Michel Temer juró este miércoles ante el Congreso Nacional como nuevo presidente de Brasil, un cargo al que fue alzado por la destitución de la mandataria Dilma Rousseff, decidida apenas unas horas antes por el Senado.
«Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución de la República, observar sus leyes, promover el bien general del pueblo brasileño y sustentarle la unión, la integridad y la independencia de Brasil», dijo Temer, quien era vicepresidente de Rousseff y la sustituyó interinamente el 12 de mayo, cuando esta fue suspendida de sus funciones.
Tras este acto, Temer gobernará hasta el 1 de enero de 2019, cuando vence el mandato para el que había sido reelegida Rousseff en octubre de 2014.
En la mesa de la dirección del Congreso, Temer fue flanqueado por los presidentes del Senado, Renán Calheiros, de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, y de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, quien dirigió las sesiones del juicio político contra Rousseff en su condición de garante constitucional del proceso.
El acto fue «rápido y sencillo», sin discursos, tal como se hizo en 1992 con la toma de posesión de Itamar Franco, quien sucedió a Fernando Collor de Mello después de que este también perdió el poder, en ese caso en medio de un grave escándalo de corrupción.
Por su parte, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó que la destitución de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil es una «apología» al abuso y la traición que recuerda las «horas más oscuras de nuestra América».
El mandatario ecuatoriano, en su cuenta de Twitter, mostró su preocupación por lo ocurrido hoy en Brasil y expresó su solidaridad a Rousseff.
Lo ocurrido hoy en Brasil contra Dilma es «una apología al abuso y la traición. Retiraremos nuestro encargado de la embajada» de Ecuador en Brasilia, escribió Correa, que guarda afinidad ideológica con Rousseff y con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, ambos del Partido de los Trabajadores.
«Toda nuestra solidaridad con la compañera Dilma, con Lula y con todo el pueblo brasileño. ¡Hasta la victoria siempre!», concluyó el mandatario ecuatoriano.
El Gobierno de Ecuador anunció que llamará a consultas al encargado de negocios de su embajada en Brasil tras la destitución de Rousseff, que consideró ilegítima y tildó de «golpe de Estado solapado».
Entre tanto, Argentina manifestó que «respeta» el «proceso institucional» de Brasil luego de que Dilma Rousseff fuera destituida por el Senado de ese país como presidenta y renovó su «deseo» de «continuar» trabajando con el Gobierno del ya jefe de Estado efectivo, Michel Temer.
«Ante los sucesos registrados el día de hoy en Brasil, el Gobierno argentino manifiesta que respeta el proceso institucional verificado en el hermano país», señala un comunicado difundido por la Cancillería argentina.
Además, el Gobierno presidido por Mauricio Macri «reafirma su voluntad» de continuar «por el camino de una real y efectiva integración» en el marco del «absoluto respeto por los derechos humanos, las instituciones democráticas y el derecho internacional».
«En este sentido, Argentina renueva su deseo de continuar trabajando con el Gobierno de Brasil para la resolución de los temas de mutuo interés de las agendas bilateral, regional y multilateral, así como para el fortalecimiento del Mercosur», concluye el comunicado.
Mientras, Nicaragua condenó «el golpe de Estado parlamentario» que considera dio el Senado brasileño al destituir definitivamente del cargo a la presidenta Dilma Rousseff.
«Esta mañana (miércoles) se conoció la culminación del proceso de separación, proceso que en su momento nuestro Gobierno condenó por considerarlo injusto, realmente es una destitución», señaló la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, en un mensaje leído a través de medios oficiales.
La funcionaria refirió que esa destitución «se ha catalogado también como un golpe de Estado, un golpe parlamentario, que ha separado de la presidencia a la hermana, compañera Dilma Rousseff».
El presidente de Bolivia, Evo Morales, también se pronunció sobre lo que considera un «golpe parlamentario» en Brasil contra la mandataria de ese país, Dilma Rousseff, y convocó a su embajador en Brasilia, José Antonio Kinn.
«Condenamos el golpe parlamentario contra la democracia brasileña. Acompañamos a Dilma, Lula y su pueblo en esta hora difícil», dijo Morales en su cuenta de Twitter @evoespueblo.