«No creo que el caso del general haya dejado gravemente herida la mesa de negociaciones», afirmó el mandatario en una entrevista con RCN la Radio, el mismo día en que el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se disponen a hacer «una evaluación fría y objetiva» del proceso en La Habana, sede de los diálogos.
Las conversaciones para poner fin a un conflicto armado de 50 años, que transcurren desde hace dos años en Cuba sin un cese del fuego en Colombia, quedaron congeladas por Santos luego de que las FARC tomaran cautivo al brigadier general Rubén Alzate, quien el lunes, un día después de su liberación y al borde de las lágrimas, pidió públicamente el pase a retiro de las fuerzas militares.
«Él acudió a pedir la baja por el honor militar, y yo creo que eso es loable y respetable (…). Por eso se le aceptó la renuncia y sale con los honores propios de su cargo», dijo Santos.
Alzate, un condecorado militar con 33 años de servicio y el oficial de más alto rango caído en poder las FARC, admitió haber violado protocolos de seguridad al movilizarse de civil, desarmado y sin escoltas por una zona del selvático y remoto departamento de Chocó (oeste), donde fue capturado por guerrilleros el domingo 16 junto con la abogada Gloria Urrego y al cabo primero Jorge Rodríguez.
«Se equivocó y por eso pidió la baja», señaló Santos.
El mandatario consideró que las pláticas de paz retomarán «antes de finalizar el año», y confió en un aceleramiento del proceso que permita avanzar hacia el acuerdo final tras haberse logrado consensos parciales en tres de los seis temas en agenda.
«Esto no es ninguna ruptura de nada. Las FARC secuestraron a una civil como es la abogada Gloria Urrego y eso era totalmente inaceptable», puntualizó el presidente.