Historias que duelen

Erlymar Romero busca justicia: "No dejemos que nos silencien"

La hija de Erlymar Romero Hernández fue presuntamente violada y lanzada del piso 7 de un edificio en Menca de Leoni, Guarenas. Por este crimen está imputado el padrastro de la niña. Erlymar decidió contar su verdad y romper con la cadena de revictimización que ha rodeado el caso

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erlymar Romero

«El oficial Ramsés me pregunta que si yo sé de qué muere mi hija. Yo le digo que sí, de la caída, el golpe en el cráneo. Aquí está toda la documentación, le digo. De repente, él me dice: ‘No, tu hija no murió así. Tu hija fue violada, tu hija fue golpeada y presuntamente lanzada y los culpables están afuera'», esas son las palabras que más recuerda Erlymar Romero Hernández, madre de la niña de 12 años de edad que fue asesinada tras sufrir abuso sexual en el bloque 40 de Menca de Leoni, un sector de Guarenas, en enero de 2022.

El oficial de la Dirección de Investigaciones Penales (DIP) -adscrita a la Policía Nacional Bolivariana- inculpaba, principalmente, a Carlos Gabriel Herrera Milazzo, esposo de Erlymar y padrastro de la víctima. Y también a la madre del presunto victimario, Mercedes Lorena Milazzo Istúriz.

La aclaratoria llegó pocos días después de que Erlymar Romero enterrara a su hija: «Me muestran todo. Me explican. Yo no sabía nada. No entendía qué sucedía. El mundo se me terminó de venir abajo. Ese día (lunes 31 de enero) es cuando yo me entero de todo lo que sucedió».

Llamadas: una rutina familiar

Erlymar recuerda bien la noche cuando le avisaron que su hija había muerto por un presunto suicidio. Era lunes 24 de enero de 2022 y ya tenía seis meses y 20 días en Estados Unidos, en el estado de Florida, donde trabajaba como carpintera, Uber y repartidora de Amazon. Para ella, migrar implicó un reencuentro y una separación física: en Florida se reencontró con su madre, su padre y su hija mayor, de 20 años de edad. Y se separó de su esposo Carlos y del hijo que tuvo con él y también de su hija de 12 años, a quien creyó dejar en buenas manos.

Como todos los días, durante la mañana de ese lunes conversó por videollamada con la niña y pudo ver a su hijo menor. Era lo habitual.

Erlymar Romero tiene seis meses buscando justicia para su hija. (Foto: Alejandro Cremades)

Sin embargo, a la hora de dormir, cerca de las nueve y treinta de la noche, no pudo cumplir con la promesa que le había hecho: la llamada de buenas noches.

Sobre esa hora, Erlymar estaba en una conversación con una hermana de la iglesia cristiana y decidió que la llamaría al terminar, pero no le dio tiempo.

Cuando se desocupó, ya había pasado la hora en que a la niña le quitaban el celular para que “no se quedara chateando hasta tarde” y solo encontró en el chat un mensaje de voz: “Mami, voy a dormir. Te amo, descansa. Hablamos mañana”.

Tarde, pero seguro Erlymar le respondió: «Yo le dije que la amo, que Dios me la bendiga”.

Pasó una hora y la madre de Erlymar Romero recibió una llamada desde el celular de Carlos Herrera.Al contestar, habló una prima de Carlos: «Hubo un accidente con la niña y Carlos (…) La niña se murió, la niña se mató».

Erlymar no recuerda si aquella mujer repitió las palabras, pero retumbaban en su mente. De inmediato colapsó y sus familiares la acogieron para intentar calmarla.

Al tranquilizarse, varios minutos después, logró comunicarse con Lorena Milazzo, la madre de Carlos. La mujer solo le dijo lo que ya había escuchado: «No sé qué pasó, no sé qué pasó. La niña se lanzó, la niña se lanzó».

10 minutos más tarde volvió a llamar. Carlos atendió y soltó una especie de confesión que ella no entendió: “Yo soy el culpable, yo tengo la culpa de todo, perdóname, perdóname”.

Esa noche, Erlymar tomó la decisión: “Necesito regresar ya”.

Rápido y privado

El 25 de enero, Erlymar llegó a Venezuela y de inmediato fue al lugar donde ocurrió el presunto suicidio: el bloque 40 de Menca de Leoni.

Frente al edificio residencial, su mirada se dirigió rápidamente al piso siete, desde donde cayó su hija de 12 años de edad. Las piernas le fallaron. Tuvieron que ayudarla a sentarse.

