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#oficios de ayer

Francisco del Ventura: un relojero celoso de su tiempo

A Francisco del Ventura le gusta tomarse su tiempo. Aconseja que la mejor manera de disfrutar la vida es reconocer que hay un momento para todo: para comer, para trabajar, para divertirse. Todo con calma. A veces reflexiona sobre este tipo de cuestiones. Después de todo, su oficio es la relojería. El relojero trabaja seis horas al día en su local de 4 x 2 metros en una esquina oscura del Centro Comercial de Chacao. Al mediodía, lo cierra hasta las tres para almorzar con tranquilidad junto con su compañera de trabajo: su esposa -desde hace 36 años- Eumea. Cuando sale coloca un pequeño cartel laminado con el horario para recordarle a sus clientes.

Oficios de ayer II: El barbero

El olor a laca no se respira en las barberías. Se inhala el olor del alcohol en spray y se exhalan bromas en voces gruesas. Sillas de cuero vino tinto albergan hombres vestidos con delantales negros. Todos esperan al barbero. Y a su hojilla.

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