El narcotraficante mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán estuvo en dos ocasiones en Estados Unidos tras la fuga que protagonizó en julio de 2015, según reveló este viernes la hija mayor del capo, Rosa Isela Guzmán Ortiz.
En una entrevista que publica hoy el diario británico The Guardian, Guzmán Ortiz asegura que funcionarios mexicanos ayudaron a su padre a cruzar la frontera para visitar a familiares, tras escapar del penal de máxima seguridad de El Altiplano, en el Estado de México, a través de un túnel de 1,5 kilómetros.
La hija del narcotraficante, que se convirtió entonces en uno de los fugitivos más buscados del mundo, señala en su primera entrevista con un medio de comunicación que políticos mexicanos aceptaron donaciones de «El Chapo» para sus campañas electorales, lo que le sirvió, según su versión, para facilitar su huida.
«Mi padre no es un criminal. Es el Gobierno el que es culpable», dijo Guzmán Ortiz, de 39 años, que mantuvo diversas conversaciones con periodistas de The Guardian con el beneplácito de El Chapo, de 61 años.
La hija del líder de uno de los sindicatos de la droga más lucrativos del mundo comenta que su padre estuvo a finales de 2015 en su casa de California (EEUU), donde vive con sus cuatro hijos.
«El Chapo» mantiene diversos lazos familiares en Estados Unidos, país natal de su tercera esposa, la antigua reina de la belleza Emma Coronel.
Guzmán Ortiz no desvela en la entrevista detalles de cómo «El Chapo» logró cruzar la frontera estadounidense sin ser detectado.
«Yo le pregunté lo mismo, créame. Lo único que sé es que mi padre le encargó a su abogado que entregara algunos cheques para campañas (políticas) y pidió que se le respetara», señala, al tiempo que indica que su familia está considerando publicar copias de esos cheques junto con los nombres de funcionarios y políticos que los aceptaron.
«Si hay un pacto, no lo respetan. Ahora que lo han capturado dicen que es un criminal, un asesino. Pero no decían eso cuando pedían dinero para sus campañas. Son unos hipócritas», asevera la hija del traficante.
Al día siguiente de la fuga de «El Chapo», el presidente de México, Enrique Peña Nieto, tachó lo sucedido como una «afrenta» para el país y anunció una «investigación a fondo para determinar si ha habido servidores públicos en complicidad o involucrados» en la huida.
La Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA) ofreció una recompensa de 5 millones de dólares (4,5 millones de euros) por cualquier información que condujera a su captura.
A principios de enero, el narcotraficante fue detenido en Sinaloa, en el noreste de México, una de las cunas del tráfico de drogas en Norteamérica.
«El Chapo» había logrado notoriedad internacional con una primera fuga de prisión en 2001, cuando huyó de la cárcel de Puerto Grande, en Guadalajara, oculto en un carro de la lavandería.
En aquella ocasión permaneció más de una década en paradero desconocido para las autoridades, que le capturaron en febrero de 2014, también en Sinaloa.