La guerrilla de las FARC lleva más de medio siglo en las pesadillas de los colombianos y estuvo a punto de poner en jaque al Estado, todo ello con el objetivo de establecer un régimen comunista a imitación de la Unión Soviética.Pese a la cercanía con el modelo cubano, las FARC nacieron en 1964 vinculadas a la violencia política que comenzó en el país tras el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, crimen que fue el detonante de unos disturbios que entraron para la historia con el nombre de «El Bogotazo».
Tras ese hecho, el Gobierno conservador de la época desató una persecución sistemática contra los liberales, algunos de los cuales se organizaron en forma de autodefensas campesinas.
En esos grupos comenzaron a influir notablemente los comunistas hasta la creación oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una guerrilla de ascendencia marxista-leninista que decidió no entregar las armas tras la violencia partidista de los años cincuenta.
El hito fundacional fue la denominada «Operación Soberanía», desarrollada por las Fuerzas Armadas de Colombia contra la «República de Marquetalia», una zona al margen de la autoridad del Estado en la que el grupo se había atrincherado en el departamento del Tolima.
Los dos líderes de esa guerrilla, Pedro Antonio Marín, alias «Manuel Marulanda» o «Tirofijo», y Luis Alberto Morantes Jaimes, alias «Jacobo Arenas», fueron los dos fundadores oficiales de las FARC tras el fin de Marquetalia.
En ese momento, e impulsados por el éxito posterior de la Revolución Cubana, iniciaron una lucha cuyo objetivo era instalar un Estado comunista.
Muchos de sus cuadros comenzaron a acudir a la extinta Unión Soviética y allí se formaron en la guerra de guerrillas, así como en la doctrina marxista-leninista.
Impulsados por las reflexiones de Jacobo Arenas sobre el pensamiento del Libertador Simón Bolívar agregaron a sus principios el «antiimperialismo, la unidad latinoamericana, la igualdad y del bienestar del pueblo». También propugnaron por la creación de «un auténtico Ejército Bolivariano», según sus estatutos.
En 1982, en su Séptima Conferencia, las FARC asumieron la directriz de combinar «todas las formas de lucha», lo que incluye la política y la armada. Entonces añadieron las letras EP (Ejército del Pueblo) a sus siglas.
En ese año plantearon una política de multiplicar sus frentes para llegar a tomar el poder en la década del noventa.
El apogeo lo alcanzaron en esos años, cuando en una sangrienta toma que duró tres días y dejó decenas de muertos entre militares, policías y civiles, llegaron a tomar Mitú, capital del departamento selvático del Vaupés, y algunos de sus frentes hicieron ataques a solo unos kilómetros de Bogotá.
En el siglo XXI, con la llegada al poder de Álvaro Uribe, comenzaron a perder influencia y territorios hasta que en 2012, ya debilitadas por los golpes militares, acudieron a la negociación de paz propuesta por su sucesor, el presidente Juan Manuel Santos, diálogos que culminaron el pasado miércoles y que pasado mañana darán paso a un alto el fuego bilateral y definitivo después de 52 años.
El Estímulo
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