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Hillary Clinton encara el segundo debate demócrata con sondeos a su favor

Hillary Clinton, favorita para la candidatura demócrata a la Casa Blanca en 2016, afronta este sábado el segundo debate televisado de su partido con las encuestas muy a su favor, aunque no podrá dormirse en los laureles ante sus adversarios, que han pasado al ataque en las últimas semanas.

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Clinton intentará repetir el éxito cosechado en el primer debate, celebrado el pasado 13 de octubre, frente a su principal rival, el senador independiente por Vermont, Bernie Sanders; y el tercero en discordia, el exgobernador de Maryland Martin O’Malley.

El duelo dialéctico, que durará unas dos horas y televisará la cadena CBS a partir de las 02:00 GMT (del domingo), tendrá lugar en el Auditorio Sheslow de la Universidad de Drake, en Des Moines (estado de Iowa).

Ese estado tiene un especial significado electoral, porque el calendario de primarias empezará a principios de febrero próximo con los «caucus» (asambleas populares) de Iowa, cuyos resultados dan una primera pista de qué candidatos pueden ganar en julio la nominación presidencial en las convenciones nacionales de sus partidos.

Mal que le pese a la exsecretaria de Estado, Iowa no le trae recuerdos alentadores, ya que allí quedó, en los «caucus» de 2008, en un decepcionante tercer puesto, detrás de Barack Obama, quien a la postre ganó las elecciones presidenciales, y John Edwards.

En su segundo intento por alcanzar la Presidencia, las encuestas sonríen, de momento, a Clinton en Iowa, donde aventaja a Sanders y O’Malley en 17 y 46 puntos, respectivamente, según la media de sondeos que elabora el diario «The Huffington Post».

En clave nacional, la también exprimera dama cuenta con el respaldo del 52 por ciento de los votantes demócratas, frente al 33 por ciento de apoyo que obtiene Sanders y el 5 por ciento de o’Malley, según una encuesta divulgada este jueves por la CBS.

Aparte de esas cifras positivas, Clinton encara el segundo debate animada por un buena racha que comenzó el pasado 13 de octubre, con su brillante actuación en el primer debate demócrata televisado.

La fortuna se alió también con ella cuando el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, anunció el 21 de octubre que no se postulará como candidato a la nominación presidencial demócrata.

Un día después, la precandidata testificó durante once maratonianas horas ante el comité del Congreso de EEUU que investiga el ataque al consulado estadounidense en Bengasi (Libia) del 11 de septiembre de 2012, en una comparecencia de la que salió airosa.

Asimismo, Clinton parece haber dejado atrás, por ahora, la polémica del uso de un correo electrónico privado para abordar asuntos de interés nacional cuando era secretaria de Estado (2009-2013), que el verano pasado lastró su popularidad.

Ante esa tesitura, Sanders y O’Malley han optado en las últimas semanas por acentuar sus críticas contra la exprimera dama, táctica que probablemente seguirán en el debate.

«Es muy importante para Bernie demostrar en Iowa que él es un candidato nacional fuerte que puede competir con Hillary», admitió esta semana Tad Devine, asesor de la campaña de Sanders, quien se define como un «socialista» al estilo de la socialdemocracia escandinava y representa al ala izquierda del partido.

En el debate del 13 de octubre, Sanders dio un respiro a Clinton al afirmar que «el pueblo estadounidense está harto y cansado» del escándalo de los correos electrónicos, pero desde entonces ha adoptado un tono más combativo al cuestionar si el manejo del email -que investiga el FBI- puso en riesgo información clasificada.

Por su parte, O’Malley también ha endurecido su retórica y esta misma semana reprochó a Clinton utilizar este lunes, en un mitin en New Hampshire, la expresión «inmigrantes ilegales» (ofensiva para mucha gente en este país) en vez de «inmigrantes indocumentados».

«Ante una audiencia, ella habla de la necesidad de una reforma migratoria (…). Ante otra audiencia, ella usa el término ‘inmigrante ilegal'», aseveró el exgobernador, que esta semana se ha reunido con inmigrantes latinos en busca del voto hispano, fundamental para vencer en los comicios presidenciales.

Tanto Sanders como O’Malley han manifestado también su escepticismo sobre los planes de Clinton para regular Wall Street y evitar una crisis financiera como la que azotó al país en 2008, que provocó la mayor recesión económica en siete décadas.

Quizás sea O’Malley quien más necesidad tenga de hacerse notar en el debate, debido a sus malos resultados en las encuestas, de ahí que se aguarde con expectación su esperada ofensiva contra sus rivales.

Frente a sus dos adversarios, Clinton podría optar por marcar diferencias con los aspirantes de la oposición republicana, a fin de reforzar la percepción de que ella es la mejor candidata del Partido Demócrata de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

El ganador de los comicios, que se celebrarán el 8 de noviembre de 2016, sustituirá en la Casa Blanca al demócrata Barack Obama, quien llegó al poder en 2009 y se convirtió en el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos.

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