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Reunión de familias rotas: lo que significa para los cubanos el deshielo con EEUU

Muchos salieron en balsas hacia las costas de Florida y dejaron en Cuba a sus familias. Desde ayer las posibilidades de un reencuentro aumentaron con la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Cuba.

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Fotografía del archivo de AP

El 17 de diciembre el piso se les movió a los cubanos. La noticia del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos fueron seguidas por reacciones de sorpresa e inmediata felicidad. Ahora, muchas familias cubanas rotas por viajes en balsas hacia las costas de Florida se podrán reencontrar después de décadas. 

Los expertos no son los únicos que opinan que esto traerá consecuencias positivas. Los cubanos Pedro González, Gerardo Ortiz Vásquez, Virginia Aponte y Jessica Pérez cuentan lo que significa para ellos el acontecimiento más esperado por los habitantes de la ilsa caribeña.

El economista Pedro González -70 años- dijo que «personalmente para él» esto no le afecta porque él no tiene allegados en EEUU, pero que a la familia cubana sí: «Es difícil no encontrar una familia cubana que no tenga a alguien en Estados Unidos».

También el ingeniero mecánico Gerardo Ortiz Vásquez -36 años- habla sobre los parientes que ya ni se reconocerían si se vieran del tiempo que llevan apartados. A pesar de considerar que la ideología socialista es «perfecta en teoría», opina que en la práctica no. Ortiz se vino a Caracas a finales del 2012 y dejó a su hijo de 11 años en Cuba porque allá no estaba siendo bien remunerado:

«Me vine para emprender -los cubanos somos gente emprendedora- y para perseguir mis ambiciones. Allá me sentí ahogado. (…) Después de tantos años, no podía vivir con los ojos cerrados».

El ingeniero, lamenta que le haya tomado tanto tiempo al gobierno cubano darse cuenta de sus errores: «Lo que más me duele es que se hayan dado cuenta después de 60 años que no se puede mantener un pueblo tan controlado».

La directora de teatro Virginia Aponte -67 años- también lamenta que tuvieron que pasar 56 años -exactamente- para que el gobierno cubano se diera cuenta del deterioro en el que estaba el país. Asimismo, insistió en que no se debe olvidar a los que padecieron con sangre la revolución. Sus padres estaban presos y la mandaron de 14 años a Venezuela con sus dos hermanos.

Los cuatro cubanos coinciden en que esta decisión del presidente estadounidense beneficiará a todos. La periodista Jessica Pérez estima que ahora los cubanos tendrán una mejor vida porque no estarán «tan sometidos como antes».

González dijo que se sintió muy bien, muy contento y habló sobre su especialidad -la economía:

«Esto debió haber pasado hace años. El mercado natural de Cuba es Estados Unidos por la cercanía. El intercambio cultural y económico siempre había sido grande antes del ‘bloqueo'».

Ortiz calificó el embargo económico como una medida «cruel» que ha afectado sobre todo el área de la salud y no ofrece una opinión muy positiva sobre Estados Unidos. Culpa al país norteamericano de ser en parte responsable de la crisis que afecta a los habitantes la isla. Considera que la política es «muy manipuladora, muy cochina». Por esto sobre las consecuencias político-económicas del deshielo se declara escéptico; tiene que «ver para creer» porque EEUU es un país muy imponente y probablemente querrá implantar condiciones. En su caso, la cautela tomó la alegría de la mano.

145 kilómetros separan muchas familias cubanas. La materialización de la medida acordada por los presidentes de Cuba y Estados Unidos es la inauguración de la embajada estadounidense en La Habana, lugar donde probablemente se emitirán visas que permitirán el esperado reencuentro.

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