Erlymar recuerda que a su hija le encantaba dibujar. Le envió varias cajas de colores durante su estadía en EEUU y siempre le mostraba lo que hacía (Foto: Alejandro Cremades)

Erlymar estuvo varios minutos observando la estructura desde la planta baja porque Carlos Herrera -su esposo- y Lorena Milazzo, su suegra, le negaron la entrada:“La mamá y él decían que no me podía llevar las cosas todavía, que yo necesitaba descansar, que yo necesitaba estar tranquila y hasta el sol de hoy no he podido retirar las cosas de la niña, de mi bebé y las mías, que todavía están en ese apartamento”, dice.

Lo único que Carlos Herrera y Lorena Milazzo le entregaron a Erlymar Romero fue el celular de la niña. Sin embargo, había algo que le llamó la atención.

En la noche, el proceso para hacer el servicio funerario estaba completo: “A la niña ya la habían entregado. Ya él había buscado la funeraria que era de un familiar suyo. Ya el cuerpo lo habían arreglado. Todo. Él siempre fue quien manejó todo, quien llevó todo con el CICPC».

Cambio de versiones y actitudes confusas

El funeral de la niña se hizo en Aragua porque es el estado originario de la familia de Erlymar Romero.

Durante el traslado del cuerpo, Carlos Herrera y Lorena Milazzo dudaron en asistir al funeral. Erlymar recuerda que los cuestionó y al final accedieron, pero sus actitudes y comportamientos eran extraños.

Carlos y su madre cambiaban las versiones de la muerte: “Una vez decían que ellos escucharon el golpe y se pararon corriendo. Otra, que Carlos escuchó el golpe y se paró corriendo y gritaba el nombre de la niña. ¿Por qué de una vez la buscaba a ella? Yo no entendía».

También notó algo más: «Nunca se acercaban al ataúd. Nunca los veías llorar, lo que tú sientes cuando a alguien le duele, cuando alguien sufre. Eso no pasó (….) Y me di cuenta de que los llamaban, y se alejaban (…) Mi familia y yo siempre estuvimos con ellos porque ellos fueron los que vivieron eso y hasta ese momento creíamos que era un suicidio».

La hija de Erlymar tenía varios peluches, pero la jirafa y Olaf eran sus favoritos . Foto cortesía: Erlymar Romero

De los dos, quien más llamó la atención fue Lorena Milazzo. La mujer nunca se acercó a la urna durante el entierro y solo se enfocó en su nieto, el hijo menor de Erlymar con Carlos Herrera: “Yo pedí que por favor un familiar fuera a agarrar al bebé para que ella viniera a estar con la niña y no quiso”.

Horas después del entierro, Carlos se acercó a Erlymar y le informó que se iría el viernes 28 de enero a Caracas para asistir a una boda comunitaria junto a su madre.

Ella le preguntó si no podía faltar y Herrera respondió que era el testigo: “¿Cómo tu esposo, el hombre que vivió cinco años contigo, con tus hijas, y se acaba de morir la niña, te va a decir que se va a una boda?”.

Y así fue. Carlos Herrera y Lorena Milazzo se regresaron, pero también lavaron las sábanas y ropa de la hija de Erlymar, algo que expresamente ella pidió no tocar.

Una madre cómplice

Aquella actitud que Erlymar Romero cuestionó en privado con sus hermanas, cobró sentido el lunes 31 de enero de 2022. Un día antes, el 29 de enero, el equipo de investigación de la Dirección de Investigaciones Penales (DIP) le informó que debía dirigirse a Caracas para entregar la documentación del traslado del cuerpo de la niña.

A la cita fue acompañada por su hermana Angélica y por Carlos Herrera.

Mientras esperaba su turno, Erlymar vio que Lorena Milazzo llegó a las instalaciones del DIP: “Me quedé muy extrañada al ver a la señora. Ella estaba en una actitud muy nerviosa, y yo le digo que qué hace allí si estaba en Charallave, y me responde: ‘Yo tengo que venirlos a acompañar a ustedes porque esto no le compete al DIP’”.

Una alerta se disparó en Erlymar. Pero antes de que pudiera seguir procesando la información, el oficial del DIP la llamó para que entrara a su oficina, sola.

En ese momento le mostraron las pruebas que confirmaban que su hija había sufrido abuso sexual y otro tipo de lesiones. Afirma que se paralizó mientras el oficial pasaba los documentos y le señaló que los culpables estaban afuera.

El policía pensó que se trataba de Angélica y Carlos, pero Erlymar le aclaró que la noche de la muerte en el apartamento estaban únicamente cuatro personas: Carlos, su madre Lorena Milazzo, el niño de un año de edad y la víctima.

Erlymar semana a semana va a la fiscalía para conocer cómo avanza el caso de su hija. Ahora espera el inicio de la fase de juicios. Foto: Alejandro Cremades

“Mi hermana no estaba allí. Mi hermana vivía en Aragua”, aclaró Erlymar. No obstante, el oficial insistía en que había una tía en el apartamento.

