Juegos Olímpicos muestran al mundo las aguas podridas en Río de Janeiro
Canales repletos de desperdicios recorren el laberinto de callejones donde a diario juega Kaike de Oliveira Benjamin, y luego forman estanques fétidos y riachuelos burbujeantes de desechos humanos. Poca es la mejoría en el interior de la casucha de un cuarto que habitan el pequeño de cinco años, su madre y dos hermanitos, así como ratas y cucarachas.