraje del Banco Mundial, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relacionadas con las inversiones, Ciadi, organismo que en 2015 determinó que el país debía cancelar 445 millones de dólares a la corporación por la nacionalización de sus activos y ante la negativa del Estado de alcanzar un acuerdo amigable con los viejos propietarios.

El trasfondo de esta historia es el progresivo deterioro de las instalaciones, reducción de los beneficios contractuales de los trabajadores, daño a los equipos, creciente deuda con proveedores nacionales e internacionales. Entre estos últimos se encuentran “socios” chinos del gobierno, que se han negado a descargar despachos de soda cáustica que han arribado a Puerto Cabello por falta de pago, razón por la cual la factoría se verá obligada a paralizar sus actividades a mediados de diciembre.

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