Y ella le explicó de quién se trataba: la tía era Gabriela Herrera -hermana de Carlos- quien estuvo en ese apartamento hasta el 20 de enero, fecha en la que viajó rumbo a Argentina.

«Las únicas personas que estaban en la noche en la que muere mi hija eran Carlos, su mamá y mi bebé”.

Después de la conversación, el policía hizo una pregunta más: “¿Dónde está la mamá de él?”. Y al indicarle que se encontraba afuera, se hicieron las detenciones por femicidio agravado y abuso sexual.

La policía arrestó a Carlos Herrera, a Lorena Milazzo y a Angélica Romero, quien salió cuatro días después de la cárcel porque se probó que no tenía culpa.

Durante ese proceso, que Erlymar recuerda con rapidez, pasó algo que le hizo atar cabos con relación a las actitudes de Carlos y su madre: «En el momento en que la arrestan (a Lorena Milazzo), escuché cuando ella le dice a la oficial: ‘Todo por culpa de esta maldita niña’. Maldijo a la niña y ahí terminé de darme cuenta”.

A partir de ese día, Erlymar decidió que el caso de su hija tendría justicia.

Un plan familiar que no fue

Erlymar Romero cuenta con tono de desilusión cuáles fueron las razones por las que se fue: «Yo me fui el 4 de julio de 2021 para poder darles asilo en Estados Unidos tanto a mi esposo como a mis hijos».

Su plan inicial, que incluso se conversó en familia, era que Carlos Herrera emigrara primero. Ella le sugirió que se fuera por caminos de frontera. Pero él se negó: «Me dijo que no, porque la que tiene visa soy yo y es más fácil. Aparte de que yo pertenecía a partidos políticos».

La hija de Erlymar también disfrutaba del maquillaje. Siempre quería maquillar a su mamá y a sus tías . Foto cortesía: Erlymar Romero

Al final, emigró ella y rápidamente comenzó a ser la proveedora de la familia de Carlos Herrera y los niños: «Mandaba para cubrir todos los gastos de ellos, tanto de él, como del niño, de la niña y hasta de la mamá y la hermana que vivían con él. Yo me hacía cargo de todo».

En paralelo, Erlymar gestionaba el asilo y los pasaportes de todos. El primero que estuvo listo fue el de la niña. El 13 de enero de 2022 se lo entregaron y lo que faltaba era una entrevista cuya cita llegaría en el transcurso del mes.

“Ella siempre contaba los días para irse. Siempre me decía que estaba emocionada, que estaba feliz porque en febrero se iba”, recuerda Romero.

“Tú no te puedes venir”

Rememorando el pasado, Erlymar cuenta que hubo episodios en los que Carlos Herrera le insistía en que no podía regresar a Venezuela:»En diciembre yo me enfermo porque tenía estrés del trabajo y porque ya quería estar con mis hijos en Navidad y él no entendía eso».

Varias veces le dijo a Carlos que deseaba volver, que no aguantaba más sin estar cerca de ambos niños y la respuesta era la misma: «No, tienes que quedarte. Tienes que seguir porque ya falta poco para irnos. Ya vamos a estar allá».

“Yo no dejé a mis hijos solos”

El caso de la hija de Erlymar se viralizó en redes sociales a principios de febrero de 2022. A pesar de ser ilegal, las fotos de la niña se hicieron públicas a la vez que surgieron varias versiones de lo que pasó. Algunos usuarios empatizaron con la situación de Romero, pero otros comentaron que eran “cosas que pasaban porque los abandonó”.

Erlymar leyó cientos de comentarios de ese tipo, y por eso explica cuáles fueron sus verdaderas motivaciones para dejar a sus hijos con Carlos Herrera y Lorena Milazzo: “Mis hermanas querían que la niña se quedara con ellas, pero ella quería estar con su hermano. No fue que yo quise dejar a la niña tirada”.

Cuenta: “La niña era muy centrada, muy madura. Ella ya iba para 12 años. Al ver a su hermano de un añito, me dice: ‘Mamá, yo soy el vínculo más cercano de mi hermano. Mi hermana está ahora estudiando en España, tú te vas unos meses y la que queda soy yo por nosotras tres. Yo me quedo con mi hermano mientras tú nos llevas’”.

Erlymar confió en que sus hijos estarían en resguardo porque en el apartamento estaban personas conocidas: Carlos Herrera, Lorena Milazzo, Gabriela Herrera.

“Yo sentía esa tranquilidad porque hicimos una videollamada con mis padres, que están en Estados Unidos y la señora Lorena dijo: ‘De aquí Sofía no va a salir. Sofía va a estar siempre con nosotros. La vamos a cuidar’”, recuerda.

Para asegurarse de que todo estuviera en orden durante su estadía en Estados Unidos, Erlymar incluso preparó documentación a través de tribunales. La colocación familiar quedó a nombre de Angélica Romero, su hermana, y de Carlos Herrera: “Mi hija nunca quedó desprotegida. Aparte, por el tribunal de menores del estado Aragua yo metí una unilateralidad de patria potestad en la cual yo estaba pidiendo la patria potestad de la niña, ya que su papá biológico no ha estado con ella desde los seis años”.

Vivir con la revictimización a cuestas

Llenos de empatía o en su contra, Erlymar Romero recuerda con claridad los comentarios que leyó en redes sociales y lo que escuchó decir a terceros: “Bueno, pero ¿por qué te fuiste? Bueno, pero ¿por qué la mamá se va? ¿Por qué el papá se va? Y hay otra parte de la población que dice que es un acto atroz (…)”.

No tiene pena de admitir que sufrió: “Antes me afectaba muchísimo. Me querían hacer sentir culpable”.

Romero piensa que aquellas personas que juzgan su posición o justifican al agresor, están equivocados: «Yo no soy la primera ni la última mujer que va a salir del país para hacer un mejor futuro para su familia. Hoy en día entiendo que no es culpable el que salió a buscar trabajo, el que salió a buscar una oportunidad para su familia».

Después de analizar su situación, algo tiene claro: “No es nada más un padrastro el que viola y que mata. Lo puede hacer un tío, un hermano, una mamá. Entonces no veo por qué la sociedad justifique el acto y culpen a la madre de lo que pasó.Antes yo vivía en una burbuja. Yo podía escuchar un caso y no me tocaba, pero hoy por hoy, puedo sentir el dolor que sienten cada una de esas madres o padres. Así como mi hija sufrió, pienso en lo que puede estar sufriendo un niño, una niña y hasta una mujer».

Por lo viral que fue el caso su hija expresa: “Las personas en las redes sociales se creen jueces de la vida de todos… Ya no permito, ni siquiera escucho ni veo los comentarios negativos. Los desecho porque nadie está en mis zapatos. A nadie le desearía vivir lo que yo estoy viviendo”.

¿Cuál es el estatus del caso?

Actualmente, el caso de la niña que fue asesinada y abusada sexualmente en el bloque 40 de Menca de Leoni está en fase de juicio. Su madre, Erlymar Romero, pidió resguardar su nombre por ser menor de edad y porque el proceso penal está abierto.

Carlos Gabriel Herrera Milazzo y Mercedes Lorena Milazzo Istúriz están detenidos, pero nunca fueron trasladados a las cárceles que les corresponde: el Rodeo III y el Instituto Nacional de Formación Femenina (INOF), ubicada en Los Teques.

Mercedes Silva, abogada de Erlymar Romero, detalla: «Ellos han logrado permanecer en comandos de la Policía Nacional. Si bien es cierto que las cárceles en Venezuela están muy llenas, en este caso específico no se trata de eso. Como la señora trabaja o trabajaba para la Secretaría de Miraflores, podemos presumir que utilizaron recursos para conseguir esos sitios de reclusión donde gozan de privilegios».

Erlymar Romero
Mercedes Silva, abogada de Erlymar Romero. Foto: Alejandro Cremades

Silva señala que durante la audiencia preliminar, la juez ratificó los delitos por los que Carlos Herrera y Lorena Milazzo fueron detenidos. Femicidio agravado, en el caso del hombre; mientras que en el caso de la mujer el cargo pasó de comisión por omisión a cómplice innecesario del delito de femicidio.

Sin embargo, la abogada no duda en resaltar algo: “Ellos en todo momento han dicho que eran los únicos que estaban con la niña cuando pasaron los sucesos”.

Sobre las pruebas y testigos de hechos previos a la muerte, Mercedes Silva indicó lo siguiente: «Se van a ventilar en el juicio y tienen relación con todo el caso».

¿Por qué hablar? Silva tiene una respuesta: “Lo que se busca es que no quede en el olvido, que se haga justicia y ellos paguen lo que tienen que pagar porque no es justo lo que le hicieron a la niña”.

Después del proceso de revictimización por parte de familiares de Carlos y de desconocidos, Erlymar Romero también tiene un objetivo parecido: “Quiero ser esa persona que ayude o que haga que las personas hablen. Quiero que no dejemos que nos silencien, que no porque otras personas tengan poder, influencia o dinero, te quieran callar o hacer como que las cosas no pasaron. Lo que se quiere es concientizar de que nada le da derecho a nadie de abusar, matar o agredir a una persona. Muchos menos a un niño, porque son indefensos».

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